chapter Four

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--Ya, quedaste expetacular-- Dijo Bill agarrando su brocha de maquillaje nuevamente y juntando sus manos.

Gire la silla hacia el espejo del tocador de Bill y me sorprendí al ver el gran trabajo realizado por este mismo.

--¡Bill, quedó hermoso!!-- Grité emocionada, yo seguía inspeccionando cada parte de mi rostro.

--Lo sé nena, no me agradezcas, siempre estaré en lo que pueda-- Hablo, la verdad el era un chico super amable a pesar de estar dentro de una mafia súper reconocida y tener un hermano muy hijo de puta.

Me levanté del asiento y abrace a Bill, el tardo unos segundos en corresponder el abrazo pero aún así lo hizo.

--Ve linda, anda a arreglar tu melena-- Le sonreí y salí rápidamente de la habitación. Estaba muy contenta de tener este maquillaje ya que mi estilista personal, los hacía súper exagerados.

Camine por el largo y grande pasillo hacia mi habitación.

--¡¿Qué te pasa idiota?!-- Choque con una chica. La chica hablaba alemán, no le entendí correctamente

--Lo siento-- Dije elevando mi mirada hacia la chica. Dije eso ya que por su expresión estaba enojada.

Era una rubia de ojos azules y media alta, de unos 1.78, tenía tacones rojos y un vestido blanco de tirantes fino que dejaban ver sus grandes senos. Mm, eso me agrada.

--¡¿Quién eres?! ¡Otras perras de Tom o de algún otro, seguro!-- me gritó. Eso ya no iba a tolerar.

--Primero, no es ninguna perra de nadie, segundo no le grites y tercero ¿Quién carajos eres tu?-- Esa voz me hizo súper reconocida, la voz chillona no dejaba de molestarme.

No entendí bien de lo que dijo Tom, ya que era Tom. Empezaron hablar en alemán y no comprendía. Yo seguía en el medio de estos dos.

--Soy, la chica que le pediste a Jack-- Soltó la muchacha. ¡Dios, seguía sin comprender!

--Ve abajo-- Volvió hablar Tom. --Linda, está es una de mis perras, pero, no la trates mal porque es de mi propiedad-- Soltó tomando de mi barbilla y dejando un beso en mi mejilla derecha a lo que no dude en quitarlo al segundo.

--Vete a la mierda Kaulitz-- Me sentía enojada ¿Triste? O.... ¿Celosa? No, no, no, eso no.

--¿Te dije que eras linda? Pues, mentí, estás divina, hermoso maquillaje y... Presioso conjunto-- fue lo último que hizo para luego irse por el gran pasillo que aún me quedaba a unos pasos de mi habitación.

Cuando Tom se dió la vuelta para irse, le saque el dedo del medio y lo maldije en Argentino. La verdad ya no me sentía tan cómoda hablando Inglés. Me hartaba, nose si enseñarle a Tom hablar Español o yo aprender a hablar Alemán.

Camine hasta mi dichosa habitación, quería descansar, mis pensamientos me invadieron al pensar en mi madre, la verdad la extrañaba. Llegué a la entrada al cuarto, tome la manija redonda de color morado y abrí. La luz del atardecer iluminó mi rostro, cerré un poco los ojos al ver la luz del sol pegar justamente en mis pupilas. Entre a la habitación y cerré la puerta de tras mío. Fui directamente hacia la cama y volví a tumbar en esta.

Tenía tantos recuerdos de mi madre que aún me dejaban con la sonrisa desde el primer día de lo sucedido. Recuerdo que cuando yo tenía 8 años, yo lloraba porque me habían rechazado, un niño que ahora no recuerdo bien su nombre, recuerdo que ese día, mamá me consoló toda la noche, yo lloraba porque me sentía fea. Digamos que ese crush que tenía de pequeña fue mi primer amor verdadero... Y no correspondido.

Una risita salió de mi boca, como decía, esos recuerdos aún me dejan con la misma sonrisa brillante desde lo sucedido.

Levanté mi cuerpo acostado de la cama para sentarme en la silla del tocador. Agarré una plancha para el cabello, come del cable y la enchufe en el primer interruptor que ví, prendí está y la dejé que caliente. Mientras tanto yo peinaba mi cabello para desenredarlo y tomar la mitad y atar mi cabello.

I'm not afraid of you | Tom Kaulitz | Tokio Hotel Donde viven las historias. Descúbrelo ahora