XXXII: FEBRERO

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Beomgyu se aferro fuerte a las sábanas para no perder el equilibro, pero aun así, estaba derrotado ante Taehyun.

Pronto perdió su equilibrio enterrando su rostro en la almohada, aún que su brazo estaba siendo jalado hacia atrás con fuerza por Taehyun.

Dolía, pero era placentero, el amor no sólo era ser cariñoso, lento y cuidadoso.

También trataba de entenderse uno al otro, la forma en la que únicamente ellos sabían satisfacerse, el que Taehyun supiera exactamente como joder a Beomgyu, y que Beomgyu supiera justamente cómo moverse.

Todo eso los unía como uno solo, eso los hacía entenderse.

Finalmente, Taehyun termino en Beomgyu con una última embestida fuerte llegando hasta su punto dulce provocando que el menor se corriera por segunda vez.

Dejando salir de su boca un especie de grito placentero que fue curiosamente largo.

Acompañado de algunos quejidos y jadeos profundos, el cuerpo tembloroso de Beomgyu cayo por completo y lo único que sintió fue a Taehyun dejando un beso por su nuca.

Ahora estaba recién bañado, oliendo a su crema favorita envuelto en su toalla favorita, tan suave que lo mantenía caliente a pesar de que aún estaba ciertamente húmedo y afuera ya yacía un ligero frio, estaba acurrucado en el pecho de su chico, aferrándose a él sin moverse ni un solo centímetro.

—Beomgyu.

El no respondió, solo un vago sonido inaudible de sus labios atrapados en el pecho de Taehyun salió.

—¿Sigo gustándote?

El castaño alzó su rostro y con una sonrisa cálida lo miró.

—Obvio que si, siempre voy a estar enamorado de ti, me gustas, te amo, Taehyun.

Mientras hacía aquella confesión Taehyun sostenía el rostro del menor con una mano en su mejilla, lo estaba mirando encantado, apreciando su belleza.

Por su parte, Beomgyu no entendía exactamente porque Taehyun lo miraba en silencio, pero el que sus ojos estuvieran tan grandes y brillosos lo hacía feliz, porque con ese rostro analítico que llevaba Taehyun parecía que estaba tratando de buscar la solución al perfecto rostro de Beomgyu.

—Solo hoy, solo hoy... solo hoy Taehyun...

Habló para sacar a el pelinegro de su análisis y darle un pequeño beso, muy pequeño, un "pico".

—Solo hoy.

Repitió el mayor, volviendo a besarlo, esta vez no un simple beso, uno más profundo y lleno de amor.

Así transcurrió la noche, lleno de pequeños abrazos, besos y acurrucadas.

Pero hoy, una mañana del 12 de febrero, Beomgyu había despertado completamente solo.

Lloró, gritó, pataleó como un niño pequeño hasta que su hermano vino a calmarlo, estaba apunto de explotar, no podía dejar de llorar.

—¡Beomgyu! ¡Cálmate! ¡Mamá!

Gritó Yeonjun al verse incapaz de retener a su hermano con sólo las manos, incluso Beomgyu accidentalmente lo había golpeado.

—¡Taehyun ya no esta aquí! ¡Se fue en la madrugada!

—¡No, no, no Yeonjun! No quiero... no...

De la nada, Beomgyu dejo de hacer fuerza, cuando vio el saco que uso Taehyun el día que llegó a su casa en el ropero y a un lado, una flor de cerezo.

—Perdón.

































Esta vez, una mañana del 12 de febrero, pero ahora habían transcurrido los años, ya no era el mismo 12 de febrero.

Beomgyu sostenía su celular en su oficina, con una hermosa vista hacia todo Seúl, estaba viendo las noticias recientes del país por "mera curiosidad".

Yang Jungwon, hijo de uno de los dueños de bares más grandes de todo Sur Corea, está ahora en un matrimonio homosexual.

"Estamos en nuevos tiempos, a mi padre no le importa, y esto no me va impedir heredar el negocio, ¡amo a Kang Taehyun!"

Fueron las palabras del recién casado, al parecer está felizmente casado con Kang Taehyun, un chico que frecuentaba el bar de su padre.

¿Un amor de copas?

Reconocemos las palabras de Yang Jungwon, nadie en todo Corea lo ha juzgado por su nuevo matrimonio, los tiempos cambian, ¿no es así?

Incluso Choi Beomgyu, hijo de los importantes dueños de la compañía de la empresa tecnológica que todos conocemos, se casará pronto con Huening Kai, ¡esperamos ansiosos su boda!"

Apagó el teléfono, trago grueso y lo guardo en el bolsillo de su saco.

—Beomgyu, cariño, ¿estás listo?

Un rubio hermoso entró a su oficina, su comprometido Huening Kai.

—Sí, estaba revisando algo.

Beomgyu se volteo y lo recibió en un pequeño abrazo.

—¿Sabes que día es hoy?

No, no sé, no quiero que sea 12 de febrero.

Hoy me ascienden, hoy heredaré la empresa—agarró gentilmente el mentón del menor—, y tu, tan pronto como te cases conmigo lo vas a hacer junto a mi, como mis padres.

—Así es... eso me pone tan feliz...

Kai, abrazo con fuerza a su novio y dejó un beso cerca de su comisura.

—Te amo.

—Yo también te amo.




























No se porqué, pero me di cuenta muy tarde, demasiado tarde que lo amaba, ahora, ya no puedo permitirme aquello, ya no puedo.

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