Miedo y Fin

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Luffy como era habitual caminaba por entre medio del bosque que ya tanto conocía en busca de alguna presa la cual casar, su estomagado rugía y lo único que podía pensar era en comida.
Hace pocas semanas, Ace se había marchado de la isla, entonces solo quedaba él y su sombrero para acompañarse al bosque.

Paro su paso en el momento en que sintió como alguien lo seguía, pensó que era un animal, así que no se preocupó mucho y siguió caminando, a los pocos minutos, entre las hojas, vio una sombra, la de un hombre alto con lo que parecía ser una capa, pero aquella forma desapareció a los pocos segundos.

El Monkey se puso en posición defensiva, mirando a todas partes, tratando de volver a ver a ese hombre.

Escucho un ruido a su izquierda y volteó a ver en un movimiento rápido, tenía un mal presentimiento de todo esto, pero sabía que el era fuerte, cualquier vagabundo perdido que se encontrara no era rival para el.
Mientras intentaba ver algo a través de la intensa hierba, sintió un fuerte calor en su nuca, trato de voltearse, pero ya era demasiado tarde.
No estaba totalmente consciente de que era lo que estaba pasando, solo sabía del fuerte dolor que sentía en su pecho, bajo la mirada y vio...¿magma?

No entendía nada, sintió como aquello que parecía ser un puño de fuego, retrocedía dejándole un hueco en su cuerpo, callo hacia atrás, y miró a aquella figura, alguien alto y uniformado, parecía tan imponente, pero solo pudo observarlo pocos segundos porque tan rápido como llegó, se fue, desapareció entre aquellas gruesas ramas.

Luffy sentía su interior arder, no pudo evitar soltar un gran grito, algunas partes de su piel estaban calcinadas y solo podía sentir dolor, trato de levantarse, pero al más mínimo movimiento lo hacía quejarse.
Veía su sangre correr por el pasto, manchándolo de un rojo carmesí.

De repente algo le vino a su mente y con las pocas fuerzas que le quedaban, tomó su sombrero de su cabeza para observar su estado.

–No...no..¡No! ¡NO!–grito viendo como un cuarto del sombrero estaba quemado y con manchas de sangre, trato de limpiarlo, pero solo lo empeoró con sus manos ensangrentadas, gruesas lágrimas caían por sus mejillas al ver el tesoro que su padre le había confiado en ese estado.

Tiro su cabeza hacia atrás y miró el cielo, mientras apretaba fuertemente el sombrero, fue allí cuando se dio cuenta de algo, estaba muriendo, sentía su sangre cada ves escurrir más y las fuerzas yéndose de su cuerpo.

Solo pasaron unos segundos para que comenzara sollozar, estaba furioso, con aquel hombre que lo había atacado y...con el mismo por no poder ni siquiera voltearlo a ver.
"Mi padre estará tan decepcionado...que forma de morir tan patética" fueron las palabras que pasaron por su mente en aquel momento.

No será ni más ni menos de lo que ya fue y lo que es, no es nada, por el poco tiempo que le quedaba, tuvo la pequeña esperanza que como hace tantos años, su padre lo viniera a salvar, que lo cargaría y lo llevaría aún lugar seguro mientras se afirmaba de su camisa blanca, que despertaría al día siguiente, vería aquella cabellera roja y sentiría su barba raspándole la frente.

Pero eso jamás pasó, Shanks nunca llegó, tampoco sus hermanos, ni los bandidos, esta ves no había nadie que viniera a salvarlo.
Solo observó las nubes, tratando de encontrarle alguna forma, como lo hacía con su padre hace tantos años.
Poco rato después de eso, falleció, murió mirando al cielo, aquel inmenso cosmos que alguna ves había jurado que sería suyo.

Vivió acompañado y se fue completamente solo, sin nadie quien le dijera que todo estaría bien, sin nadie que le diría un último "te quiero".

Se imagino como hubiera sido el ser pirata, conseguiría una tripulación de 10 personas y viajarían juntos por todo el mundo en busca del One Piece, una tripulación llena de sueños por cumplir, tendrían una relación tan fuerte que sería capaz de desafiar al gobierno entero, tendrían una gran sonrisa todos los días y vivirían cada momento como si fuera el último, imagino el viento salado chocando contra su rostro y revolviendo su cabello, el no saber lo que se encontraría más adelante y disfrutando el ser tan libre como el mar se lo permitiera, pero ahora mismo, solo fue eso, un pensamiento y jamás llegaría a ser más.

Sus últimos momentos fueron eternos y vacíos, sin ningún significado, solo el rostro de su padre clavado en su mente, no podrá cumplir con su promesa y jamás llegaría a cumplir su sueño, se sentía tan patético y pequeño, ni siquiera había logrado salir al mar, le hubiera gustado haber abrazado a Shanks más fuerte cuando este se fue de la isla. Sus manos temblaron y lágrimas no dejaban de salir, recorriendo todo su rostro hasta llegar hasta el frío suelo.
Estaba asustado.

Esto no debía de pasar así Donde viven las historias. Descúbrelo ahora