Chandra
No sé cuanto tiempo estuve con la mirada perdida en ninguna parte, cuando me di cuenta de que Dafne me observaba con una expresión entre curiosa y divertida. Tengo que reconocer, que el beso de Luka me había sumido en una especie de limbo extraño. Había soñado tantas veces con que ocurriera, que esa parte de mi vieja Chandra estaba dando saltos de alegría como una adolescente loca.
Pero la yo de ahora ya hacía tiempo que había pasado página con el infantil enamoramiento de Luka. Finalmente me di cuenta de que él no estaba en el mercado, y mucho menos se fijaría en alguien como yo. Solo había que mirarlo para comprender que él jugaba en las ligas superiores. Alto, cuerpo de púgil, y aquella mirad azul y penetrante que podía derretir a cualquiera que se le pusiera por delante. Solo tendría que chascar los dedos para que un montón de mujeres cayesen rendidas a sus pies deseosas de cumplir sus deseos. ¿Qué posibilidades tenía alguien como yo?
No soy de las que se visten de forma provocativa o sensual para atraer las miradas de los hombres, yo soy de las que se sienten cómodas dentro de unos jeans y unas zapatillas deportivas. Tampoco soy de las que salen de fiesta. No encuentro divertido el bailar entre docenas de personas apestando a sudor, con la música tan alta que apenas puedes oír a la persona que tienes delante. Y lo que menos me parece divertido, es beber hasta perder esa parte de ti que mantiene el control. Yo no soy como mi hermana Uma, a ella sí que le va todo esto, o le iba.
Pero aquí estaba, haciendo todo eso que no me gusta por una causa especial, por atrapar a ese cabrón malnacido que... Solo con pensar en ello se me formó un nudo en la garganta.
—¿Has identificado algún sujeto? —Pregunté a Dafne.
—Hay tres grupos interesados, pero no he detectado a ningún individuo que encaje con nuestro hombre. —Ella sí que sabía leer las intenciones de la gente. Supongo que haber sido entrenada como una agente especial rusa tenía sus ventajas. ¿Pero qué estoy pensando? Ella no lo tuvo fácil. ¿Qué cómo sé estas cosas tan íntimas sobre ella? Pues porque Grigor, su novio, es mi mejor amigo, y hay pocas cosas sobre su relación que yo no sepa. Estuve ahí en los malos momentos, y Grigor no tenía a nadie más con quién desahogarse.
—Puede que esté en uno de esos grupos ahora. —Miré a nuestro alrededor, mientras bebía de la pajita del refresco que había bebido.
No fue difícil encontrar a uno de los grupos de los que hablaba Dafne. Eran tres chicos, demasiado felices y jóvenes para encajar en el perfil de nuestro hombre. No tenían pinta de sobrepasar los 22 años.
Las imágenes de video vigilancia que estudié no revelaron que el tipo se acercase en ningún momento a la bebida, por lo que o él no la puso y lo hizo otro en su lugar, o utilizó otro método. La primera opción sugería un trabajo en grupo, pero lo que confirmó la segunda fue una pequeña marca de pinchazo en la piel de la víctima. ¿Por qué víctima? Porque así mantenía una distancia con lo sucedido.
Fue mi culpa. Sin Grigor para cuidar de Uma en sus salidas nocturnas locas, solo tenía a Sokol, pero no podía estar dependiendo de él constantemente, y mi pacto era con Grigor, no con él. Así que, cuando las cámaras de vigilancia con las que controlaba a mi hermana me mostraban que era el momento de llevársela a casa, era yo la que acudía al rescate. Pero un día fracasé. Quiero pensar que si hubiésemos estado juntas todo aquello no habría sucedido.
—No voy a presionarte. Sé que tarde o temprano acabarás contándomelo. —La voz de Dafne me hizo volver de nuevo a la realidad. Me estaba desconcentrando con demasiada facilidad esa noche.
—¿Contarte el qué? —Traté de disimular.
—Hay una historia ahí. —Inclinó la cabeza hacia un lugar en a oscuridad. Supe a qué, o mejor dicho a quién, se refería, en cuanto reconocí aquellos ojos claros observándonos. —Esperaré lo que haga falta, pero quiero conocerla. —Dio un trago a su bebida, aunque no vi que bajase el líquido de su baso.
—¿Te refieres a Luka y a mí? Solo durmió en mi cama anoche, no pasó nada más. —le aclaré. Ella entrecerró los ojos, como si pudiese ver algo más.
—Como he dicho, esperaré a que estés preparada. —repitió.
No podía con esta mujer. Así que solté el aire pesadamente, y traté de formar un resumen en mi cabeza que pudiese explicar los últimos 8 años de mi vida.
—No es nada del otro mundo. Yo tenía 16 y él estaba a punto de terminar la universidad. Nuestra historia solo estuvo en mi cabeza, porque para él yo no era nadie, solo una sombra que estaba detrás de un ordenador. —Para mí era un buen resumen.
—¿Nunca intentaste enviarle alguna señal? Digo, cuando tú ya tuviste edad para que no lo detuvieran por pervertir a una menor. —La ley no nos ayudaba, aunque tampoco se habría notado.
—Oh, le envié señales, muchas señales. Pero él ha estado metido en su propio mundo desde que secuestraron a Kiril. Era muy difícil que llegase si quiera a verlas. Al final yo no era más que esa persona a la que llamar cuando mi padre estaba ocupado, y necesitaba desesperadamente un informático. Pero eso se terminó cuando vi que no iba a ninguna parte, no al menos en la dirección que yo quería que fuera.
—¿Y ahora?
—Ahora nada. Antes yo era una herramienta que él podía usar a su antojo, ahora se ha dado vuelta a la tortilla. Aunque no le quiera cerca, él será de gran ayuda en esta misión. Y cuando la hayamos concluido, yo ya tendré lo que quiero, y él podrá ir a buscarse un agujero en el que enterrarse si le da la gana.
Dicen que del amor al odio solo hay un paso. No le odio, pero digamos que ya no siento lo mismo. Ese beso solo... Solo me hizo regresar a un pasado que no pensaba dejar que se repitiera.
Si no puedes esperar, el miércoles el siguiente capítulo en mi blog.
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Venganza
RomanceLuka se considera culpable de un error que golpeó a los suyos, y se ha impuesto una dura penitencia para no solo pagar por él, sino para no cometer más. Aleja a todos de su lado porque se cree maldito. Pero cuando el peligro acecha a alguien que con...