V.

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• The Prince •

Y colapso.

Deseo no haberte amado tanto, pero el recuerdo que esos momentos, son tan hermosos, que me muestro rancio a dejarlos.

Porque creí que había encontrado mi centro de gravedad”.


Era sábado.

Me sentía como la mierda.

Más que eso.

Ahora recuerdo porque deje que me matarán.

Odio esto, pero odio más no poder odiarle.

Padre¹—. La voz del niño fue ahogada por el sonido de las arcadas.

Lla–lla...ma a ha ha Os...mán, de–debo ha...blar con él ¿Si?—. Un nuevo episodio de arcadas y vómito destruyó la imagen fuerte que creo.

Había empezado desde las nueve de la mañana, eran las once.

El dolor era insoportable, incluso si era anormalmente más tolerante al dolor, pero si no fuera por las drogas que tomaba, se hubiera vuelto loca, aunque ya no era de mucha ayuda.

Al finalizar no tenía ni la energía necesaria para ir a la cama, el duro y frío piso de mármol se veía tan bien, solo quería descansar, solo un poco.

¡Alya! ¡Alya, no te duermas! ¡Escúchame, Alya! ¡No...!—. La voz se fue apagando poco a poco.

—...ya, Alya, por fin despiertas—. Vi a Regulus frente a mí, estaba adolorido y cansado.

—Aaaaa...uuu...aaa, aaa...guu...a,
agua—. Mi voz salía agonizante, era frustrante volver ahí.

—Si, voy, voy—. Lo ví nervioso buscando la jarra por la habitación, eso levantaba un poco mi ánimo.

—¿Siempre fue así?

Después de tomar el agua y acomodarme en el sillón, hablé.
—No, empieza poco a poco, es como el veneno, te recorre lentamente, primero es leve, susurrante, después, es feroz, la sangre y los pétalos dictan la muerte.

—¿Han sobrevivido?

—Pocos, hay tres formas de sobrevivir, el tratamiento es solo en la etapa inicial, no siempre funciona. El segundo realmente no es una solución, marcar o dejar marcarte por alguien, solo mueres más lento y silencioso. El último, operarse, te extirpan la obstrucción², en mi caso te quita mucho.

—¿Vivirás?

—No lo sé, empiezo la etapa final.

—Deberias ir a la biblioteca, falta
poco—. Desvió su mirada, evitando seguir, como lo ha estado haciendo.

—No soy él.

—Lo sé, no te pareces en nada, él...

—No entiendo porque te preocupas, ¿Por qué lo haces? Quitándole el hecho de que estoy muriendo.

—Eres más divertido que él, más abierto, él cargaba con amargura, tristeza y desilusión. Aunque seas tú, verlo así, por lo menos su imagen, es mejor que antes.

The Prince.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora