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Introducción.
Y no todos tenían una vida de color de rosa, esa frase la tenía Pablo Martín Páez Gavira o como sus amigos le decían, Gavi en la cabeza. Su vida no había sido para nada fácil, la muerte de sus padres dejando a un chico de 18 años solo a cargo de su hermano de 9 años, y un hijo recién nacido. Él no esperaba tener ese hijo a los 18 años pero como su madre le había dicho tenía que ser una persona responsable, no es que no usara condón, inicialmente lo había hecho, pero no se percató cuando este se rompió. La persona con la que había tenido relaciones tampoco dijo nada, y cuando el niño nació se lo entregó diciendo que ella tenía que ir a la universidad y ese niño solo era una carga. Gavi después de todo lo que pasó en su vida decidió cambiarse de ciudad para ir a la universidad, ahora a sus 23 años de edad, un hermano de 14 años y un hijo de 5 se encontraba en la gran ciudad de Barcelona. Estaba estudiando su tercer año de la carrera de Veterinaria aparte de trabajar para poder mantener a su familia.
En cambio Pedro González López o "Pedri" como le decían sus colegas era todo lo contrario. Por suerte nunca había tenido que sufrir nada en su vida y eso hacía que no entendiera muchas situaciones que les tocaba vivir a muchas personas. No es que su madre no le educara bien, pero él aún no había encontrado una persona por la que sentir compasión, pensaba que si estaban así era porque se lo merecían. Pero algo o mejor dicho alguien le hizo cambiar de idea.
— Gavi's Pov:
Las mañanas en esta familia no eran fáciles, tener a un adolescente en plena pubertad decidiendo que ponerse, con música a todo volumen y chillando a las 7 de la mañana no era fácil. Tener un hijo de 5 años que te pide el desayuno con insistencia tampoco lo era, así que imaginaros cuando tenía que estudiar para un examen.
-¡MARCOS, SON LAS SIETE DE LA MAÑANA, BAJA LA PUTA MÚSICA!.-Le gritaba a mi hermano para que bajara el volumen de la música.
-Papá, el tío Marcos me ha despertado.-Hizo un puchero.-¿Puedes hacerme el desayuno?
-Claro que si Mat, vamos.-Le cogí de la manita y me lo llevé hasta la cocina. Empecé preparándole un Nesquik y luego le hice unas tostadas con tomate, se lo dejé en la mesa y empecé a preparar el café para mi hermano y para mi. Mientras el café se preparaba puse el pan a calentar, y ahí fue cuando bajó Marcos.
-Buenos días familia.-Dijo sonriente mientras le revolvía el pelo a Mat y a mi me daba un beso en la mejilla.
-Tu te drogas a escondidas Marcos.-El me miró raro.-Estabas escuchando música depresiva hace 2 minutos y ahora estás súper feliz.-Marcos estalló en carcajadas. Yo rodé los ojos y puse las tostadas y el café en la mesa para ponernos a desayunar.
