chapter 23

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CAPÍTULO 23 Marrakech tiene encanto

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CAPÍTULO 23
Marrakech tiene encanto

Llevamos dos días en Marrakech y la verdad es que me está dejando impresionada esta ciudad tan preciosa. En estos días hemos pasado mucho tiempo en la villa en la que nos encontramos ya que tiene una piscina grande y hace mucha calor.

- Zaira, amor levántate ya - susurra Marc dejando suaves caricias por mi cuerpo.

- un ratito más porfi - pido.

- no podemos, ¿tú no querías salir a conocer la ciudad? - pregunta y yo abro lentamente los ojos acostumbrandome a la luz de la habitación.

- mm si pero tengo mucho sueño.

- no te hagas la remolona y ve espabilandote - habla mirándome y yo suelto un quejido que le hace reír. - venga dormilona.

- no sé que voy a hacer contigo - murmuró estirandome sobre la cama bajo la atenta mirada de mi novio.

- cosas bonitas.

- me voy a ir levantando porque al final me quedo aquí - pronunció. - voy a ir a darme una ducha y luego ya desayuno.

- ¿estoy invitado a esa ducha? - me pregunta y yo me giro mirándole.

- si tú quieres autoinvitarte allá tú.

- osea que si - contesta riéndose.

Me meto en el baño deshaciendome del pijama y de la ropa interior, y una vez ya estoy dentro de la ducha empiezo a ducharme.

- no me has esperado - pronuncia Marc detrás de mi.

- perdón amor pero tenía muchas ganas de meterme bajo del agua. - le explicó.

- vas a tener que compensarmelo. - dice mientras me mira picaramente.

Esto ya se nos está yendo de las manos y ambos los sabemos.

- ¿y cómo quieres que te lo compense, señorito?

- se me ocurren muchas cosas pero ahora mismo...

- ¿ahora mismo qué?

Se acerca a mi y deja un beso en mi cuello que me hace soltar un gruñido de placer. Él sabe muy bien que el cuello es mi punto débil.

- ahora mismo quiero hacer el amor contigo aquí. - susurra en mi oído.

Los dos completamente desnudos, el agua deslizándose por nuestros cuerpos, el vapor que desprende el agua, la pasión desatada que llevamos dentro, las ganas de fundirnos en uno nos consumen.

Marc pone sus manos en mi cintura y me acerca a él para deborarme la boca. Una de mis manos bajan hasta su espalda y la otra se queda en su cuello. Un pequeño pellizco en mi labio hace que me separe de la boca de Marc y que le mire atentamente.

- dime que es lo que quieres - habla con dureza.

- que me hagas el amor. - reclamo y el sonríe.

Marc se toma su tiempo en introducirse dentro de mi pero cuando lo hace completamente solo puedo cerrar los ojos y dejarme llevar.

- muévete por favor - le insisto pasándome la lengua por mis labios.

- no pienso parar.

Marc empieza a moverse despacio. Sin prisas. Disfrutando de cada pequeño segundo en el que está dentro de mi. Sus manos me agarran bien del culo. Los pequeños gemidos que se nos escapan a los dos. Cada vez que entra y sale lo hace con más dureza. Nuestros cuerpos chocando. Nuestras bocas buscándose.

- no pares Marc.

Mi voz sale más a una súplica. Necesito más y él lo sabe. Las embestidas son más aceleradas. Poco a poco voy sintiendo como todo mi cuerpo se va tensando y levanto mis piernas hasta rodear la cintura de mi novio. Marc pone las manos en mi culo levantandomelo un poco para profundizar aún más los empujones.

Cierro los ojos y los abró unos segundos después. Mi espalda se arquea involuntariamente y con unas embestidas más terminó corriendome.

- dios nena eres una diosa. - admite mirándome.

- no voy a poder ni menearme - hablo y él se ríe.

Después del momento de pasión que hemos tenido y de haber desayunado algo, ya nos encontramos dando un paseo para conocer la ciudad.

El zoco es el primer lugar que visitamos, unas callejuelas llenas de tiendas y algún que otro puesto de comida.
Después del zoco vamos a los jardines Majorelle, estos jardines botánicos diseñados por el artista francés Jacques Majorelle fueron adquiridos en 1980 por el gurú de la moda Yves Saint Laurent y a día de hoy son un pequeño oasis.

- que bonito - admiro las vistas.

- más bonito que tú no. - me dice y yo sonrió dándole un beso.

- tú si que eres bonito.

Otro de los sitios que visitamos es la Mezquita Koutoubia. La Koutoubia es la mezquita más importante que ver en Marrakech y una de las más grandes del mundo árabe.

Paramos para comer en un bar pequeñito pero muy bonito. Marc se pide cuscús, un cocido  acompañado por verduras, carne de cordero, ternera o pollo. Y yo me pido pastilla, un plato elaborado con capas de hojaldre rellenas de láminas de carne de pollo intercaladas con pasta de almendra, todo ello horneado y aderezado con canela y azúcar glas.

- ¿eso es un museo? - le pregunto a Marc al ver la fachada.

- parece que sí, ven.

Nos encontramos el Museo Dar Si Said, el museo más antiguo de la ciudad, que cuenta con la colección más completa que ver en Marrakech además de ser un hermoso edificio de dos plantas y varios patios interiores perfectamente decorados que albergan una importante colección de artesanía, prendas típicas, objetos de cobre, armas y joyería bereber además de mobiliario.

Y ya cuando se va poniendo el atardecer vamos a la plaza Jamaa el Fna, que es el centro neurálgico de Marrakech, aquí nos encontramos a monos sueltos, encantadores de serpientes, aguadores, vendedores de zumos naturales de naranja y también hay muchos puestos tanto de comida como pequeñas tiendas. 

- Marrakech es preciosa, pero tu belleza es inigualable.

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