— Te he estado llamando, —Lee-Won arregló discretamente su apariencia desordenada, sin mucho éxito, enviando una sonrisa torcida a todos los hombres de seguridad posicionados a su alrededor,—disculpa la mala educación, pero yo también soy un hombre ocupado, y seguías mintiéndome diciendo que no podías atenderme, así qué tuve que tomar medidas desesperadas al respecto.
Caesar lo miró impasiblemente, permitiendo con su silencio la entrada del hombre más joven. Lo primero que notó fue el bonito brillo azulado que parecía tener su cabello, tentándolo a enredar sus dedos en sus hebras oscuras y jalar duramente de ellas, haciendo que sus obscenos ojos de media luna lloraran un poco. Sintió sus pantalones endurecerse ante el pensamiento. Si el Omega seguía tentándolo de esa manera, esta 'reunión', como insistía en llamarle, terminaría convirtiéndose en algo más fogoso entre los dos.
Yuri, por otro lado, estaba secretamente cautivado. Nunca pensó que un mestizo pudiera verse tan bien, esperaba que su jefe no lo asustará demasiado, así podría tener tal vez una oportunidad de salir con él. Ganaba lo suficiente para tener un lindo auto, ¿a los Omegas les gustaba eso, verdad? No era particularmente popular con ellos.
Lee-Won los observó inquisitivamente, desde la distancia, antes de acercarse a grandes zancadas hacia dónde estaban situados ambos Alfas. Yuri se reincorporó inmediatamente a su posición defensiva inicial, atento a sus movimientos y previniendo cualquier clase de intención que tuviese, pero el Omega solo se paró a unos pocos pasos del escritorio del Alfa Sergeyev.
No tardó en darle una respuesta al hombre insistente: — Había dicho que no te vería.
Lee-Won se enfureció: —Y yo te dije qué no tenía más tiempo, tienes qué escucharme ahora, —con la espalda recta y la mirada alta, no dudó un segundo en seguir adelante con su diatriba, claramente motivado,—es sobre la fábrica que el concejal Zdanov está tratando de quitarle a mi cliente, sé qué tienes mucha influencia sobre él, ¿o estoy equivocado?
Caesar se enterró profundamente en su asiento de cuero, mirándolo indiferente durante toda su explicación. Sacando un puro del bolsillo de su traje, respondió vagamente a su cuestionamiento: — No sé a qué te refieres.
Lee-Won resistió el impulso de darle un puñetazo.
— Nos conocimos en la oficina del concejal Zdanov, ¿recuerdas? Me presenté contigo ese día e intercambiamos tarjetas de presentación.
Yuri encendió la punta del cigarro cuándo lo extendió en su dirección, contemplando lo que sucedía con una expresión un tanto divertida. Le resultaba hilarante cómo había personas que realmente creían que podían discutir con el Zar. Nadie había logrado hacerlo cambiar de opinión hasta ahora, y él no sería el primero en intentarlo.
— ¿Eso sucedió? No lo recuerdo realmente, debe ser porque todos los rostros de los asiáticos se ven iguales, —se burló, sacando una gran bocanada de humo después de eso. Yuri soltó una pequeña risa antes de reincorporarse y fingir seriedad de nuevo, siendo esa actitud lo que terminaría con toda la paciencia que le quedaba a Lee-Won.
No dudó, y arrebatando el elegante estilógrafo que descansaba a un costado de su escritorio, lo atravesó con violencia a un costado del rostro del Alfa Sergeyev, justo sobre el reposacabezas del asiento de cuero, qué estalló inmediatamente en una explosión de aire por el impacto y se desinfló patéticamente cómo un globo.
La habitación quedó en silencio después de eso. Las pequeñas risas habían parado, y Yuri los observaba atónito desde su posición, sintiendo todos los nervios de su cuerpo empezar a quemar, y enfriar sus venas.
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Zarina | Rosas y Champaña
Fiksi Penggemar[Omegaverse] [Divergencia del Canon] (Reescribiendo) ¿Qué hubiera pasado si Mikhail hubiera sabido desde un principio que Lee-Won estaba viviendo en Rusia? ¿Y si quisiera protegerlo, y estar cerca de él, pero las advertencias de Natasha hubieran sid...