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Nicole se había detenido en el momento exacto en que escuchó unos balazos, no muy lejos de ella. No tuvo tiempo de decir palabra a los que estaban detrás de ella, y supuso que ellos no tomarían el mismo riesgo que ella. Corrió en dirección al ruido que había perturbado el silencio, corrió hasta que ya no pudo más, pero había logrado llegar a su objetivo. Lo que vio la petrificó e hizo que uno de sus peores temores la envolvieran. Frente a ella estaban George y Quackity en el suelo con heridas de las que desprendía un hilo de sangre que se esparcía por el mármol blanco. El castaño tenía un agujero en el hombro, el cual se agarraba con su mano derecha, mientras que el pelinegro se tomaba la pierna derecha, tratando de evitar que más sangre saliera. Igualmente, él tenía una herida de bala en una de sus alas, manchandola más de lo que ya estaba.

Ella se enfureció y no quiso esperar más tiempo. Nicole comenzó a sentir que su cuerpo se agrandaba, oía sus huesos crujir y tuvo la sensación de que su piel cambiaba a una más densa. Cuando un lobo gigante se apareció frente a los de bata, estos dudaron unos segundos antes de levantar sus armas, pero antes de que pudieran jalar los gatillos, Nicole saltó por sobre los chicos en el suelo y abrió sus fauces, atrapando el brazo del hombre al frente del grupo armado. Este soltó un gritó de dolor, y como si fuera una órden, los demás dispararon en dirección a la bestia. En cuanto sintió una bala en uno de sus hombros, apretó con más fuerza su mandíbula, permitiendo que la extremidad se desprendiera y el hombre soltara un grito inhumano; esta bala al parecer era distinta a las otras que el lobo había sentido, pues su piel quemaba, ardía e incluso podría jurar que su piel se oía sisear como si estuviera al fuego. En cuestión de segundos, Nicole tenía un dolor insoportable, era igual o incluso peor que el dolor que sintió al tomar la mano de Nick. Ella comenzó a encorvarse en sí misma, generando un par de risas de las personas que seguían en pie. Al parecer no les importaba demasiado el hombre que había perdido su brazo, el cual ahora yacía al borde de la muerte. El lobo empezó a gemir, haciendo que las risas aumentaran.

–Loba tonta, no debiste tomar ese riesgo– habló una mujer de mediana edad.

–Son balas de plata y si conoces la mitología, los hombres lobo son vulnerables a este mineral– habló otro con un tono de burla que enojó aún más a Nicole.

Los gemidos del lobo cambiaron a gruñidos en cuestión de segundos, al igual que las expresiones de los de bata blanca, que se transformaron en unas caras de miedo al no saber qué cruzaba por la mente de la bestia. Entonces Nicole se levantó del suelo, apoyando su pata derecha para ayudarse por la herida de su hombro, lo que hizo que cerrara un momento los ojos debido al dolor, pero no permitió que este le impidiera su siguiente movimiento. Volvió a abalanzarse contra los científicos, empujando al suelo a los dos que habían hablado, quedando ella sobre estos y mordiendo con tal fuerza el cuello de la mujer, que arrancó un pedazo de este, saltando entonces un chorro de sangre en dirección al compañero de bata, asustándose y alzando su mirada al lobo marrón para finalmente ser lo último que viera. Los otros tres que quedaban iniciaron un tiroteo que solo provocó que la ira de la bestia se manifestara con una segunda embestida en dirección a estos, derribando a dos y atrapando con su mandíbula al tercero.

Al que tenía aprisionado lo mató con solo apretar sus dientes en su cuello, rompiéndolo y derramando su sangre en su pelaje. Los otros dos que quedaban en el suelo intentaron incorporarse pero solo lograron levantar las armas en dirección al lobo apretando el gatillo antes de dar sus últimos respiros. Desgraciadamente las balas no terminaron en el aire, tarde o temprano terminarían en un objetivo, y esta no fue la excepción. Los proyectiles habían herido a Nicole y como todo ser vivo reaccionó al dolor: gimiendo y cojeando, pronto su forma bestial volvió a cambiar a la de una chica, cubierta en sangre y respirando agitada, hasta que finalmente se desplomó. Al parecer, mientras ella combatía contra los de bata, los chicos que la acompañaban habían ayudado a detener un poco las hemorragias de George y Quackity, además de ponerlos en pie. Cuando escucharon a Nicole caer al piso, inmediatamente corrieron a ayudarla, siendo Karl el que se ofreció a llevarla a un lugar seguro, pues Nick y Dream estaban siendo el apoyo para Quackity y George respectivamente.

Experimentos míticosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora