Día 3

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Matt se encontraba en su habitación, un nuevo día comenzaba pero no se encontraba del todo bien, su piel cambiaba de color, se volvía más pálido y las vendas ue llevaba e sus brazos habían oscurecido, tal vez de suciedad.

No le dejaba de preocupar en absoluto pero quería ocultarlo, no quería llamar más la atención, hoy saldrían y si vieran como estaba no lo dejarían ir.

Soltó un suspiro y busco debajo de la cama, agarró un botiquín y saco un par de vendas, envolvió su brazo un poco más para disimular.

Le daba miedo ver lo que había debajo de las vendas, aún sentía dolor pero con el tiempo disminuía, asi que, el dolor no le preocupaba, le daba miedo se consiente que en un par de días simplemente moriría, prefería ignorarlo por completo y seguir con su vida normal, aunque la mirada de sus amigos lo hacía notar, él moriría y no podían hacer nada.

Solo le quedaba disfrutar el tiempo que le quedaba.

— ¡Matt, ya vamos! — se escuchó una voz lejana.

El rubio pateo el botiquín escondiendo lo, cogió la mochila que estaba en su cama y salió corriendo de su habitación.

...

Estaban caminando por las solitarias calles, cada uno llevaba una mochila y un arma.

Pasaron por el viejo centro comercial de su ciudad, estaba arruinado, al igual que toda la ciudad, entraron en ella para saquear una que otra tienda, tal vez tenían suerte y encontraban algo útil pero ese sitio había sido tan explorado que ya no había casi nada aparte de cosas sin importancia.

Tom cambiaba sin rumbo alguno, explorando una tienda con Edd mientras Matt miraba la tienda de al lado.

Buscaba, con poco interés, no tenía muchas expectativas con encontrar algo valioso pero en una estantería encontró un hermoso espejo violeta, tal vez en el pasado un comprador lo escondió pero ahora no le serviría de nada.

— Oye, Edd. — lo llamo, captando la atención de su amigo que se acercó de inmediato.

Agarro el espejo con cuidado, era uno de cristal, con un muy bonito acabado, era violeta como la vieja polera de Matt y el acabado le recordaba a la época victoriana.

— Wow... — soltó su acompañante al ver el espejo tan lindo que sostenía. — Sabes, puedes dárselo a Matt y luego, claro, decirle.

La sugerencia de Edd no le parecía tan mala después de todo, así que guardo el espejo en su mochila con mucho cuidado.

— No prometo nada. — aseguró Tom mientras se daba la vuelta para seguir explorando.

Dónde estaba Matt tampoco era una mina de oro, buscaba entre las ruinas de una tienda de comestibles, toda la sección de verduras estaba podrida y el olor era simplemente insoportable, la paso con dificultad y llegó a los enlatados.

Apenas sucedió eso, la gente comenzó a aglomerarse para abarcar la mayor cantidad de alimentos posible, casi dejo a todo el supermercado vacío, claro, algunas cosas no las llevaban, las más caras y las peores, esas se quedaron, luego de eso vinieron diferentes personas a saquear, personas que aparentemente no volvieron, abran muerto quizás o tal vez estén caminando por allí, quien sabe, tal vez Matt lo haga en un par de días.

Cogió un par de latas que sobraban, metiendo las en su bolsa, era casi lo último que quedaba, luego tendrían que encontrar otro lugar, eso iba a ser más tedioso, más sabiendo que Matt ya no estaría para ayudarlos, aunque no parecía, aveces, el vanidoso era útil, era un buen recolector y había aprendido a defenderse, algo inusual tratándose de él.

Un ruido llamo su atención, se escuchaban como chillidos de uno de esos zombies, si antes Matt tenía un poco de miedo, ahora no tenía ni una pizca.

Metió la última lata a su mochila y fue a por ello, pero al llegar, se le congelo la sangre, la cajera estaba con una muñeca atada a la caja registradora, una rubia que estaba tirada en el suelo, parece que no se podía levantar pues sus piernas estaban rotas, lo que más le jodió era que la mujer tenía la ropa desgarrada, le habían roto la camisa y su ropa interior estaba a un lado tirada junto con sus botas y chaqueta, aún conservaba su falda por suerte.

Pensar lo que podía haber pasado esa pobre chica le había hecho tener escalofríos, su ropa estaba lo suficientemente lejos para no poder alcanzarla, podía deducir que había muerto de hambre o tal vez de frío pues las puertas estaban selladas al entrar.

Lo agobiante que debió ser su muerte le hacía preguntar como podían haber seres humanos tan crueles, se acercó cuidadosamente a la mujer para ponerse en cuclillas y sacar un cuchillo de su bolsillo para terminar matando la, le quitó las esposas que la retenian y la cubrio con una chaqueta.

No pude evitar soltar pequeñas lágrimas, Matt podía haber cambiado mucho pero aún seguía teniendo humanidad y lo que le había sucedido a la mujer era tan inhumano que le causaba muchísima pena.

Solo lo interumpio la sombra de dos hombres sintió un escalofrío horrible, hasta que escucho la voz de uno de ellos.

— ¿Matt?, ¿Estás bien? — Reconoció la voz de inmediato y volteo con los ojos algo llorosos.

— Si... — respondió algo triste mientras limpiaba sus ojos.

El artista noto a la mujer en el suelo y la reconoció enseguida.

— ¿Ella es Katya? — pregunto el alcoholico reconociendo a esa mujer como una de sus vecinas, más no sabía quién.

El artista negó con la cabeza viéndola.

— Es Kim. — respondio notando un moretón e su deteriorado rostro.

— La encontré esposada a la caja registradora. — respondió con algo de pena el rubio que no dejaba de ver el cadáver.

Se quedaron en silencio observando el panorama, conocían a esa mujer, a su novia, la saludaban todos los días y ahora solo es quedaba, ahora solo era un muerto más entre miles, esa era su vida ahora y era tan irreal que les costaba a todos asimilarlo.

— Se hace tarde, vámonos. — pronunció el de cuencas disimulando sus ansias por llegar a casa y planear una confesión que debió hacer hace mucho tiempo.

×

Bueno, me pongo las pilas de una vez.

La pequeña historia de Kim: Kim entro a la tienda pensando buscar algo de comida después de que haya muerto Katya, estaba sola y estaba muy asustada, hacía mucho frío afuera y su ropa era vieja y sucia así que decidió usar la ropa de una de las cajeras, agarro un uniforme que estaba en el mostrador y decidió explorar la tienda, hasta que escucho a un grupo de hombres entrar a la tienda, lógicamente se escondió pero terminaron encontrandola. La golpearon y terminaron abusando de ella para luego dejarla sola atada a una caja registradora, luego murió, no tenía alimentos, hacia bastante frío y estaba completamente sola.

Gracias por leer, muak muak<333

Mis últimos días contigo [Mattom]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora