ME CAGO EN LA PUTA
Me levanté de las piernas del rubio en el que estaba sentado con prisa, lo cual hizo que todos los demás me miraran extrañados. Pero no me di tiempo de reaccionar a sus caras, ni tampoco les di tiempo para que sus miradas puestas en mi cara bajaran un poco más y se encontraran la razón por la que salí corriendo de ahí.
No me puedo creer que me acabe de pasar esto. Para mi forma de ver ahora mismo solo tengo dos opciones para llevar esta situación, y estas dependen de si alguien se ha dado cuanta de la evidente erección en mi entrepierna.
Si no se han dado cuenta, diré que me dieron ganas de ir al baño y nadie tendría porque enterarse. Si por otro lado, alguien ha visto algo… Creo que solo me quedará buscar laxante de elefante, echarla en mi vaso sin que nadie se de cuenta y tomármela. Bueno, seguro que si busco en internet me salen formas más rápidas de acabar con esta insufrible vida de una vez por todas, y que lo único que quede de mi sea el recuerdo de aquella vez en la que en una fiesta en la playa, bebí tantos cubatas que acabé declarando mi amor a una concha que había en la orilla. Y poco después corté con ella y empecé a cantar la canción de Moana mientras me adentraba en el mar, como si este se estuviera abriendo para mí.Llegué a mi habitación con la frente brillando, llena de sudor. La erección había bajado pero la vergüenza que había sentido en aquel momento no.
¿Cómo es posible que te traicione tu propio cuerpo?Elton no me gusta, nunca me ha gustado, ¿pero porque había pasado eso?
Me quedé sentado encima de mi cama por unos minutos, con la mirada perdida en algún lado. Mi cabeza ahora mismo no atendía a razones, nunca me ha pasado esto, me siento un completo imbécil. Como Elton haya notado algo estoy perdido, me va a apuñalar esta noche.
Mi rostro seguía rojo completamente, si pusieras un tomate junto a mi en este momento, no se notaría la diferencia. El sudor descendía por mis mejillas hasta llegar a la boca. Saqué la lengua por inercia y saboreé las gotas que llegaban a mis papilas gustativas y me di cuenta de que no se trataba de sudor, si no de lágrimas. No se en que momento estas han decidido aparecer, y tampoco sé porque no me he dado ni cuenta. Pero ahí estaban, inundando mis ojos y cayendo como si fueran dos pequeñas, pero potentes cascadas.
En algún momento tenía que salir, no estaba de vacaciones, estaba en un trabajo, en uno de verdad, en el que te pagan dinero de verdad por hacer cosas de verdad, no por quedarte en tu cama lloriqueando por una polla empinada.
Vale eso acaba de sonar fatal, pero el caso es que tenía que levantar mi culo de ese colchón (Ese blandito colchón) e ir a recoger a los niños para ir a la excursión de por la tarde (Una excursión que no me apetece nada). Sentí como mi cuerpo me traicionaba por tercera vez en el día de hoy, y se recostó lentamente en el colchón en el que hace unos segundos estaba sentado.Ha sido mi cuerpo, no yo, ¿vale?
Me di la vuelta, apoyándome sobre mi brazo derecho para mirar a la pared de madera que había en un lado de mi cama. No cerré los ojos, el sueño no era lo que me había hecho tumbarme, si no la incertidumbre de no saber qué es lo que va a pasar ahora.
Tocaron la puerta de mi habitación, lo que hice que pegara un bote y saliera disparado de mi cama al suelo en un segundo por el susto que esos fuertes golpes me habían dado.
Antes de poder levantarme del suelo por mi cuenta, vi como una enorme mano con las venas marcadas se extendía para que la tomara. No tuve que mirar hacia arriba para saber de quien se trataba, pues ya la había visto antes. Es la misma mano que me ofreció sentarme encima de él, la misma mano que causó que ahora mismo me encontrara así de avergonzado.—Hey— Su voz estaba ronca, entrecortada.
—H-Hola
—¿Por qué te has ido? — Sentí un gran alivio en mi cuerpo al escuchar aquellas palabras. Eso me confirmaba que no había visto nada. No se que iba a haber hecho si se hubiera dado cuenta, antes de agarrar su mano, pase mi mano por mi cara comprobando que no tuviera ninguna lágrima, y así era.
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¿QUE ES LO QUE NOS PASA?
RomanceSamuel es un chico moreno de pelo rizado, literalmente es un pivón, y hasta que salió del armario a los 13 años, era el crush de todas las chicas. Desde que tiene uso de razón, Samu recuerda haber ido a un campamento todos los veranos hasta que cump...