III.

150 16 4
                                    

The Prince

No puedo decir que me sucede, sin que yo mismo pueda comprenderlo”.


Llegamos al punto para tomar los carruajes, vi a los thestrals, era extraño mirarlos sobretodo cuando no había nada parecido allá, sin más subí sin mostrar mucha emoción, todavía no aceptaba que esto fuera real.

Me quedé preocupada por Eileen, se notaba bastante herida, no podía apartar el recuerdo del olor de la sangre, apreté mis manos a mi regazo, todavía no puedo superar eso y a veces creo que nunca lo haré.

"Espero que la comida si sea como la describen, ya tengo hambre" espere llegar al comedor.

. . .

Los aplausos acabaron, siendo sustituidos por el choque de los cubiertos, el aroma de la comida se esparcía por el gran salón "Al parecer no mentían, huele riquísimo" empecé a servirme, valió la pena no desayunar, aunque no fuera por decisión propia.

Disfrutaba de la comida mientras observaba mi alrededor, sentía las miradas de Potter, Black, Pettigrew, de un cansado Lupin, Evans, dos Slytherin que no reconozco y al que creo es Regulus, por su parecido a Sirius Black.

Al terminar, escuchamos las indicaciones de Dumbledore, la presentación del nuevo profesor de DCAO Oliver N. Richards, quien era Domador de Trolls, no tengo mucha fé en él.

"Veremos qué pasa".

Despertaba en aquella habitación, ambientada con los colores verde agua y azules claros por los rayos del sol reflejados en el lago, el plata, cobre y negro de los muebles y algunas decoraciones, en blanco, tonalidades de verde oscuro y gris de las mantas.

Al parecer, gracias a la baja, o la oposición, demanda de estudiantes nuevos en la casa, se tenía suficientes recamaras para que cada quien tenga la propia.

Me familiarice con el espacio, era grande, cabía dos camas matrimoniales perfectamente pero aún así solo había una en el lado izquierdo a un metro de la pared, a sus lados mesas de noche, cerca está (lado derecho) hay un sillón para tres bajo la ventana, enfrente una mesa ratonera, al otro extremo (pegado a la pared derecha) se encontraba dos estantes y un escritorio, seguido de una puerta, seguramente la del baño, en la pared (frente a la ventana) se encontraban varias repisas que tenían decoraciones junto a una chimenea.

Todo de estilo victoriano.

Me fui a tomar una ducha, estaba acostumbrada a la nuevas duchas tecnológicas, pero volver a la antigüedad no fue tan malo.

Limpió, fresco y despierto, salí de la habitación, la sala común también era bastante sofisticada.

—Snape—. Escuché el nombre de mi nueva identidad.

Gire a mirarlo, era de los Slytherins que me veían ayer, Mulciber Aarhus y Avery Edurne, los recordé de forma instintiva.

—Mulciber, Avery, buen día.

A pesar de ser compañeros, ellos solo lo miran como un seguro en sus calificaciones a cambio de “protección”, que de eso un culo, los Slytherins piensan que es un hijo de muggles (pues el apellido Snape no es de magos) y lo tratan con desdén (siendo evitando como si fuera la peste e incluso pequeños atentados en su contra –trabajos arruinados, por ejemplo–) y sobre los merodeadores, dicen que no es asunto suyo.

The Prince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora