Capítulo 7 - Mr. Kim

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Danielle estaba alistándose para ir a su cita con el psicólogo, como hacía cada fin de semana. Le gustaba mucho ir, era uno de sus días favoritos de la semana.

Desde muy pequeña había asistido a terapia con el mismo psicólogo, así que el lazo que tenía con el hombre era muy fuerte. Él la había visto crecer y había sido testigo de los avances que Danielle había dado desde que era una niña hasta ahora que era toda una adolescente.

Ya estaba vestida con sus prendas de ropa coloridas, como acostumbraba. Tomó aquella gorra que Haerin le había regalado y se la colocó al revés, tal cual ella se la había colocado esa vez.

Salió de la habitación con prisa. No le gustaba llegar tarde y hacer esperar al señor Kim. Su madre la estaba esperando abajo para irse.

—¿Y eso? —señaló la gorra sonriendo.

—¡Es la gorra que me regaló Haerin! ¿No es muy bonita?

—Lo es —sonrió—. Vamos.

Ambas salieron y subieron al auto. Durante el trayecto Danielle se mantuvo colocando un par de canciones en la radio mientras a la vez le hablaba a su madre sobre Haerin y lo mucho que le agradaba.

Ya para la mujer se estaba haciendo costumbre escuchar mucho sobre Haerin. La noche anterior no pudo conocerla ni hablarle mucho, ya que la chica siguió siendo extremadamente tímida y evasiva. Mas sin embargo, a pesar de eso, le agradó.

Lo que más le agradaba era la manera en la que Danielle sonreía cuando le hablaba de Haerin. Lo emocionada que llegaba a casa después de que se veían en el parque, y también ese pequeño brillo en la mirada de su hija que nunca había visto.

Ella se sentía feliz con la amistad de ellas dos, aunque no tuviera ni idea de que, tal vez, esto terminaría siendo más que una simple amistad.

Llegaron al consultorio, y Danielle bajó casi corriendo, su madre siempre yendo detrás intentando seguirle el paso. Ya todas todas las personas de ese lugar conocían bastante bien a Danielle, y digamos que se habían encariñado con ella en gran manera.

La nueva joven que ahora era la encargada de atender a las personas en la sala de espera sonrió al verla entrar con aquella emoción y alegría que nunca podía faltar por su parte.

—¡Jihyo! —la saludó emocionada—. ¡Ese uniforme te queda muy bonito! —siempre le decía eso.

—Es un gusto verte por aquí de nuevo, Danielle —extendió la mano, cosa que Danielle rechazó ya que la abrazó.

—¡Todo es muy bonito desde que trabajas aquí!

—Gracias —rió bajo.

Su madre apareció al lado y la saludó también.

—Supongo que tendrán un momento. El doctor Kim está un poco ocupado.

—Lo haremos, gracias.

Ambas se sentaron. No había tantas personas en la sala de espera, sólo un par.

—Mamá, ¿crees que el señor Kim me regale algún dulce para llevarle a Haerin?

—Seguro sí.

—¿Crees que hoy pueda ir al parque en la tarde?

—Claro.

—¿Ella te agrada, mamá? —la miró atenta.

Su madre sonrió y acarició su cabello.

—Por supuesto que me agrada —asintió—. Veo que te agrada mucho, eso me hace feliz. Espero poder conocerla mejor pronto, es muy tímida.

—¡Me agrada mucho! —exclamó—. Conmigo no es tímida. Siempre me abraza y habla un poco. Cuando le cuento algo ella me escucha, y eso me gusta muchísimo. Ella es muy bonita, y cuando me abraza se siente muy bien, me gusta como se siente —suspiró.

𝗦𝗪𝗘𝗘𝗧𝗡𝗘𝗦𝗦 | 𝖣𝖠𝖤𝖱𝖨𝖭Donde viven las historias. Descúbrelo ahora