"Nuevo" II.

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The Prince

“A veces, solo queda seguir adelante”.


Me sentía perdida, en un estado incapaz de procesar lo que estaba viendo. Todo en mi alrededor era desconocido, pero me obligue a mantener la calma, tratando de moverme lo cual fue detenido por el dolor, y el olor a sangre antigua y fresca en el aire.

El dolor se expande desde el costado derecho hasta perderse por la espalda y llegar a la parte de la cadera izquierda, haciendo que estar boca arriba sea doloroso, al igual que el dolor punzante de él tobillo derecho y el hombro izquierdo, causado por la dislocación.

Me incorpore, ignorando el dolor en todo mi cuerpo, dando cuenta de que mi primera examinación de los daños no estaba completa. Sentía la irritación de la espalda y muslos, al igual que las pantorrillas. Camine por la pequeña habitación, tratando de familiarizarme, en total, la habitación contaba con una cama de una persona, un baúl a pies de esta, una mesa de estudio, que contaba con una lámpara, 3–5 rollos de pergamino, un envase vacío de tinta con la pluma y un sobre, varias hojas esparcidas y la silla, un pequeño ropero de 1. 5 m. de altura x 1 m. de ancho en la superior se encontraba un pequeño espejo roto junto a un pequeño calendario.

Sin prisa me dirigí ahí al acercarme cada vez más mire detenidamente el calendario, el papel marcaba dos meses Agosto–Septiembre, los cuales todos estaban tachados excepto el 1 de Septiembre, el cual estaba encerrado con un círculo y tenía “Ida a Hogwarts”, "No sabía que alguien más tenía acceso" negué con la cabeza, no era el momento para pensar en ello. Dirigí la mirada al espejo, la silueta se distinguía, un joven de 15 años, escuálido, piel clara como la porcelana pero llegando a una apariencia enfermiza, ojos negros de una sensación vacía, muerta, con ojeras bajo ellos, cabello ébano como un río de tinta, de una apariencia grasosa y maltratada, el cual llegaba a 2–5 cm. abajo de los hombros, sin olvidar la nariz ganchuda.

"No puede ser posible" había reconocido la descripción del reflejo que tenía enfrente, Severus Tobías Snape, de 16 años, uno de los tantos personajes creados por J.K. para la saga de Harry Potter.
Levanté mis manos para tocar el rostro, todo parecía un sueño, una insípida ilusión.

Había pasado por mucho, y ninguna experiencia me ha preparo para esto.

—¡Severus, baja ahora!—. El grito furioso, me alejo de mis pensamientos.

Parecía que tenía que enfrentar está nueva vida, ya sea una cruel broma o no.

. . .

Al bajar, me llegó el olor nauseabundo del alcohol, vómito, sangre seca (siendo está la que más se notaba) y productos de limpieza con aroma a menta, se notaba que habían limpiado, pero no era suficiente para eliminar el olor en la estancia, y menos engañar a mis sentidos. Al cruzar el umbral de la sala pude apreciar a un hombre de 39 a 45 años, sus facciones eran muchos más toscas que las de Severus, robusto, piel originalmente color canela pero ahora era pálido, ojos café claro inyectado de rojos por el alcohol, su cabello era castaño de un largo de 2–3 cm. de apariencia desarreglada al igual que su vestimenta, al parecer lo único que compartían era la nariz, aunque él no la tenia tan pronunciada.

Vi como una sonrisa se asomó al verme. —Para que aprendas que en esta casa mandó yo, maldito marica. Ahora, vete por más botellas, pero rápido—. Señalo, con el cinturón en su mano derecha, la cocina.

The Prince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora