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La visita de Blanco me animó, podía darle una oportunidad, al menos él no había intentado comerme o me intimidaba con su presencia o su máscara de conejo con sus ojos inexpresivos y falta de vida. Iría allí y le demostraría a todos que no soy un miedoso.
Llego el día, estaba nervioso, no sabía que me encontraría esta vez, si aguantaría sus “habilidades”, lo que me quedaba era confiar en Williams e ir. Me dirigí a la mansión y estaba igual de bella y particular, sus grandes puertas permanecieron cerradas hasta que me acerqué un poco y misteriosamente fueron abiertas. El salón principal me sorprendió nuevamente, habían destellos de colores esparcidos por las paredes proporcionados por la luz del sol reflejada en el vitral del techo. Ensimismado, eso estaba, a pesar de no haber visto las demás partes de la casa sabía que esta área era la que más me gustaba, mi hombro fue suavemente tocado por williams, lo reconocí por la voz, era calmada y agradable.

—Hola amigo —dijo estrechando mi mano.
—Hola —le respondí algo nervioso, al parecer se dio cuenta de mis nervios y sobó mi brazo buscando calmarme.
—Tranquilo hoy saldrás vivo —dijo mostrando su tranquilizadora sonrisa haciéndome reír
Caminamos más allá del salón, no recordaba nada, solamente cuando me fui por lo que no me sé el camino. Entramos a una habitación, creo, aquí dentro parecía un bosque, el olor a campo se adentraba a mis fosas nasales, un montón de flores bajo mis pies, todo era verde y bonito.
—¿Donde estamos? —Pregunté maravillado mirando a Williams.
—Ah, estamos en el cuarto de verde.—No se nota?
Solo esperaba que verde fuera agradable igual que Blanco.

—¡Verdeeee! —gritó Blanco mientras nos metíamos en la malesa
—¡la reunión!, Negro me matará si no asistes.
Un sonido raro nos detuvo, pisamos algo, mi respiración se volvió inestable y tenía un leve mareo. Blanco su apuraba en encontrar a Verde para sacarme de ahí lo más rápido posible. El cadáver de un venado descansaba en la tierra, su estómago estaba abierto y sus intestinos salían fuera y lo rodeaban completamente, lo acababan de hacer al parecer, sus ojos permanecían abiertos poco a poco hiendosele su vida, Blanco quitaba por verde y mi vista seguía en el pobre venadito qué ahora se retorcía en el suelo.
Yo comencé a llorar, nunca me gustó presenciar la muerte de un ser vivo, me desesperé, Verde no aparecía y Blanco continuaba gritando.
—! Queeee! —respondió una voz desconocida, era verde seguro.
—¿Dónde estabas?, llevo llamándote tiempo —él nunca perdía la calma.

Verde tenía un aspecto digno de ser verde, su voz era lo único que no combinaba, era de hastío, como si odiara a todos y cada uno de los seres existentes en el mundo, ni siquiera me dedicó una mirada, ella simplemente se agachó a mis pies donde estaba el animalito ya muerto y lo tocó, provocando qué la tierra se lo tragara literalmente.
—Ahora si vámonos —dijo blanco.
Esto estaba intenso, ya me había dado mi primer ataque de pánico y no conocía a los demás colores.

La prueba me la harían en un cuarto de la casa que estaba desocupado, el sitio era espacioso, me sentí en una pequeña silla y esperé junto a Blanco. Sentí unos pasos que se dirigían a nosotros, Blanco se puso de pie y hizo una reverencia, lo miré estañado y me di cuenta que Negro permanecía frente a mí, pero esta vez sin la máscara de conejo que tanto lo caracterizaba, no iba a mirar sus ojos , no esta vez, mis manos comenzaron a temblar al sentir su tacto en mi rostro, agarró mi mandíbula y elevó mi cara hasta la suya.

—Es verdad lo que dice rojo, necesitas disciplina —dijo apretando como lo hizo con rojo la última vez.
Bajé la mirada y me soltó, me ponía nervioso, ya sentía el desmayo venir pero decidí no hacerlo, ese día tenía que aguantar, la verdadera tortura no comenzaba.
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Las luces ya no era tan brillantes, tenues, cómodas para la vista. El ambiente se sintió tranquilo, estaba solo en la habitación, bueno no tan solo, Negro estaba en un rincón expectante a que algo pasara. El sonido de algo siendo arrastrado hacia mí me alarmó, miré a todos lados, pude a ver a Negro sonreír, miré su cara y un pañuelo yacía en sus ojos amarrado, se veía menos aterrador la verdad, su sonrisa indicaba peligro, tenía  unos dientes blancos perfectos y colmillos afilados, apuesto que algo había desgarrado con ellos, estaba muy entretenido mirandolo cuando sentí ese estraño sonido pero más cerca, prometo que me desmayaría ahora si.
Una oruga, en serio, una oruga verde frente a mi, un pequeño detalle insignificante, era gigante, unos 10 metros de altura y al parecer se alimentaba de muchas hojas, por q eso es lo que comen ¿no?. En ese momento mi cuerpo no respondió, como siempre cuando me asusto demasiado, la oruga se mantenía quieta, le agradecí mentalmente por eso, Negro se paró y caminó hasta ella y la tocó como si de un perro se tratase, sonrió y le dijo a la oruga qué por que no se quedaba en esa forma para siempre, estoy confundido
—Esta cosa gigante que ves es Verde, la habilidad qué te iba a mostrar hoy era su elasticidad pero se decidió por esto —dijo el como si yo no me estuviera muriendo del miedo ahora mismo.
Caminó a su lugar y dio dos palmadas, error, Verde se retorció un poco y levantó la mitad de su cuerpo, sus patitas se movían y me pareció tierno, hasta que por su boca soltó un líquido que se sintió tibio cuando embarró todo mi cuerpo, la sustancia era de color verde y viscosa, olía a miles de cadáveres en descomposición. Miré mi piel y vomité al ver los  cientos de pequeños gusanos arrastrarse por ella, la sensación era repugnante, mi estómago se revolvía más y más, el lepidóptero (oruga) seguía expulsando su asquerosa sustancia, perdí la cuenta de cuántas veces devolví, me deshidraté y si me desmayé...

Abrí los ojos y bueno, ya estaba limpio y en un lugar que desconocía, las luces eran violetas y la cama en la que estaba muy suave, en frente una piscina con luces también, dios que me esperaba.
—Hola —se escuchó.
—¿dónde estás? —pronuncié con algo de duda.
De la piscina salió algo o alguien no se, su cabeza era como un meteoro, solo se veía su boca, nariz y orejas, violetas todas, parecía sacado de una peli fantástica. Se acercó y tocó mi cara, me recordó a Negro.
—¡Qué guapo eres!.
—gracias.
—agradeceme que te di ropa y que no hueles a putrefacción, la verdad verde se pasó un poco, no lo tomes a mal, odia a todo el mundo, pero toca el violín como los dioses —lo dijo todo pausadamente, hablaba muy bien y en un tono seductor.
Espera espera, el vio mi cuerpo, aclaro mi duda enseguida.
—tranquilo no vi tu cuerpo, pero negro si.
Vaya peor todavía.

—bueno mejor que te acomodes, el espectáculo va a comenzar, a soy Violeta, pero creo que esta de más decirlo.

Violeta quito la camisa que traía puesta y ¡PUMM! se cayó su cabeza, si su cuerpo cayó de espaldas a la piscina, me asusté, se murió —pensé.
NO, no estaba muerto, la cabeza hizo un movimiento brusco y se volteó dejando ver la parte de adentro de su cuello, luces fluorescentes vi, de un momento a otro el cuerpo de violeta qué habia caído a la piscina salió impulsado por sus manos, caminó y se sentó en la esquina de la cama empapando las sábanas de agua, yo miraba su cabeza en el piso y su ancha espalda frente a mis ojos, de el interior de donde debería estar la cabeza comenzaron a salir algo parecido a tentáculos, pero bueno eran arterias buscando la cabeza, parecían finas serpientes, me eché atrás para que no tocarán mi cuerpo pero lo hicieron, una tocó mi mano y subió por esta para alcanzar mi hombro y arrastrarse en un movimiento suave a mi boca, hacía cosquillas.
Tres segundos después se habían metido a mi boca y recorrían un camino a mi garganta, asfixia segura, las sentía bajar hasta mi pecho y rodear mi corazón, mis ojos lagrimeaban, estaban tan abiertos como mi boca. Mi corazón se comprimía y la muerte me abrazó, las arcadas me salvaron haciendo que lo que me ahogaba saliera de mi boca por fin. Violeta ya tenía la cabeza en su lugar y yo me tiré a la cama.
¿Qué tendrán ellos en mi contra?, me pregunté internamente
Violeta se hallaba en un trance

—¡Niño vamos!—era un señor ¿azul?, si, era barbudo y con una cara poco amigable.
Salí de la habitación con azul agarrando mi brazo de forma forzada. Nos detuvimos en un cuarto qué olía a basura, y se veía demasiado mal para pertenecer a la mansión, tenía muchos televisores adheridos a las paredes como si en algún momento hubieran sido cámaras

—Quiero que esto sea rápido, soy azul y bueno esto soy —Wacala, eso fue lo que pude decir.
Azul se convirtió en una bola de pelo maloliente, rodó hasta mi y corrí por no ser aplastado, ya había sido mucho en un día, ¿que más?. Salí de la habitación y fui a la entrada principal, tuve un deja vú, definitivamente no quería volver a ese lugar, no estaba preparado para pertenecer a los rainbow friends, cuando llegara a casa quemaría la tarjeta y todo se acabaría.

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Holiiii, espero que les vaya gustando la historia si no entienden algo mientras avance lo harán, siempre pueden dejarme algún comentario y no se olviden de votar💓💓💓💓💓💋💋💋💋💋

Shei9-9

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