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Simon, que nunca pensó que viviría más de 40 años, se alza orgulloso cuando finalmente anunció su retiro del ejército.
Simon, que nunca pensó que tendría una familia propia, observa con una sonrisa de apoyo cómo das a luz a su segundo hijo.
Simon, que nunca se cansaba de ti ni de la risa de sus hijos, se reía mientras tú y él perseguían a sus hijos por la casa, intentando prepararlos para ir a la cama.
Simon, que nunca iba a ningún lado sin su billetera, tenía la costumbre de revisar la foto familiar más reciente que guardaba allí cada vez que la abría.
Simon, que ama a sus hijos más que a nada, nunca admitiría ante nadie que su corazón se derritiera cada vez que uno de sus hijos les dijera que lo amaba.
Simon, que nunca pensó que sería un padre sobreprotector, hace todo lo posible por forzar una sonrisa genuina mientras observa a sus hijos irse a la universidad.
Simon, que nunca quiso dejar ir a su pequeña, la agarró con fuerza del brazo mientras la acompañaba por el pasillo y estrechó las manos de su prometido con una sonrisa de aprobación.
Simon, que nunca fue un gran fanático de las citas nocturnas fuera de casa, desarrolló un ritual contigo para que los viernes fueran cena y noche de cine, reavivando el romance que compartían.
Simon, que acaba de cumplir 80 años, besó tu sien con cariño mientras ustedes dos estaban rodeados de sus hijos y nietos en su fiesta de cumpleaños.
Y Simon, que rara vez lloraba, sintió una pequeña lágrima caer por su mejilla al darse cuenta de la gran vida que había vivido. Una vida que tú ayudaste a darle.
