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Chicago, Illinois.

—¡¡¡Amiga no sabes lo feliz que me hace el volver a verte!!! —. Dijo emocionada Karen al abrazar a Candice.

—A mí también me hace muy feliz... ¡Oye!, te ves preciosa.

—¿Tú crees? —La modelo le preguntó con seriedad—. Siento que debo bajar más de peso, ya sabes, por mi trabajo.

—Yo te veo increíble—. Candice le guiñó un ojo—. Pero pasa por favor, y me cuentas en que proyectos andas ahora—. Ayudó a su amiga con el pequeño equipaje, e ingresaron al apartamento.

—¡Vaya... Sí que es divino... ¡Y muy lujoso! —Exclamó la modelo con cada paso que daba dentro del lugar—. Debo elogiar tu buen gusto amiga.

—No debes hacerlo, en realidad, mi hermano fue quién se encargó de todo.

—¿Will? —Curiosa preguntó.

—Sí, y te repito tiene novia—. La joven pediatra entornó los ojos, porque su amiga tiempo atrás venía insistiendo en querer conocer al mayor de los hermanos Ardlay. Luego ordenó —¡Alexa, enciende las luces del living room!

Alexa respondió —Encendiendo las luces del living room.

Karen también ordenó —Alexa realiza una llamada a Will...

Alexa respondió —Claro, llamando a...

—¡¡¡Alexa, corta la llamada y cállate!!! —Gritó Candice y la llamada finalizó. Karen soltó carcajadas al ver a su amiga fingiendo seriedad, al final ambas se rieron de sus tonterías.

—Karen, ya deja de preguntar por mi hermano. Además, no sé por qué andas necia en querer conocerlo, si andas con Steves.

—El vaquero no...

—¿No qué? Cuéntame qué ha pasado...

— Candy, ven, siéntate. Tengo mucho que contarte.

—Espera, solo te traigo algo de beber, ¿qué se te antoja?

—Alexa, dime si en este lujoso y despampanante apartamento hay cerveza—. Karen volvió a molestar.

El aparato inteligente respondió —Lo siento, no tengo esa información, prueba con otra pregunta.

—¡Claro que tengo! —La pecosa le guiñó el ojo—. Ahora las traigo.

Karen se acomodó en el sofá, sin dejar de observar cada detalle del lugar, estaba fascinada.

—Toma—Candice le pasó una botella y colocó snacks en la mesita del centro.

—Gracias amiga. Oye, esas maletas son tuyas, ¿verdad? ¿Hoy te ibas a mudar a la mansión?

—Sí, cuando me llamaste estaba terminando de empacar.

—En verdad, lamento mi imprudencia, pero quise darte la sorpresa.

—No te preocupes, ya avisé a mi tía abuela que tengo visita y seguiré unos días más acá.

—No te molestes Candy, en realidad, mi visita es como la de un cometa, me voy mañana mismo.

Candice apartó su botella de cerveza y abrió los ojos con asombro —¿Cómo? ¿Tan pronto?

—Sí, es que en tres días debo viajar a Milán, tengo que grabar unos comerciales, y luego, me quedaré en unas actividades de beneficencia.

—Mmm... Comprendo. Bueno, en vista de que tenemos el tiempo contado, suelta el chisme completo, con lujos y detalles.

—Ah, hablas de Tom... Pues, ya sabes, después de que ustedes se vinieron del viñedo, mis vacaciones se fueron al traste, porque el odioso de Graham, se la pasó todo el tiempo hablando de números, y esas cosas aburridas. Prácticamente él acaparó toda la atención de Steves. La verdad, sin ustedes se acabó la diversión y cuando volvimos a Nueva York, al principio nos manteníamos bastante comunicados, ya luego, por mis viajes, nos distanciamos. Aunque te seré sincera amiga, Tom es muy especial, cada vez que hablo con él hace que me olvide de todo y quiera solo ir a California para estar a su lado. Pero...

♡_TU AMOR ME SABE BIEN_♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora