0. La enfermedad de las flores

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La enfermedad de Hanahaki había tenido muchos nombres a lo largo de las eras. 

Uno de los antecedente más antiguo del que los humanos tenían conocimiento era de una joven dama en Roma en el 125 a.C., era descrito como una joven que padecía la enfermedad de Deseo, vomitaba flores de color lila con manchas de sangre. Otro registro más antiguo se encontraba en algunos escritos encontrados en una tumba en Egipto datada entre el 3120 y el 3100, hablaba de un joven que había muerto después de vomitar flores blancas con sangre y que lo habían encontrado una tarde con narcisos brotando de su pecho, en ese entonces se le conocía como la gripe de Hathor y se creía que era un regalo de la diosa, sea lo que sea que eso signifique. Quizás el caso más extremo de Hanahaki que había sido documentado, era el de un famoso escritor del siglo XVIII que había muerto en Francia a principios del siglo XIX cuando las flores perforaron sus pulmones y corazón, al encontrarlo toda su habitación se encontraba llena de flores rojas y la fragancia de estas.

Durante la Edad Media se popularizó casar a jóvenes mujeres que comenzaban a padecer la enfermedad en un intento de curarlas, supongo que no es necesario decir que más de la mitad de estos casos terminaron fracasando. En ese tiempo la enfermedad era conocida como las flores de la perversidad, pues se consideraba que aparecían cuando una joven dama (ignoraban que también había muchos hombres que la padecían) sentia deseos impuros hacia un varon. En el siglo XV un famoso escritor murió de Hanahaki después de terminar su novela más famosa donde narraba el viaje entre el infierno y el purgatorio hasta llegar al cielo para buscar a su amada, muchos comenzaron a llamar a la enfermedad como enfermedad de Beatriz en honor al escritor. Muchos murieron de Hanahaki durante el Romanticismo, era casi un honor para las personas morir de Hanahaki en esos años y se popularizaron los cuadros de personas rodeadas de flores llenas de sangre, la llamaban las flores del alma. El nombre actual de la enfermedad se popularizó quizás a mediados del siglo XX, más o menos en 1940, gracias a los estudios de un doctor japonés que había descubierto una especie de cura: extirpar las flores de manera quirúrgica de forma no muy ética. Además de ser una operación sumamente dolorosa, las secuelas incluían la incapacidad de sentir emociones.   

Hanahaki tampoco era una enfermedad exclusiva de los humanos, se había escuchado de algunos casos en animales, como el caso de un delfín que murió de Hanahaki en 1964 después de haberse enamorado de su entrenadora. Lo que muy pocos humanos sabían (y la mayoría de estos habían muerto mucho antes de dónde inicia esta historia) es que tanto Ángeles como Demonios también podían contraer la enfermedad... pero de eso hablaremos después. 

Lo gracioso del Hanahaki era que no era necesario ser rechazado directamente. Las flores comenzarían a crecer simplemente porque la persona creía que su amor no sería correspondido, algunos humanos solían decir que se trataba de un castigo de Dios por ser cobardes y no confesar sus sentimientos, otros dirían que era un castigo por la perversidad de sus sentimientos. Lo cierto es que no era nada de esto, más bien era una apuesta que se había salido de control mucho tiempo atrás. 

El primer caso de Hanahaki era mucho más antiguo de lo que los humanos podrían llegar a conocer nunca. Se remontaba al primer amor no correspondido de la historia y había sucedido al principio de todo, en el Jardín del Edén bajo una tormenta. Cuando un demonio pensó que sus sentimientos siempre serían rechazados. Pues ese mismo día, Crowley tosió el primer pétalo de flor de la historia. 

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Había muchas formas de controlar la enfermedad de Hanahaki. 

Con el tiempo los humanos habían desarrollado algunas medicinas que ayudaban a controlar las flores, algunos eran más desagradables que simplemente toser las flores, pero no lo suficiente como para morir por las ramas que perforaban sus pulmones y corazones lentamente. Algunas personas buscaban alejarse de la persona por la cual habían enfermado, a pesar que esto lograba calmar sus síntomas, rara vez podía curarla, pues cuando volvían a ver a la persona las flores crecían rápidamente en sus pulmones y llegaban a perforar su pecho en una especie de explosión de flores y sangre que muchos describirían como perturbadoramente hermosa

Realmente, la única forma para curar la enfermedad de Hanahaki era confesar tus sentimientos a esa persona. Las personas que se habían confesado y habían sido correspondidos, las flores en sus pulmones se secaban poco a poco y terminaría por expulsarlas después de un tiempo. Si la persona era rechazada, la enfermedad podría comenzar a avanzar mucho más rápido que antes... aunque también se habían registrado casos en dónde la persona se curaba. Nadie entendía realmente el comportamiento del Hanahaki. 

Había personas que decían que dependía mucho de la forma en la que la persona se sentía respecto al rechazo, entre más dolor causara, más flores crecerían en sus pulmones. Los sentimientos de rechazo florecerían en su interior y le causarían daño. Si alguien le preguntaba a Crowley, quizás él podía hacer una lista no muy extensa de las veces en las que las flores de sus pulmones(1) crecieron espontáneamente. 

Había sucedido más o menos en el 30 d.C, 391, 1862, 1941 y la más reciente poco antes del Armagedon frustrado. Sin contar la última, siempre solía aislarse un par de días y vomitar cuantas flores fuera posible y después continuar, la mayoría de las veces regresando con Azirafel e invitarlo a almorzar, a veces eso lograba que las flores dejaran de crecer por un tiempo.  Era sorprendente cómo pasar tiempo con la misma persona que te hacía enfermar, podía disminuir el dolor  de la enfermedad y detener el crecimiento de las flores temporalmente. Claro, no muchos humanos podía vivir tanto como para darse cuenta de eso, normalmente después de la primera vez que las flores crecen de forma repentina, las ramas perforan sus pulmones y a veces el corazón, muchos morían de inmediato o debían ser trasladados al hospital más cercano donde morían lentamente. 

Quizás era solo porque, después de 6000 años con Hanahaki, había logrado adaptarse a vivir con las flores. Al menos... hasta ese día. 

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(1) Los ángeles y los demonios realmente no tenían pulmones funcionales, nada en sus cuerpos cumplía la función para la que habían sido diseñados porque no lo necesitaban, sin embargo, por alguna razón las flores aún así decidían violar todas las reglas de la lógica (suponiendo que el cuerpo de los ángeles o demonios funcionara con algún tipo de lógica). 

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El Hanahaki disease es quizás uno de mis temas favoritos para escribir aunque no suelo usarlo con frecuencia porque me hace sufrir. Soy un asco haciendo portadas, así que tengan paciencia para ver si encuentro algo decente (also... que otro proyecto ocupa parte de mi tiempo ahora pero necesitaba escribir esto o iba a explotar), veamos que tal va esto. 

Hasta la otra. 🖤

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