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Aprender los pasos básicos de baile no fue difícil, aprender a seguir el ritmo de la canción tampoco lo fue. Su cuerpo no se negó a seguir ritmos y movimientos, le fue relativamente fácil conseguir que la coreografía recién aprendida se viera decente frente al espejo, aun con la mirada de Yeonjun sobre él se sintió seguro mientras daba los pasos de baile, quizás fue por la música a volumen alto o porque nadie más los estaba viendo que se consideró un fantástico bailarín. Lo mejor de todo es que nunca antes lo había hecho. Se atrevió a mirar a Yeonjun cuando el cansancio se apoderó de su cuerpo, lo miró con esperanza de haberlo hecho bien, y cuando vio la mirada seria de su compañero sus músculos se tensaron. Yeonjun le sonrió segundos despues.

—Perdona, es costumbre...— Se disculpó Choi de inmediato justificando su mirada. Beomgyu comprendió de inmediato la seriedad con la que su compañero se lo tomaba. —¿quieres volver a hacerlo?— Beomgyu negó agotado. —¿solo una vez más?— Y volvió a negar. —¿y si bailamos juntos?

Consideró negarse por tercera vez, pero su cuerpo le exigió un poco de calma mientras lo hacían de nuevo, es por eso que aceptó mientras la música comenzaba a escucharse de nuevo. Esta vez Yeonjun tomó sus brazos, pero no se apartó, quizás fue esa la razón que su compañero se dio permiso de tomar una postura de baile en pareja que le seria incomoda de ser otra persona. Beomgyu lo miró por largos momentos sintiéndose apenado por la cercanía.

—¿Qué haces?— Consiguió preguntar.

—Baile en pareja.

Fue arrastrado con lentitud al ritmo de la música, mientras que la sonrisa de Choi brillaba y el sonido de sus pasos eran opacados por la melodía. Tan lento y relajante que el suelo ni siquiera se sentía, no tenía ni idea de si hacia un inmenso frio o un infartante calor, su sentido del tacto solo se concentró en las manos de Yeonjun sosteniéndole con firmeza, y su vista se centró en él y la tierna sonrisa.

De no ser porque su mente había volado lejos seguramente se hubiera ruborizado o alejado, hubiera rechazado más contacto que el necesario y mandaría lejos al hombre con quien baila acompasándose con facilidad. Choi no dejó de sonreír pero el rostro de Beomgyu no podía formar ninguna expresión que no fuera la de un asombro contenido.

El corazón de Beomgyu latió, un latido que se escuchó tan fuerte en su interior que opacó por un segundo la melodía, hizo brillar sus ojos como una palpitación más y le hizo aferrarse a Yeonjun. Su corazón palpitó advirtiéndole que ese no era Soobin.

Nadie podía hacer que su corazón palpitara, siempre estuvo mal, si no era Soobin no podría ser nadie más, ni en esta vida ni en otra, no era justo. Solo vivía para volver a amar a una persona. Kim Beomgyu, no tiene derecho a amar a nadie más que Choi Soobin, la persona que Hueningkai amó.

Se apartó con rapidez sorprendiendo a Choi, como si hubiera salido del agua aterrado una vez más, tomó sus cosas y se fue, escapó de entre sus brazos y corrió hasta casa ignorando a sus amorosos padres.

Choi Yeonjun no es Choi Soobin.

Escribió sintiéndolo contra su voluntad porque en su mente no quería más la imagen de uno de ellos rondando, ni siquiera su nombre. Escribió hasta que se cansó siendo un castigo por haber creído tal cosa, por dejarse caer ante alguien como Choi quien no era más que un chico molesto. Observó las demás hojas encontrándose con las canciones que había escrito inspirándose en recuerdos que no le pertenecían.

En el resguardo de la noche entonó una canción que no se atrevía a escribir.

—No amare a nadie más.— Dije molesto mientras que Soobin me sostenía con fuerza. Sé que él buscaba protegerme al intentar alejarme, pero si no quería ser protegido de esa forma no lo dejaría. —Vete, pero no voy a dejar de amarte.

Renacer [Yeongyu/Sookai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora