- Debes comer - dijo Mackenzie - ese bebe te dejará sin energía.
No quería verla, para ese punto ya no tenía más fuerzas para nada, solo hacía lo que me pedían y no decía nada, mis esperanzas las había perdido desde ese día que mi alma y corazón se perdieron junto con Kamilla.
- Por favor - se sentó a mi lado - no hagas enojar más a Drácula.
- Estoy cansada Mackenzie - dije al borde de las lágrimas - ¿por qué no solo me deja ir?
Después de su despertar y enterarse de que su nieta había muerto por mi propia mano y para que luego los celestiales se la llevaran, me había capturado, solo esperaba que tuviera a mi hijo y me lo quitaría, es al fin de cuentas su heredero en sucesión.
Recuerdo...
- Tú - gruño.
Había retrocedido, no podía pelear con él no en el estado en que me encontraba.
- Antalia - me tomo del cuello - ¿qué haces aquí?
- Abuelo - dijo Vanessa - ella es la destinada de Kamilla.
- No - apretó su agarre - no es posible.
- Lo es - dije a cómo pude - nos amamos.
- No digas tonterías - rio - he preguntado ¿dónde está mi nieta?
- Ha muerto - dijo Mackenzie - la han matado los celestiales.
A Drácula le salieron alas, unas alas rotas y rojas, me elevo hasta romper el techo del castillo y ambos quedamos suspendidos en el aire, su ira era tanta que podía palparla.
- Has matado a mi nieta - gruño - morirás, igual que todos en el cielo.
- Estoy embarazada - dije como pude - es de ella, de Kamilla.
Pero todo llegó a su fin, él me dejo si aliento y me lazo con fuerza, no podía sacar mis alas, me sentía morir, me deje llevar por las sombras y tinieblas que rodeaban mi vida, no tenía caso luchar, ella estaba muerta, su abuelo destruiría todo, y jamás lograría resistir a nada sin ella, no quería un mundo donde no estuviera junto a mí, no tenía caso luchar.
Me entregué a la muerte gustosa y dejé que me llevara, mi cuerpo cayó desplomado desde las alturas y no supe más, la muerte me abrazo y yo la abracé a ella. Esperaba que al menos en ese momento pudiera verla y decirle que me perdonara que yo jamás diría algo así, que la amaba más que nada en el mundo, que era el amor de mi vida y que regresaría mil vidas solo para verla y ser feliz a su lado.
Pero había fallado en algo más, antes de caer él llegó y me atrapo, tomándome cautiva dentro de esa torre, lejos de todo.
Fin...
- Sabes que no lo haría - negó - llevas al hijo de Kamilla, es el siguiente en sucesión, él lo va a preparar y criar.
- Pero es mío - hablé casi sin voz - no me pueden quitar esto también.
- Antalia...
- Mierda, no me digas así - grité - Sofía, soy Sofía, no pertenezco más al reino celestial.
- De acuerdo, Sofía - asentí - debes calmarte, mira aún no encontramos el cuerpo de Kamilla, es como si la tierra se la trago - paso su mano por su pierna - aparte Drácula está muy molesto, ella mató a sus dos hijos por ti, créeme, no es el mejor momento para que hagas algo estúpido.
Había pasado tanto desde ese día, mi panza comenzaba a ser notable, después de casi 3 meses encerrada, claro que sería notable, había bajado tanto de peso que podía sentir como mis costillas se pegaban a mi cuerpo, como cada vez no podía levantarme porque no tenía la fuerza necesaria.