Capitulo V

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Apoyándome en la esquina de la pared podía escuchar su respiración tensa, el aumento de su latente corazón solo volvían un lugar tenso del que me sentía una presa a punto de ser devorada, jamás había sentido tanto miedo y más cuando sus ojos domin...

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Apoyándome en la esquina de la pared podía escuchar su respiración tensa, el aumento de su latente corazón solo volvían un lugar tenso del que me sentía una presa a punto de ser devorada, jamás había sentido tanto miedo y más cuando sus ojos dominados por el odio chocan con los míos llenos de temor y un cuerpo erizado; Sin embargo, se dirige con gran rapidez hacia las escaleras a lo que yo deserto caminando pasos hacia atrás para luego darme la vuelta, chocando contra un estante que sostenía una escultura de lobo provocando que caiga y se quiebre. Estaba muy agitada y adolorida, creía que aquel lobo me devoraría, roería mis huesos hasta hartarse o haría una fogata conmigo en el medio del pueblo. En el intento de correr, acción que era difícil por mi estado físico, provoca que mi herida se vea afectada y la gran mancha que se hace cada vez más abundante en el vestido sea la prueba. 

 —¿A dónde supones que vas?— manifestó. 

 Por favor que no me mate. 

 Su voz es tan arisca que detiene mi caminar con brusquedad y solo puedo escuchar sus pasos con mi corazón a punto de un ataque. Al detenerse detrás de mí, su respiración es pesada y debido a eso mi instinto de sobrevivir activa mis garras; De pronto, el toque suave de su mano desde mi hombro hasta la mitad del brazo me calma, aunque mantengo mi nerviosismo de cada movimiento que ejecuta. He retado a monarcas, creado disputas, matado personas, y nunca he sentido tanta intimidación como la que este hombre me provoca a tal punto que pienso que me gusta. 

 ¡Qué cosas digo!, ahora me he vuelto una golosa pervertida

 Me doy vuelta lentamente para toparme con su pecho y luego bajo mi cabeza para evitar ver esa mirada que me hace sentir inferior y débil.

 —No bajes la mirada— tomando mi mentón para que vea su serio y perfecto rostro—. Hay que limpiar esa herida y buscarte ropa, ven— extendiendo su mano. 

 Dudo mucho al estrechar mi mano a la suya, aunque una parte de él me llama a que intente entregarme por completo. Este hombre es un atractivo adonis tanto en físico como en actitud. Así que, me dejo llevar una vez más por una corazonada, inconvenientemente tambaleo un poco del lado derecho para luego ver todo dar vueltas, es notable que esto pasaría por la cantidad de sangre que he perdido, si bien no esperaba que me cargara en brazos y me llevara a la habitación para recostarme en la cama.

 — Tengo que levantarte el vestido— tomando la tela, pero mis manos se clavan en la tela.

 — ¡No!— mi grito chillón lo deja fuera de órbita y pone una cara de confundido—. Es que no tengo nada de bajo— miro a otro lado por la vergüenza que invadía mi cuerpo. 

 Él coloca sus manos en el torso, rompe el vestido para quitar la gaza y observar como la sangre salía disparada de mi cuerpo, se desprendía con ardor logrando provocar leves espasmos en mí, manchando por montones las sabanas de la cama, solo sentía dolor al igual que un deseo interminable de que esto termine. Aunque su toque frío me sobresalta y el dolor disminuye junto con las contracciones. 

 — Increíble, tienes una hemorragia— puedo escuchar su ironía como fastidio en sus palabras, pero me es imposible ver su cara aún teniéndola en frente, pues todo lo que podía ver estaba en negro—. Tranquila no es tan grave, ahora te voy a colocar un medicamento que arderá por unos segundos, pero detendrá la hemorragia.

 Al echar el medicamento en la herida mi cuerpo se arquea por el ardor que recorre, al igual que el sudor, solo podía sentir impotencia por mis errores, que fueron lanzados a otros, siendo un fastidio en este lugar. Tal vez por eso estaba tan fastidiado de tener que cuidar de alguien débil, incapaz de auto-curarse teniendo tanto trabajo. 

 — Lamento serte una molestia— mi voz salía quebrada y cada vez más me costaba respirar.

 — Sí, lo eres, eres una gran molestia más que un dolor de muelas— sus palabras fueron directo a mi autoestima—. Y no metas tus narices en donde no te llaman, aprende a estar calladita y bien escondida en rincón— solo puedo oír sus pasos alejándose del sitio. 

 Sabía el porqué de su amenaza, solo quería una cosa, y era que no interfiriera en sus asuntos ni en nadie de este sitio, que me quedara en un rincón sin dar problemas, excluida de todo. La verdad, creí que podría vivir aquí, pero no, solo debo recuperarme y salir de este paraje sin causarle estragos; En cambio, yo buscare en otra parte el calor que tanto extraño del cual las cenizas se habían vuelto protagonistas.

 ... ... ... ... ... ... ... . 

 Han pasado meses y mi herida está curada, aunque aquí todos me ignoran excepto Sofía, ella me ha mostrado amistad, y de vez en cuando vamos a un manzanal que está fuera del reino y cerca de este hay un río con un pequeño puente de madera, pero en el fondo sé que su amabilidad es deber y para eso le pagan. Por otra parte, mi supuesto mate trae amantes la mayoría de las veces, no importa si es de día, tarde o noche, siempre están por montones en su oficina, así que he creado un pasatiempo, el cual es hacer tartas, pasteles, galletas y pays de manzana cada vez que se acuesta con una de ellas a este paso crearé una panadería. Pronto me iré a seguir con mi misión, tal vez viva o muera en el intento, pero es lo único que puedo hacer, después de robarme tantos años de vida.

 — Sammy— lanzándome un chapoteo— ¿En qué tanto piensas? 

 — Nada— devolviéndole el chapoteo. 

 En pocos minutos se había vuelto una guerra de quien le tire más agua a la otra del cual ella pidió clemencia en pocos minutos, todo era risas hasta que oímos aullidos que pusieron a Sofía tensa acompañada desesperación, al contrario de mí quien estaba tranquila y confusa por todo esto.

 — Tenemos que irnos— saliendo rápidamente del agua. 

— ¿Por qué?— dirigiéndome hacia el puente. 

— Es Matt quien nos llama porque se está haciendo tarde y la cerraran la mansión Clarkson—poniéndose el vestido.

 Nos vestimos, tomamos nuestras cosas y dirigimos hacia la manada bromeando sobre cosas banales como las grandes cantidades de manzanas que he llevado durante estos últimos meses y de como la mayoría de los postres que hago se los comen los sirvientes o se los dan a las ''reuniones'' de Hareth, pero de que sirve quedarme aquí si soy cada vez más humillada, pues la supuesta relación a la que debo estar unida no es más que una fantasía y golpes secos hacia mi orgullo y estima.

 Al llegar a la residencia veo mucho bullicio como susurros entre los sirvientes, pero no le doy tanta importancia, ya que sé a que se refieren a como he cedido, a que tantas mujeres se acuesten con él, el cómo este hombre arrastra mi dignidad al lodo, pero muchas de estas personas gozan de los hechos demostrando que estoy completamente desprotegida y sola. Esto solo aumenta mis ganas de irme.

 — Luna, llévele esto al alfa— sosteniendo una bandeja de comida bastante caliente—. El alfa ha pedido que se lo lleves.

 Noto una sonrisa maliciosa en ella y en las que están detrás, aunque tomo la bandeja llena de platillos y bebidas acompañadas de humo y un olor delicioso. Me dirijo hacia su despacho en donde pasa la mayor parte de su tiempo y al abrir la puerta me encuentro con una mierda de escena llena de jadeos y gemidos.

 Ahí estaba él con una chica cabalgando su intimidad como si su puta vida dependiera de ello; En cuanto yo, tomo una bocanada de aire y con la rabia que invade mi cuerpo les lanzo la comida encima, causando quemaduras, gritos y manchas en la cama. Estoy harta de toda esta mierda, me largo de aquí, salgo de ahí hecha furia, acercándome con rapidez hacia la puerta principal, ya que mi dignidad es demasiado grande para caber por la puerta trasera. Salgo de aquel lugar con una gran agilidad y me adentro en su ciudad de la cual salgo con facilidad, es hora de iniciar de nuevo y resolver problemas pendientes. 

 Soy muy mala en las despedidas. 

Una loba más de la manadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora