•V E R D E•

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Septiembre 20, 2016. Martes.

Tengo una mejor amiga, Hwamin, nos conocimos en la escuela media cuando llegó de intercambio y hablaba raro por ser del extranjero, al tener la misma nacionalidad me pidieron que le ayudara a adaptarse ya que a mi se me haría más fácil comunicarme con ella y enseñarle el idioma correctamente.

Al principio no me caía muy bien, Hwamin siempre ha sido engreída, delicada, princesa en todos los aspectos y se me hizo muy difícil adaptarme a ella, también a ella se le hizo difícil, yo era con la única que podía comunicarse correctamente sin sentirse avergonzada y debió aguantarme. Con el tiempo nos fuimos llevando mucho mejor, ella se relajó más, ya no se preocupaba tanto de cómo la miraría la gente y aprendió a modular mejor para hablar con más personas.

Al final de ese año ya nos habíamos hecho muy cercanas y las vacaciones las pasamos juntas, así pasaron todo el resto de años hasta ahora.

Así que decidí por fin contarle que trabajaba en un club nocturno.

—Dareum, sal de ahí, ¿y si un pervertido te arruina la vida? —Un pensamiento muy negativo de alguien muy positivo. —Si te falta dinero yo puedo ayudarte con ello, sabes que no tengo problema.

Pero no quería aceptar, aunque ella me instaló un miedo traté de ignorarlo, estaba ganando bien, estaba viviendo bien desde que comencé a trabajar ahí, no me faltaba nada, podía comprarme mis cosas tranquila porque no solo tenía un sueldo también ganaba con propinas y podía ahorrar y tenía dinero diario...

Siete días después lo ví.

Septiembre 27, 2016. Martes.

Un semáforo andante.

Realmente era un hombre, era delgado y alto, tenía el cabello un poco largo y vestía de una manera extravagante, bastante llamativa, a eso también le agregaba su cabello de un fuerte y notorio color verde neón.

Yo bailaba esa noche, era una de las atracciones, y no pude evitar fijarme en él.

La verdad lo había visto antes, normalmente venía, le decía algo a un guardia, caminaba hacia Private Zone y lo seguía la misma chica de siempre, normalmente no me fijaba si volvían, a veces estaba muy ocupada pero ese día pude verlo con más detenimiento así como el miraba al resto de chicas, las examinaba como juguetes, buscando la mejor.

Me dieron ganas de decirle "¿Qué tanto miras payaso?" Pero no hice nada, solo lo miré y vi como se iba del club.

Tal vez estaba buscando una nueva entretención y me parecía bueno, de todas maneras pagaba por el servicio, pagaba por estar viéndonos, aunque nunca estaba entre el público.

Esa noche volví a casa agotada.

En mi cama acostada revisé mis notificaciones, tenía mensajes de mi papá y de mi mamá, ambos preguntaban cómo estaba porque llevaba tiempo sin hablar con ellos.

Desde que comencé a tener problemas económicos no había querido hablarles, siempre les decía que estaba ocupada y de hecho mantenía mi trabajo en el café para que ellos siguieran creyendo que tenía un trabajo decente, mal pagado pero decente.

Iba a la universidad y mantenía mis buenas calificaciones para mantener la beca y para que ellos no me recriminaran de que aparte de ser una pésima carrera era malísima en ella.

Me sentía un poco triste de no tener confianza de hablar con ellos sobre lo que me sucedía. Fuí criada de una manera muy estricta dónde desde pequeña le di prioridad a los estudios, donde las salidas con amigos eran una vez cada tres meses y hacían una excepción cuando era mi cumpleaños. Hwamin fue la amiga más aceptada porque éramos criadas bajo la misma cultura, nuestros padres discutían sobre cuál de las dos tenía mejores notas mientras nosotras solo queríamos conocer más de la vida.

Tal vez por eso yo fuí tan amiga de ella, de cierta manera teníamos el mismo problema. Nos querían como un trofeo, nos querían mostrar frente a sus amigos y decir "mi hija es la mejor en esto" "mi hija salió con honores" "mi hija de tutorías a niños problemáticos".

Actualmente seguía siendo un trofeo, pero ahora era un trofeo distinto.

Esa noche lloré mucho porque no sabía que sería de mí, porque se me estrujaba el corazón, quería ser feliz, quería disfrutar mi vida, quería disfrutar mi carrera, mis amigos, mi departamento de mala muerte, quería disfrutar de mis decisiones y el pasado me demostraba que en vez de ir hacía arriba estaba decayendo, porque parte de mi tiempo libre lo dedicaba a crear una coreografía para algo de lo que no quería vivir, para algo de lo que quedaría registro en mi corazón, en mi mente.

Yo ignoro todo cuando estoy en el club pero a veces pienso mucho y llega la música a mis oídos y entre ella los piropos, las obscenidades, las manos tratando de apretar mi trasero, las manos que tocan mi cintura que agarran mis brazos, el aliento que choca contra mi mejilla, el olor a alcohol, a cigarro.

¿Qué estoy haciendo? ¿Esto quiero para mi? ¿Qué va a ser de mi?

A veces pienso que tal vez me quede hundida en este hoyo, quizás después no pueda salir de esto.

D R A G O NDonde viven las historias. Descúbrelo ahora