Capítulo 8

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No sé qué es eso ¿pero me lo puedo comer?— Sam apunta con su dedo en lo alto de la repisa y Changbin lo sigue con la mirada encontrándose con la caja de cereal que Olivia siempre piensa que esconde. —Se puede comer, por eso está en la cocina. ¿Puedo?

—¿y como sabes que no es peligroso?

—Porque ya revise y lo peligroso está ahí.— Sam apunta al cajón cerrado con llave a unos cuantos pasos de donde están. ¿el niño realmente tiene cuatro? Cuando Changbin era pequeño lo único que se comía con seguridad de que no era venenoso eran cheetos. Y vaya sorpresa, los Cheetos si eran peligrosos. —¿puedo, señor?

Se cruza de brazos y piensa. ¿Qué haría Felix? Probablemente le diría que no y lo mandaría a sentarse a una esquina. Si, Felix haría eso, así que eso no es lo que debe hacer. Quiere darle al niño lo que quiere pero si el niño/adulto se entera podría enojarse y hacer sus típicas rabietas gritoneando o huyendo de él, así que está atado de manos. Le agrada Sam, pero Felix lo saca de quicio.

—Supongo que si lo alcanzas podría ser tuyo.— Problema resuelto, aunque no es un sí por completo tampoco es un tajante no, es una brecha en la que él ya no tiene que decidir.

Sam se queda de pie observando la caja y Changbin se da la vuelta para salir de la cocina. Felix despertaba de a ratos para después volver a dormir por horas, es como cuidar a un bebé, entre ir y verificar que está bien y despues ir y alimentarlo, Changbin se dio cuenta de que era mejor esperar. Y si, es mejor esperar que los efectos secundarios de la droga pasen para poder hablar libremente con él.

Desde que llegaron a casa hace un par de días ha dejado que Oli se quede en casa de Doyun hasta que Felix esté listo para hablar con ella, y aunque Doyun no se queja sabe que dejarla con él no es lo mejor, su confianza aún está siendo afectada por el hecho de que... tuvo sexo con Felix y no se le ocurrió mencionárselo por cuatro largos años, como si Changbin no se hubiera humillado un poco diciéndole que si quería un poco al niño después de que se fue.

Ah, Doyun es basura. Lo sabe por completo, Doyun puede ser un bastardo algunas veces y otras puede ser el mejor amigo que pueda tener, o el mejor "tío" para Olivia. Tiene una espada de doble filo con las que se ha apuñalado en bastantes ocasiones, pero mentiría si dijera que no lo quiere, después de todo Doyun fue la única persona que verdaderamente se preocupó por él cuando se vio confinado en los túneles, y que abogó a su favor cuando perdió LA MALDITA ARMA GENOCIDA QUE ÉL MISMO CONSTRUYÓ. Aunque para ser sinceros no la perdió, la robaron, y ni siquiera la robaron de sus manos.

Escucha un pequeño estruendo desde la cocina y corre hasta allí. Si el niño se lastima el otro niño se enojará. Llega tan pronto como puede y se encuentra con la imagen de Sam sentado en el piso con la caja de cereal entre sus piernas ¿Cómo pudo bajarla de un lugar tan alto?

—¿Cómo lo hiciste?— Pregunta caminando hasta el niño y arrodillándose frente a él.

—Le lance cosas hasta que cayó. — Responde Sam apuntando al pequeño montón de fruta que lanzó. —Como las mandarinas no se rompen le lance mandarinas.

—¿y porque no te comiste las mandarinas en lugar de lanzarlas?

—Porque ya he probado las mandarinas.

—Está bien...— Se pone de pie y toma a Sam entre sus brazos junto con la caja de cereal. Quiere sacarlo de la cocina antes de que haga otro descubrimiento. —¿Felix te deja hacer este tipo de cosas?

—Papá no me deja hacer nada. Todo es peligroso para él ¡Hasta respirar lo es!— Sam habla con la boca llena, y aunque le parece un poco desagradable en el niño es lindo de ver, como si rompiera las reglas de Felix. Changbin realmente no sabía si hablar con la boca llena estaba prohibido en las reglas de Felix. —Creo que él quiere que yo sea como Jungwon, lo quiere más a él porque se queda quieto, y yo no.

INMUNDO | ChanglixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora