“No sabía que a usted le gustaban este tipo de animales sensei” Muichiro llevaba a Obanai al segundo piso donde dónde había todo lo necesario para revisar y ayudar al animal en caso de que lo necesitara, “más que una mascota es mi amigo, lleva conmigo mucho tiempo” ingresaron a una sala muy limpia según Obanai en donde habían muchos objetos qué no conocía pero de seguro eran para el cuidado de los animales, pusieron a Kaburamaru aun en la caja sobre una mesa especial, “ya veo, entonces daré mi mejor esfuerzo, ¿es peligroso?” Muichiro pregunto antes de intentar abrir la caja “no realmente, solo con las personas que no le agradan”.
Dentro de la basta experiencia tanto suya como de sus familiares, sabía que jamás debía confiar en ningún animal y debía desconfiar un poco de lo que sus dueños decían, así que siempre con precaución y con mucha calma Muichiro abrió la caja, no había tenido la oportunidad de tratar con muchas serpientes en su vida pero habían dos tips muy importante a la hora de tratar con estas, una era jamás mostrarse agresivos con ellas, las serpientes muerden por que se sienten amenazadas no por que quieran hacerlo y dos ser bastante pacientes y lentos a la hora de moverse, las serpientes son sordas pero tienen una muy buena vista por lo que si te muevas muy rápido ella se asustaran y te atacaran, es mejor dejar que ella vean todo lo que tu haces.
Tokito abrió la caja con cautela para que la serpiente saliera, mientras Obanai observaba como el chico trabajaba, había visto a varios profesionales hacerlo y podía decir que Muichiro si parecía uno, sin embargo también estaba alerta en caso de que a Kaburamaru no le agradará el chico y quisiera atacarlo; para suerte de ambos la serpiente salió muy tranquila de la jaula mientras observaba el lugar donde estaba y el chico que estaba junto a su dueño, Tokito ya se había puesto los guantes así que se acerco con sigilo para examinar primero por fuera muy bien al animal, su piel, sus escamas, ver con detalle sus ojos y la boca de este, en donde Muichiro vio un rastro de algo rojizo, sangre tal vez.
“okey, dijiste que no quería comer y luce un poco de caído, creo que ya se que tiene” Tokito se acercó a buscar entre las cosas unas pinzas algodón y un poco de desinfectante “Sensei, podría ayudarme a sostenerlo para abrirle la boca” Iguro acato tal ordenes qué el pequeño Tokito y sostuvo al su compañero, para gran sorpresa de el niño el animal era muy calmado, parecía que estaba muy bien adiestrado por su Sensei, no lucho ni intento cerrar la boca cuando el omega tomo su cabeza para abrirla.
Muichiro lucia más que bien mientras se concentraba en lo que hacía, aparte de eso su olor era exquisito y diferente. Para alguien como Obanai qué había crecido entre muchas mujeres omegas, había logrado olfatear una gran cantidad de olores, todos despreciables y muy repugnantes, el primer aroma al qué no parecía repudiado había sido el de Kanroji, sin embargo a veces se sentía un poco empalagado por el mismo, una clara señal de que ella no era su predestinada, pero aún así si corazón se aferraba a la idea de que tal vez ellos si podían funcionar, después de todo Kanroji era dulce e inocente.
“Oh, aquí esta” Muichiro saco algo de la boca de Kaburamaru, eso era ¿un pedazo de vidrio? “oye amigo, ¿como te tragaste eso?” Iguro quedo asombrado “umm, quien sabe, pero debe ver de donde salió esto para que ya no se lastime, por suerte no era tan pequeño para que pasara a su estomago, ni tan filudo para dañar su garganta, así que algo de medicina para la garganta y un poco analgésicos para el dolor, la comida en trozos lo más pequeños posibles para que no le moleste al tragar y así estará bien en una semana”.
Iguro se volvió a perder en el aroma de Muichiro, al parecer su alfa empezó a despertar en esos momentos, puesto que todo a su alrededor parecía oler más a Muichiro de lo normal, sus sentidos se agudizaban más, su vista percibía los pequeños movimientos de la ropa holgada de el niño, su oído escuchaba la los sonidos qué producían esa linda y pequeña boca, se veía muy apetecible, su piel se sentía un poco acalorada y su nariz ni hablar, estaba hecha un lío.
Iguro sentado en la silla del escritorio no puede evitar pensar en cómo acabó ese día, recuerda que en un momento arrincono a Muichiro contra el rincón de la pared, tras dejar a Kaburamaru en su caja, su memoria es incapaz de olvidar la cara de asombro de el niño, y mucho menos su cara sonrojada después de haberle besado sin permiso, le hubiera encantado parar hay pero en el momento en el que su alfa volvió un poco la lucidez fue una hora después, cuando termino la segunda ronda con el niño, de eso solo tiene breves fragmentos, como el hecho de que el beso qué lo hizo seguir fue el segundo donde su estudiante se inclinó en busca de otro, también recuerda que el chico le abrió por si solo las piernas, segado por su aroma y también recuerda lo que más lo hace pensar, el hecho de que Muichiro sangro un poco después de la primera ronda.
La virginidad no era algo que realmente importara o eso creía, pues después de copular con su estudiante en el lugar donde estaba trabajando para salir corriendo antes de que su celo volviera a tomar posesión de el, lo hizo tener que reivindicar ciertos puntos, el hecho de que su alfa dormido durante toda su vida, había despertado muy necesitado por el aroma tan delicioso de se el omega, eso implicaba qué su vida sexual había comenzado y el hecho de que le había quitado la virginidad de la peor manera a un omega por que si debía aceptarlo, era un romántico de mierda cuando alguien le gustaba, lo que también le había puesto a pensar en que sentía realmente por el niño.
Luchar entre lo que estaba bien y lo que no era difícil, por una parte su alfa durante todo su celo no hizo más que joderlo insistiendo en que necesitaba al chico, qué lo quería, poseer, marcar y entre muchas otras cosas que Iguro no se atreve si quiera a recordar, pero su alfa es solo un instinto por así decirlo, el no habla de manera racional, solo piensa en satisfacer sus deseos carnales, mientras que si de manera racional hablamos, esto no sería bueno, Tokito es su estudiante, alguien qué le gusta pero no conoce, esto es cargar con muchos problemas, sobre todo laborales.
“no estoy seguro papá, pero se que yo, yo quiero a este bebe, no importa lo que de mi digan, mi bebe es algo que sin saber ya es parecido” Muichiro dijo tranquilamente, mientras miraba por la ventana “si quieres, pudo irme de casa, no quiero que ustedes se vean perjudicados por mi culpa” el padre de Tokito abrió los ojos mientras escuchaba a su hijo “ estas loco si piensas que te iras de casa, mi nieto necesita un lugar seguro y mi hijo también”.
Muichiro quería volver a llorar por esto pero ya no tenía lagrimas, “Muichiro, se que esto es incomodo, pero si quieres no me conteste, no estás obligado, pero ¿qué hay del padre del bebé”