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La mano de Yeonjun lo guió durante todo el camino, subiendo la cansada colina hasta llegar al punto más alto de esta, donde el cielo nublado y el pasto verde contrastaban con el sol que intentaba asomarse entre las nueves, consiguiendo solo un rayo. Cuando pudo descansar se sostuvo de sus rodillas, jadeando con el aroma a tierra húmeda invadiéndolo.

Cuando su mirada se elevó se encontró con Choi, con los brazos abiertos recibiendo la agradable brisa fresca del día gris. Yeonjun inhaló, llenando sus pulmones con los ojos apenas abiertos, sonriéndole como solo él sabía hacerlo.

Yeonjun gritó, haciendo resonar su eco en todo el lugar. Beomgyu de inmediato se puso de pie corriendo hasta él para cubrir su boca.

—¡Cállate!— Ordenó tambaleándose con el mayor. —¿Por qué eres tan ruidoso?

Yeonjun lo abrazó, plantando un beso en su frente para despues volver a soltarlo cuando un trueno resonó desde el cielo. Beomgyu comenzaba a sentir las pequeñas gotas chocar contra su piel.

—Esta es nuestra cita— Anunció Choi. —¡Llevarte a comer o a un picnic sería para gente normal!

—Creo que prefiero a la gente normal— Exclamó alzando la voz al solo escuchar el viento contra sus oídos.

—¡Mentiroso!— Respondió con alegría, dándose la vuelta mientras daba unos suaves pasos sobre la tierra. —¡¿Qué no es asombroso?!

—¡Es asombrosamente estúpido estar aquí cuando lloverá!

—¡Lo sé!— La lluvia comenzó a caer con fuerza. Los labios de Yeonjun se movieron, pero Beomgyu no alcanzó a escuchar gracias al ruido de la naturaleza.

—¡¿Qué?!— Gritó.

Fue cuando la sonrisa de Yeonjun se extendió a lo largo, con el cabello húmedo pegándosele a la frente, junto con su ropa adquiriendo una extraña transparencia. Su propia imagen debería verse igual de desarreglado. Observó como Choi tomaba aire, girándose para darle la espalda.

—¡Te amo Kim Beomgyu, y ni el mundo podrá callarme!

Su corazón se detuvo, sus ojos abriéndose grandes en sorpresa cuando aquellas palabras penetraron profundo. Dios, la lluvia caía con fuerza azotándose sobre la tierra ahora mojada, y ni con todo ese ruido pudo acallar ni un poco la confesión de Yeonjun al viento, al mundo.

Ahora no solo llovía en esa pequeña parte del mundo, sus ojos imitaban al cielo siendo una copia exacta. Cuando se dio cuenta el trueno acabo, enmarcando que ni siquiera eso pudo esconder las palabras de Yeonjun.

Sus labios se movieron y un murmullo profanó el caótico silencio que se había formado. Yeonjun giró confundido, encontrándose con la mirada de Beomgyu, la llorosa mirada de Beomgyu.

Yo solo amo a Choi Soobin. A la mierda con Choi Soobin.

Beomgyu corrió hacia él, casi resbalándose con el lodo, pero alcanzando los brazos de Yeonjun, trepándose sin importarle el riesgo de caer al suelo. Su mejilla se resbaló al estar mojada contra la de Yeonjun, pero encontró refugió en su cuello, encajándose en él sin intensiones de soltarlo.

—¡Eres un idiota!— Le gritó resbalando sus labios sobre su mejilla. —¿¡qué haré cuando dejes de amarme?! ¡¿Cómo voy a vivir despues de esto?!

—¡Como desees!— Le Yeonjun respondió tomando su rostro entre ambas manos, obligándolo a verlo a los ojos. —¡Beomgyu, deja de contenerte a vivir! ¡Tienes que aceptar ser feliz! ¡Sé que en tu otra vida pudiste pasarla fatal, se que yo aún no nacía cuando tu sufrías! Pero... ¡Estás aquí! ¡Por favor! ¡Quédate conmigo, vive conmigo hasta lo que la vida nos dé! ¡No importa si se acaba el mundo y morimos todos, vayamos de aquí, de esta vida, con algo de felicidad en nosotros! — Yeonjun colocó su frente contra la de Beomgyu, sin soltarlo y cerrando sus pequeños ojos, incitando al menor a hacer lo mismo. — ¡Intentemos ser felices a pesar de lo triste que pudimos pasarlo antes! ¡Sigamos en camino sin detenernos!

Renacer [Yeongyu/Sookai]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora