cap 7

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Debían ser alrededor de las 7 de la noche ya, por la ventana no se veía ningún rastro del sol, en su lugar, las luces de los edificios lejanos simulaban pequeñas estrellas.

estaba revisando mi celular mientras terminaban de cepillar mi cabello, ya estaba vestida, otra persona me colocaba las sandalias mientras adulaban mi belleza.

— ¿desea algún recogido o le dejamos el cabello suelto? — preguntó una muchacha sosteniendo mi cabello.

— suelto por favor — pedí apagando el celular

al momento entró a la habitación Martha, la madre de Tamara, ya arreglada

— Hola linda, ¿ya estás? — preguntó apoyando su mano en mi hombro

— ya casi señora Burdell solo falta terminarle el cabello — habló la misma chica que me pregunto anteriormente

La señora Martha asintió para salir no sin antes despedirse de mí, por lo que al terminar de arreglarme salí para encontrarme con Tamara quien parecía una diosa sin mentir, nunca la había visto tan arreglada

— lista? — pregunto enganchando su brazo con el mio a lo que asenti — bueno, vamos, están esperando por nosotros

Hablo con cierto nerviosismo moviendo su otra mano

— ¿Mia y Zoe no irán? — pregunte mientras descendemos las escaleras

— no,mis padres las presentarán a la sociedad cuando cumplan 15, prefieren que vivan su niñez libre de cámaras y eso

— eso es bueno — hable sonriendo, los padres de Mara consideraban mucho eso por lo que me había hablado pero no pensé que también pensaran darles ese tipo de privacidad a sus hijas — tranquila, todo estara bien

La mire con una sonrisa pasando un mechón de cabello detrás de su oreja

— Lo se, esque, siento que olvidaré la mitad del discurso — suspiro retomando el paso hasta la salida — te imaginas? seria horrible

— No pasara, se que lo harás increible

estaba segura de ello, ella podía tener una personalidad muy blanda hasta cuando se trataba de su familia y cara pública, demostraba siempre su habilidad para manejar un público y su serenidad frente el tema

al salir lo primero que vi fue la limusina negra que nos esperaba, alto, no era una, eran DOS

— en una van mis papas y en la otra vamos las dos — aclaro mi amiga al ver como observaba aquel auto sorprendida — sube

indicó mientras el chofer abrió la puerta, al entrar era hermoso, no podría describirlo mejor porque simplemente las palabras no llegan a mi, tome asiento al lado de la ventana para recostarme en mi asiento, el interior de la limusina olía a frutos, por lo que seguramente aquel aroma se quedaría impregnado en nosotras además de nuestro perfume

el camino fue tranquilo hasta cierto punto, cuando íbamos llegando la calle estaba llena de paparazzis que iban entrevistando a todos los que iban entrando al lugar, por ende el ruido no se hacía esperar

al bajar el recorrido hasta la puerta fue envuelto en gritos y cámaras que apuntaban hacia mi amiga, ella por su lado daba su mejor sonrisa pasando a saludar a algunas personas, lo poco que pude ver del interior fue hermoso, luces, mesas, invitados con trajes divinos, nos llevaron por unas escaleras ya que nos iban a anunciar, a Tamara por ser Tamara y a mi por ser la empleada representante del hotel.

Allí también estaban los padres de mi amiga quienes conversaban con otra pareja y una chica más joven, prontamente llegó Lucas que después de saludarnos paso al lado de los que reconocí como sus padres.

Efecto Burdell/ en ediciónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora