☯️Eclipse...☪️ |KookMin SAGA: ¤Eclipse ¤ #1

Cinco.

Un pequeño con importancia.

A veces, tendemos a dar señales o recordar indicios que han marcado nuestra vida. Puede ser de forma positiva, pero las hay también de forma negativa. Lamentablemente para muchos, las que se guardan con mayor frecuencia son las negativas, y por ello la mayoría del tiempo nuestro subconsciente nos hace olvidar la etapa completa en la que vivimos aquello, aunque no siempre es así.

Para Jimin, llorar en aquel parque de juegos, a escondidas de sus madres y hermanos, era normal. Sus hermanos siempre jugaban con algunos amigos que tenían y estos le daban un poco de miedo porque eran bruscos con él, al ser más grandes. Jimin siempre se alejaba y les aseguraba a sus madres que jugaría con sus nuevos amiguitos que tenía en el parque.

Las madres, por algún motivo que se desconoce nunca lo cuestionaban. Jimin aseguraba que detrás de aquella caja de arena, sus amigos lo esperaban. Si tan solo algunas de las dos lo hubieran seguido para asegurarse, se hubieran dado cuenta que aquello era mentira. A Jimin todos los niños lo rechazaban en aquel parque, todos decían que era muy llorón, que era débil o feo. Y había perdido la cuenta de las veces que se había echado a llorar.

Si a Jimin le preguntaran sobre aquellos tiempos, él diría con seguridad que no recordaba absolutamente nada, tenía a lo mucho unos tres o cuatro años. Sus madres no se preocupaban porque cuando el pequeño rubiecito regresaba con ellas, les sonreía brillantemente. Y nunca se animó a decirles lo que en realidad pasaba.

Por eso, aquella mañana en que solo su madre beta los acompañó, no esperó que unos piecitos se acercaran a él, lo primero que creyó es que alguien más lo pelearía, así que se hizo bolita en su lugar y cerró sus ojitos esperando algún empujón, como era costumbre en los demás niños, o alguna palabra que lo hiciera sentir feo o triste. Pero cuando después de un largo rato no obtuvo nada, levantó su vista creyendo que aquella persona se había ido, pero no fue así.

Un niño un poco más grande que él lo veía con los ojos cristalizados, Jimin se preocupó y sin pensarlo dos veces le preguntó si se encontraba bien, el pequeño niño de ojos grandes negó con su cabeza para comentar: "Me pone muy triste verte llorar todos los días", claramente con sus palabras tiernas y un poco cortadas por los hipidos y lágrimas que habían empezado a caer por las mejillas del niño más grande.

Ese día, Jimin consoló al pequeño alfita que lloraba por su desgracia, el pequeño alfita le besó la mejilla y le prometió que a partir de ese día lo cuidaría siempre, y que jugarían juntos en aquel parque. Y Jimin sin dudarlo le había regresado el beso un poco sonrojado, agradeciendo a su mayor.

Jimin había olvidado la mayoría de las cosas feas que había pasado en su niñez y adolescencia, pero aquel recuerdo lo tenía grabado en su memoria, y en su corazón. No recordaba si en algún momento esos dos niños se habían dicho sus nombres, porque no recordaba cómo se llamaba aquel alfita. Recordaba sus palabras, recordaba cómo lo defendía de los demás niños, recordaba cómo lo hacía reír y lo abrazaba o le daba besitos en la mejilla, en ocasiones incluso le regalaba dulcecitos y los comían juntos.

Y lo más significativo para Jimin, podía recordar esos grandes ojos, esos ojos de un verde tan bonito, que con solo mirarlos le traían paz, unos ojos tan lindos como los de...

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Jeon Yangmin.

Aquella omega con aroma a Pastel de vainilla, siempre supo que la vida para ella no sería sencilla, desde el momento en que el idiota de su "alfa" la abandonó cuando su cachorra Hyuna nació, lo peor, es que creyó que había cambiado, confió en él y entonces lloró más y dolió inmensamente, incluso en el lazo, enterarse que tenía otra familia cuando Jeonghan llegó a su vida.