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Si ya no hay casi tiempo para las dos robaremos minutos al reloj.

Mis dedos golpeaban insistentemente mi pierna. Estaba nerviosa. Mi corazón latía con fuerza, sentía que en cualquier momento saldría de mi pecho.

¿Y si no soy lo que espera?

Llevaba un año y medio en una relación a distancia con una chica que había conocido por Instagram y hoy por fin la conocería en persona.

Flash Back.

—¿Estas libre mañana? —me preguntó con una sonrisa cariñosa. Se había vuelto costumbre entre nosotras hablar por video llamada todas las noches, sin falta, antes de dormir.

—Sí —contesté. Le sonríe de regreso—, en realidad estaré libre toda la semana.

—Perfecto —se mordió el labio inferior apartando la mirada de la pantalla —, ¿te parece vernos mañana?

Asentí con una sonrisa —¿A qué hora te llamo? —cuestioné.

—No —fruncí el ceño confundida —, hablo de vernos...en persona.

Mis ojos se abrieron con sorpresa ante sus palabras.

¿Hablaba en serio?

—Compre el pasaje para allá —explico ante mi silencio prolongando gracias al schok, el cual iba aumentado con cada palabra —. Muero por tenerte cerca.

Fin del Flash Back.

Realmente estaba pasando, hoy por fin podría abrazarla, besarla, hablarle sin necesidad de una pantalla de por medio y eso me encantaba, pero también me asustaba, había visto suficientes programas donde alguno de los dos terminaba decepciona al ver a su pareja y temía que eso nos pasara.

Un pitido llamo mi atención y miré al frente, el bus en el que ella me dijo que llegaría se estaba estacionando. Mi respiración se corto por un par de segundos. Por impulso me coloque de pie. Mi manos temblaban. El miedo me abordo, quería correr. Las puertas del bus se abrieron sumamente lento, eso o yo estaba a nada de sufrir un paro cardíaco gracias a los nervios.

—Respira María José. —pensé mientras me obligaba a mi misma a relajarme.

Las personas comenzaban a bajar de aquel transporte y mis ojos no dejaban de buscarla.

¿Y si no vino? ¿Y si se arrepintió? ¿Y sí yo me equivoque y este no era bus correcto?

La duda comenzó a abordarme. Odiaba sobrepensar las cosas. Una vibración en el bolsillo de mi pantalón llamo mi atención haciéndome mirar hacia abajo buscándolo. Detestaba ser tan olvidadiza con cosas tan simples como saber en que bolsillo había metido mi teléfono. Cuando lo saque encendí la pantalla, era un mensaje de ella. Desbloquee la pantala con mi huela.

Sube la mirada.
4:40pm

Confundida levanté la cabeza, mi expresión cambio en de un momento a otro, pasando de confusión a sorpresa. Era ella.

—Hola, Daniela.






...

Enigma.


Con cada eclipse.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora