Treinta y tres.

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Cuando el amanecer tiñó el cielo de colores suaves, Arthur se encontraba en una habitación de hotel, con un nudo en el estómago y un sentimiento de arrepentimiento que lo envolvía. Había cruzado una línea que nunca pensó que cruzaría, y ahora se daba cuenta de que sus acciones solo habían aumentado su confusión y dolor.

Se quedó allí, mirando el techo mientras el peso de sus acciones lo aplastaba. No podía evitar pensar en Evelyn y cómo esto podría afectar cualquier posibilidad de reconciliación en el futuro. Se odiaba a sí mismo por haber cedido a la tentación de la noche y haber herido aún más su corazón roto.

Martina, la mujer que había compartido esa noche con él, yacía aún dormida a su lado. Arthur la miró con una mezcla de emociones: probablemente "agradecido" por haberle proporcionado un breve escape de su dolor, pero también culpa por haberla involucrado en su propio caos emocional.

No sabía cómo enfrentar el nuevo día. Se sentía atrapado en un torbellino de confusión y arrepentimiento. Se preguntaba si alguna vez podría reparar lo que había roto con Evelyn, o si su relación estaba destinada a quedar en ruinas para siempre.

Con el sol brillando en la habitación, Arthur se levantó con cuidado, dejando a Martina durmiendo. Sintió el peso de sus acciones en cada paso que dio hacia la ducha, deseando que pudiera lavar su culpa junto con el sudor y el alcohol de su cuerpo.

El agua caliente golpeó su piel, pero no pudo eliminar la sensación de suciedad emocional que lo perseguía. Se miró al espejo con desprecio, disgustado por lo que se había convertido.

¿Por qué lo hizo? sí en el fondo de su corazón aún quería a Evelyn y quería regresar con ella, amaría a ese niño cómo si fuera suyo, si no hubiera tomado en cuenta el consejo de Pierre podría haber arreglado sus sentimientos y su vida para estar con la mujer que amaba. 

Mientras el día avanzaba, Arthur decidió que tenía que enfrentar las consecuencias de sus acciones. Sabía que no podía seguir huyendo de sus problemas personales en brazos de extraños. 

Con un suspiro profundo, se vistió y salió de la habitación de hotel, sin mirar atrás. No tenía todas las respuestas, pero sabía que tenía que comenzar en algún lugar si quería encontrar la paz y la verdad en medio de su confusión.

(...)

Arthur regresó a su casa en Mónaco después de una noche de reflexión. Sabía que había llegado el momento de enfrentar la situación y tratar de encontrar respuestas. Cuando entró por la puerta, se encontró con Charles, quien lo recibió con una mirada seria y penetrante.

- Arthur, necesitamos hablar.- Dijo Charles con voz firme.

Arthur asintió, sintiendo un nudo en el estómago. Se dirigió al salón, donde se sentó en el sofá, y Charles se le unió.

- ¿Qué está pasando, Arthur? Pareces distante y preocupado desde que volviste. - Comenzó Charles.- Nadie en la familia sabe lo que realmente sucedió durante tu tiempo desaparecido, y nos preocupa. ¿Puedes decirnos qué está pasando?

Arthur suspiró profundamente antes de responder. 

- Charles, es complicado. No sé por dónde empezar.

- Empieza desde el principio.- instó Charles.- Estamos aquí para apoyarte, pero necesitamos saber la verdad.

Así que Arthur comenzó a contarles todo lo que había descubierto en Los Ángeles, su encuentro con Evelyn, y la confusión que sentía respecto a su relación. Charles escuchó en silencio, con una expresión de preocupación en su rostro. Eso incluía lo que había pasado esta mañana, la "infidelidad", Cuando Arthur terminó de hablar, Charles se tomó un momento para procesar la información. 

The One | Arthur Leclerc.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora