Prólogo

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Una perdida de memoria enlazada a sus emociones, un padecimiento bastante raro, según los análisis no era nada que se pusiera curar con cirugía o pastillas por que todo era psicológico, todo debido a un trauma; ese mismo trauma lo había mantenido asexuado  por mucho tiempo, sin embargo en esta vida hay muchas cosas que nos ayudan a superar un trauma, lastima que todo lo que sube tiene que bajar.

Las gotas de lluvia en el parabrisas del auto de su padre se veían hermosa, tan hermosas como el cielo nublado, el clima de hoy era su favorito, un día nublado con una llovizna suave; por algunos momentos sentía la mirada de su padre sobre el, quería devolverle la mirada pero no podía, no se sentía lo suficientemente digno de mirar al hombre que con tanto amor lo había criado y llevado por un buen camino.

Hace unos días Muichiro se empezó a sentir muy raro, a veces de la nada sentía que el suelo se movía, tenía náuseas, cuando se acostaba sentía que algo se movía dentro de el, sin embargo Muichiro no dijo nada a sus padres he intento pasar por alto las constante preguntas de su hermano.

Pero ayer en la mañana mientras iba camino a desayunar se desmayo en el pasillo de la casa, despertó uno minutos más tarde y vio a toda su familia junto a él, su padre había venido con el hoy, quería asegurarse de que su hijo si asistiera al médico aun que este no necesitará qué fuera ya qué no hace mucho su pequeño Muichiro había cumplido la mayoría de edad. Los exámenes revelaron algo que dejo sin palabras a ambos, “embarazo” el padre de Muichiro lo volteo a ver con incredulidad, su hijo embarazado, ¿Cómo paso eso?.

Muichiro vio que su padre paro en una panadería qué estaba a pocas cuadras de su casa, sabía, sabía que su padre querría hablar con el antes de dar la noticia a la familia, preguntarle como se sentía y que quería hacer, el era un buen hombre; pero también sabía que lo peor no era el que estuviera embarazado, si no el trasfondo de todo esto.

“Muichiro, hijo, ¿quieres algo de comer?” la voz de su padre sonó tan dulce que el chico siento que podía llorar a escucharla “un café y también si se puede unos churros” contesto sonriendo un poco avergonzado con su padre “claro que si mi niño”.

Muichiro miro por la ventana mientras su padre ordenaba, cuando la mesera se fue una lagrima rodó por su ojos “papá lo siento… perdóname”  dijo aun sin dejar de mirar por la ventana, tenía miedo de ver una mirada desaprobatoria por parte de su padre aun que eso era imposible; las lágrimas fueron limpiadas por las manos callosas de su padre, Muichiro levanto la mirada y su padre le sonrió “no tengo nada por que disculparte, no has hecho nada malo, pero si debemos hablar” el rostro se le ilumino, su padre era de verdad el mejor del mundo, en lugar de tratarlo con desprecio lo trato con amor, lo comprendió y no lo juzgo “claro que si papá”.








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Volví, para por fin concluir, lo siento, es que no tenía inspiración y ahora que creo que se mejor, les quería dar una mejor versión, ojalá salga bien

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