Capítulo 7

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Luka

—Creo que por hoy ya hemos hecho suficiente. —decretó Grigor.

—Estoy contigo, algunos tenemos que trabajar por la mañana. —Mi comentario de apoyo no le entusiasmó a Chandra, pue esbozó un gesto de exasperación.

—Está bien. —dijo al darse por vencida. Era inteligente, sabía que sin apoyo era una temeridad continuar.

—Nosotros nos vamos a casa. ¿Quedamos para el próximo viernes? —preguntó Dafne.

—Por supuesto. —Pude notar el fruncimiento de cejas al darse cuenta de que ellos no iban a acercarla a casa. Su rostro se giró hacia mí, como si me acusara de haber preparado aquella encerrona.

—Soy más seguro que un taxi. —le recordé.

—Está bien. ¿Dónde tienes tu coche? —Saqué mi teléfono para comprobar en la aplicación dónde se encontraba.

—Justo allí. —Señalé la dirección sin siquiera mirar. La aplicación de localización no solía fallar. Alcé la mirada para buscar mi coche.

—¿No sabes dónde has aparcado? —preguntó con tono poco afable.

—Yo solo le di instrucciones de que estuviese cerca por si le necesitaba, el lugar donde se detenga es cosa de su programación. —Las cejas de Chandra se alzaron con interés. Nada como hablarle de programación a una informática tan polivalente como ella.

—¿Tú también tienes uno de esos coches con IA como Grigor? —ella misma se dio cuenta de su error, y se contestó así misma—Claro, eres uno de los socios de la empresa que los fabrica. Tenía que haberlo imaginado.

—LUPO, nos vamos. —Las luces del vehículo se encendieron, descubriendo su posición. Maniobró con eficiencia para ir a nuestro encuentro.

Estaba a punto de dirigirme al lado del acompañante para abrirle la puerta a Chandra, cuando ambas puertas se abrieron de forma autónoma. Maldije interiormente, que fuese tan perfecto me había estropeado el gesto galante.

Nos sentamos y seguidamente las puertas se cerraron de forma autónoma.

—Llévanos a casa de Chandra. —El mapa con la ruta apareció sobreimpreso en el parabrisas delantero.

—No me digas más, te recogió el día que dormiste en mi apartamento. —dedujo.

—Está en su programación el no permanecer más lejos de un kilómetro de mí. —No quise explicarle que ese día iba caminando por la acera en dirección al hotel, y lo hacía para despejarme, sabiendo que él solito estacionaría en el aparcamiento en el momento que me registrase.

—Ya. —respondió secamente.

Cuando salimos al tráfico de la avenida, pulsé el botón de privacidad, haciendo que las lunas del vehículo se opacaran completamente para los del exterior. LUPO sabía que eso significaba tener una conversación privada, y habiendo solo dos personas en el vehículo, el lote incluía girar los dos asientos para que quedásemos uno frente al otro. De llevarnos a casa sanos y salvos se encargaría él.

—Tenemos que hablar. —le dije a Chandra en cuando la tuve de frente. Su expresión cambió de la sorpresa inicial al hastío.

—Si vas a echarme la bronca por participar en el operativo puedes ahorrártelo. Estás aquí porque yo lo he permitido, es mi misión. —dejó claro con voz autoritaria.

—Es demasiado peligroso. —le advertí.

—Por eso busqué ayuda. —me recordó de vuelta.

—Poner dos cebos y un solo vigía no es muy eficiente, habría que...—empecé a describir. Pero ella me interrumpió.

—El cebo soy yo, Dafne y Grigor son los operativos de rastreo e interceptación. —explicó secamente.

—Dafne es un cebo más, no te equivoques. El apoyo nunca puede estar a la vista. Pero ahora yo he venido a cubrir esa deficiencia. Grigor puede cubrir a Dafne, y yo te cubriré a ti. Las dos tendréis un ángel de la guarda. Y hablando de eso—giré la cabeza hacia la consola del vehículo—, LUPO, ¿podríamos preparar unos dispositivos de rastreo para las chicas? Quiero poder localizarlas en todo momento.

—Puedo gestionar el encargo, aunque la señorita Dafne ya tiene asignado el suyo. —Al menos mi hermano ya la había integrado como un miembro importante de la familia, todos teníamos nuestro rastreador y nuestro dispositivo de alarma.

—¿Podrías preparar una aplicación que los rastree en tiempo real? —pregunté directamente a Chandra.

—Supongo que sí. —Hacerla un partícipe importante, utilizar sus habilidades, no provocaría en ella la sensación de haber sido desplazada dentro del grupo.

—En cuanto los tengas, nos envías la aplicación a Grigor, a LUPO y a mí. Lupo la compartirá con TGV, y así os tendremos localizadas en todo momento. LUPO, encarga un dispositivo rastreador solo para Chandra, algo que sea discreto pero elegante.

Tomé su mano para alzarla y ver mejor la bisutería que llevaba en aquel momento. De entre todas las piezas, destacaba una de esas pulseras de abalorios. Eran una sucesión de bolitas blancas y negras, que tenían piezas metálicas con formas de mariposa, aunque no se apreciaban demasiado bien. La pista me la dio las cuatro mariposas que pendían del hilo principal en distintas posiciones, haciendo que la pulsera adquiriese movimiento.

—¿Te importaría prestármela esta noche? Seguramente podremos encajar aquí el dispositivo, estoy seguro de que pasará desapercibido. —Ella vaciló ante mi solicitud.

—Está bien, pero más te vale no romperla. Es un recuerdo muy apreciado para mí. —cedió.

Tiró de la pulsera para sacarla de su muñeca. Debía de tener alguna sujeción elástica que mantenía las cuentas unidas y facilitaba al mismo tiempo la manipulación de la misma. Tener algo tan personal en mis manos me hizo acariciar las piezas con reverencia.

—No te preocupes, conozco a la persona perfecta para hacer el trabajo. —¿Sabría ella que su abuelo hacía ese tipo de trabajos para nosotros? Algo me decía que sí.

—¿Alguna orden más, capitán? —dijo para picarme.

—Quiero una copia del dosier de ese tipo. Toda la información que tengas, me la envías a mi correo. —Ella asintió con pocas ganas.

—¿Algo más?

—¿Sabes lo que significa una promesa para un Vasiliev? —Ella asintió seria.

—Un Vasiliev cumple sus promesas, por eso no suele hacerlas si no está seguro de poder cumplirlas. —Trabajar con el tío Viktor la había enseñado mucho sobre nuestra familia.

—Eso es. Y yo soy un Vasiliev, y te prometo que daremos con ese desgraciado que buscas, no importa el tiempo ni los recursos que nos lleve. No voy a rendirme, porque para ti es importante. —Noté como tragaba salida ante mis palabras.

—Te lo agradezco. Y te prometo que algún día te compensaré por ello. —Negué con la cabeza antes de replicar a sus palabras.

—No lo hago para que me debas nada, Chandra. Y ahora te acompañaré a la puerta. —Ella miró hacia el exterior, dándose cuenta de que LUPO se había detenido frete a su edificio. Nada como un coche silencioso para conseguir efectos como ese, y para sorprender a algunos maleantes.

Caminé a su lado, hasta detenerme junto a la entrada de su apartamento. Ella se giró hacia mí antes de abrir la puerta.

—Bueno, entonces, hasta el viernes. —Aquella era su manera de despedirme.

—Abre la puerta, entra, echa el pestillo y entonces me iré. —Ella asintió. ¿Acaso esperaba que volviera a besarla como gesto de despedida? Me moría por hacerlo, por volver a probar sus labios. Pero aquel no era el momento. Pero llegaría.

Si no puedes esperar, el siguiente capítulo en mi blog.

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