Capítulo 9

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Tachibana Hinata acababa de llegar a su casa tras un arduo día de trabajo de administración en la empresa que dirigía junto a Kisaki Tetta, uno de sus mejores amigos de toda la vida; se quitó los zapatos en la entrada, dejó ahí mismo su bolso y se dirigió hasta el dormitorio, tirándose de cara a la cama, gritando a todo pulmón

- Llegas tarde. Tuviste un mal día? – preguntó Senju, su prometida, quien salió desnuda de la ducha

- No. Si. No sé – la miró y sonrió – Guapa

- Guapa tú – se inclinó y se besaron dulcemente – Me dirás que pasó?

- Sep – se sentó en la cama con el ceño fruncido – En el trabajo todo bien, sabes que me gusta, pero en el metro había un imbécil que andaba manoseando a chicas de secundaria y cuando lo delaté empezó a gritarme un montón de mierda – el rostro de la chica de cabello color rosa pastel mostró preocupación

- Supongo que le diste una paliza, no?

- Obviamente. Aprendí de la mejor – rió por lo bajo para luego abrazar a su novia, quien seguía desnuda – Casi me metí en problemas con el guardia del metro, pero el resto de testigos me apoyó, así que no pasó nada, pero bueno, me retrasé bastante y estoy agorada

- Aww mi reina anda cansadita – sonrió de la ojos aguamarina besando su frente

- Shi, estoy cansadita yo – se acurrucó entre sus senos – Aún así, mañana te acompañaré al cementerio

- No es necesario

- Si lo es, Senju – dijo enderezándose y tomando su rostro entre sus manos, mirándola a los ojos de forma tan intensa que la menor terminó sonrojándose completamente

- Vale, vale, puedes ir – hizo puchero apenada... en eso se dio cuenta de como la de cabello color coral estaba encima suyo y sonrió coquetamente – Amor, no antojes

- Mira quien habla! La que está desnuda eres tú – ambas rieron y se besaron, poniendo un poco caliente el ambiente


Eran las 9 de la mañana y todos estaban reunidos afuera del cementerio: Senju y Hinata con un gran ramo de tulipanes blancos, Izana y Emma llevaban un ramo de claveles blancos cada uno mientras Ken, el esposo de Emma, quien cargaba a Zephyr, su hija, y por su lado, Haruchiyo y Manjiro llevaban un gran ramo de rosas rosadas

- Hola... – saludó el de larga cabellera rosada con algo de vergüenza

- Hey... – dijeron seriamente el de piel canela y la rubia, haciendo que el de las cicatrices mirara el piso algo avergonzado, pero el firme agarre de su novio le sacó una sonrisa

- Hola, Haru – le dio un abrazo su hermana menor y este lo correspondió con su mano libre

Finalmente entraron todos juntos y caminaron hasta encontrar la tumba familiar Sano, donde dejaron los claveles blancos y algunas rosas rosadas, luego de que todos rezaran un poco, se dirigieron a la tumba de la familia Akashi y pusieron el resto de rosas junto con los tulipanes blancos... Mientras los hermanos rezaban, Haruchiyo dejó salir algunas lágrimas, siendo consolado por un abrazo de Mikey

- Fue mi culpa – lloró amargamente; su novio sólo podía darle pequeños besos en la frente acariciando su cabello

- No fue tu culpa – dijo Izana – No fue culpa de nadie...

Ya habían pasado varios años de aquello y aún seguía doliendo... Todos eran muy pequeños, se conocían de toda la vida pues sus hermanos mayores, Shinichiro y Takeomi, eran grandes amigos y siempre estaban juntos, por consiguiente, ambas familias interactuaban a menudo. Un verano, ambos mayores decidieron irse de vacaciones juntos para descansar de sus excesivas responsabilidades... Shinichiro era el encargado de criar a sus hermanos, por ellos era que trabajaba y daba su cien por ciento, teniendo siempre el apoyo de Mansaku, su abuelo, muy por el contrario, los Akashi eran huérfanos y Takeomi, siendo el mayor, era el responsable legal de sus hermanos para que así la ley japonesa no separara su, ya de por si, rota familia; rentaron un auto y fueron a Kioto, hablando por teléfono todas las noches con sus hermanos pues no podían no estar al pendiente de ellos, fue entonces que una noche de tormenta, Haruchiyo enfermó gravemente y nadie sabía que hacer, por lo que los mayores decidieron volver antes de tiempo... Derraparon en la carretera y chocaron contra un camión de carga, muriendo ambos al instante por el impacto; sin importar que ya hayan pasado 15 años de aquel suceso, el pelirrosa aún no se lo perdonaba, sin importar cuanto le dijeran que no había sido su culpa

Diferencia de Edad (SouthTake)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora