Un rubio y una bufanda en la temporada de invierno.
Tiempo a pasado desde el primer encuentro entre Hinata y Sasuke en el lago que se volvió una costumbre para ellos reunirse allí a jugar, entrenar o solamente hablar de lo que hacían en los días que no se veían, formando entre ellos un fuerte lazo de estima. El entrenamiento de la oji-perla continúa aumentando su intensidad agregando más ejercicios y las repeticiones eran numerosas. El cambio de las estaciones fue veloz y el invierno no tardó en llegar, cubriendo de nieve toda la aldea, los árboles habían perdido las hojas y la brisa soplaba con suavidad; la pequeña Uzumaki contemplaba la vista miemtas se balancea, había ido a la aldea a comer un se restaurante favorito (Ichiraku) y aprovechado la salida para pasear por aquel camino, era pasadas las seis y ya comenzaba a oscurecer por ello la oji-perla decidió levantarse del columpio en el que estuvo gran parte de la tarde, tenía que llegar antes del anochecer a la cabaña o Kushina y Mikoto se molestarían con ella por estar hasta tarde en la aldea; la esposa del Hokague y la matriarca Uchiha les preocupaba su seguridad, todavía no se les olvidaba cuando la encontraron inconsciente hace ya casi un año.
Por la misma ruta corría un rubio de ojos azules como el cielo, le había dicho a su madre que llegaría antes de las cinco pero hay estaba, corríendo y pensando en una manera de zafarse del seguro regaño que recibirá. Aquel niño de ojos azules al estar atrapado en sus pensamientos no se fijo por donde iva chocando contra un niño que le doblaba la edad, cayeron al suelo ---¡fíjate!--- le reclamó aquel individuo que se levantaba con alluda de los dos chicos que le acompañaban ---yo... lo ciento iva distraído--- dijo el oji-azul con la intención de marcharse ---adonde crees que vas todavía no he saldado cuentas con tigo--- retuvo uno de los niños al pequeño de ojos azules siendo rodeado por los de mayor edad ---me resulta familiar tu rostro... ¡ha ya se! ¡eres el hijo del Yodaime!--- dijo uno de los niños, debían de tener al rededor de 10-11 años ---yo... si--- pronunció apenas el Namikaze que fue empujado tiramdolo al suelo ---no deveriamos meternos con el... si el Hokague se entera estaremos en problemas--- recomendó uno de ellos con un deje de duda ---no se enterará de nada, súmale que podremos darle una lección a este niño mimado--- hablo despectivo pero en su mirada se le notaban los celos, el pequeño rubio fue tomado por su chaqueta naranja y entré burlas lo sometieron, arrodiyandolo intento levantarse pero le presionaron el cuello haciéndolo mirar hacia abajo ---¡diculpate!--- le exigió el que lo tenía sometido ---¡pero yo no hice nada!--- forcejeo el oji-azul ---vamos disculparte enano--- apretó el agarré del cuello de Naruto ---yo... yo ¡lo ciento! ¡lo ciento!--- dijo el pequeño Namikaze ya rendido.
La niña jinchuruki vio como era sometido aquel rubio y un pequeño flash le vino a la cabeza le recordóa ella misma y su situación con los aldeanos ---¡oigan ustedes dejenlo en paz!--- se escuchó la voz infantil de la pequeña que en un acto de voluntad los apunto con enojo, llamado la atención de los presentes. los niños que habían molestado al pequeño de ojos azules miraron a la peli-azul que los apuntaba, la reconocieron sus padres siempre les decían que se mantuvieran alejados de ella y a escondidas escucharon como la tildavan de demonio ---¡no te metas!--- dirigió su mano uno de los niños a la oji-luna intentando sujetar su hombro, Hinata en un reflejo esquivó ---cadenas de diamantina--- una cadena plateada apareció empujado a aquellos tres haciéndoles caer fuertemente a una distancia de varios pasos de su lugar original, la jinchuruki ya había ayudado a levantarse al Namikaze, la pequeña se fijó nuevamente en los tres niños de la Academia pero esta vez sus ojos no eran perlados si no de un tono rojo con la pupila rasgada ---es un moustro--- se escuchó decir mientras corrían aquéllos tres después de ver esa mirada. los ojos de Hinata regresaron a su color original cuando le pregunto al rubio ---¿te encuentras bien?--- sonrió levemente la niña ---yo... si estoy bien...--- respondió un tanto aturdido el rubio ---ha pues que bueno--- se agrando la sonrisa de la oji-perla ---se te ara tarde cachorra--- comento una voz perezosa, la expresión de la azabache cambio al recordar que la matriarca Uchiha iría a la cabaña ---Mikoto-san me va a regañar--- un escalofrío le bajó por la columna al pensar en eso ---oye esto...--- se agachó el niño de ojos azules recogiendo algo ---¡me tengo que ir!, ¡adiós!--- y en un parpadeo salió corriendo la Uzumaki ---que... ¡espera!--- intento llamar pero Hinata ya estaba lejos, el rubio miró la tela rojo de la bufanda en sus manos y luego miró nuevamente el camino en el que ya había desaparecido la silueta de la azabache y sólo quedaban grabadas en la nieve las marcas de las huellas. Naruto empezó a andar nuevamente, sólo que con un paso lento, con el corazón bastante acelerado y unas mejillas un tanto coloradas volvió a mirar la bufanda, ya asta había olvidado su prisa por llegar a su casa...
Por otra parte...
la peli-azul yacía en su cama, se había salvado de un regaño ya que llegó un poquito antes que Mikoto; un puchero se formo en la boca al recordar que había perdido su bufanda valla a saber dónde.
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{♧}Nota de la autora.
Gomen, me demore bastante en continuar ---¡no me maten!--- es que no estaba convencida
de como me había quedado el primer borrador del cap, por lo que me puse a reescribir hasta que me pareció medio decente. bueno me vuelvo adilculpar por la demora y sin más ¡nos leemos después!.P.D. estaré actualizando mi otra historia a más tardar pasado mañana.
Proccimo capítulo: Inicio la Academia.
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La jinchuruki de ojos perla
Fiksi PenggemarMi nombre es "Hinata Uzumaki" me gustan los rollos de canela y el ramen. Mis pasatiempos son entrenar, cocinar y la jardinería; no me disgusta nada en específico y mi sueño es convertirme en Hokague. Espero te guste está teoría de qhps Hinata era el...