Esto no debía de pasar así

Despedida y malas noticias

Shanks fue a la casa de Luffy a la misma hora que venía siempre y se sorprendió un poco al ver al Monkey despierto, este al percatarse de su presencia, su rostro se iluminó y fue a abrazar al mayor.

–¡Papá! Volviste.
–Claro que volví ¿por que estas tan extasiado? Solo me fui un par de días.
–Lo se, pero de todas formas te extrañe.

El pelirrojo sonrió mientras le revolvía el cabello con cariño, después del abrazo fue a la cocina y comenzó a prepararle el desayuno mientras le contaba sobre su mas reciente aventura y el pequeño escuchaba con total atención.
Le dio su desayuno y este comenzó a comer más que feliz.

–Oye Lu.
–¿Mh?
–¿Ya te lavaste la cara?
–Si.
–¿Limpiaste tu cuarto?
–Si.
–¿Te cambiaste de ropa?
–Si.
–Está bien, luego de comer ve a lavarte los dientes y después iremos con mi tripulación.

Dicho y echo, el Monkey termino de comer y se dirigió arriba a acatar la orden de su padre para luego bajar ya listo.
Ambos se encaminaron al Red Force y Luffy tomó su mano para no quedarse atrás.

Al llegar, el más pequeño vio como todos cargaban comida y otras cosas al barco, le pareció extraño.

–¿De nuevo se van a ir? ¿Cuando volverán?
–Oh, Lu, de eso quería hablar contigo.
–¿Hablar de que?
–Nosotros no volveremos.
–¿Eh?
–Partiremos mañana de esta isla, de forma definitiva–el azabache se quedó en silencio, soltó la mano de Shanks y salió corriendo al bar de Makino, el pelirrojo decidió no seguirlo y darle su espacio.

–Vaya ¿que le dijiste?–pregunto Benn acercándose a su capitán al ver la escena.
–Le dije la verdad.

Luffy fue a almorzar con los piratas, pero ahora solo estaba jugando con su comida, cosa que preocupó a la mayoría.
El pelirrojo fue a sentarse a su lado, pero el más pequeño ni siquiera se digno a mirarlo.

–Anchor, entiendo como te sientes, pero sabias que no nos podíamos quedar aquí por siempre.
–Ya lo se, pero entonces ¿por que no pueden llevarme?
–Ya te lo explique no est–antes de continuar su hijo lo interrumpió.
–No estoy listo, lo has repetido desde hace un año, pero podría estarlo si tú me dejarás tener una aventura de verdad.
–No te pondré en peligro ¿o acaso olvidas el incidente de los bandidos de la montaña?

El más pequeño suspiró resignado, por mucho que lo negara, Shanks tenía razón, aún no estaba listo para salir al mar, pero de todas formas le enojaba que ellos se fueran, que lo abandonaran aquí.

–¿Cuando se irán?–pregunto el azabache.
–Mañana en la tarde.

Llegó la noche y el más pequeño fue a acostarse al lado del capitán de los piratas, el pelirrojo algo adormilado, abrazo al pequeño, abrazo que le fue correspondió.
–¿Sabes, hijo? De todas las personas de la Villa, será a ti quien extrañare más.

El azabache no dijo nada y solo lo abrazo más fuerte hasta que llegó el día de mañana, todo el tiempo hasta llegar la tarde, el Monkey no se había separado de su padre.
Ahora tanto las personas de la Villa Foosha como los piratas, estaban en el puerto despidiéndose, el más pequeño de todos ellos trataba de no llorar, aunque se le estaba haciendo difícil cuando se trataba de despedirse de su papá.

–¿Que pasa Lu? ¿No me pedirás que te lleve conmigo?
–Está ves no, porque planeo formar mi propia tripulación ¡será mucho más fuerte que cualquiera! ¡Incluso que ustedes! ¡Y...y...!–se quedó callado unos momentos–¡Y yo encontraré el One Piece! ¡Me convertiré en el rey de los piratas!–Shanks sonrió, orgulloso de la determinación de su hijo.
–En ese caso...–se sacó su sombrero y se lo colocó a Luffy–Te dejo mi mayor tesoro a tu cargo, la próxima ves que nos veamos me lo devolverás, cuando seas un gran pirata, es una promesa.

El Monkey no pudo seguir conteniendo sus lágrimas y abrazó a su padre, este correspondió, para luego subir a su barco.

–¡Nos volverlos a encontrar Anchor!–grito mientras el barco se alejaba.
–¡Adiós papá!

A Shanks le dolía irse, le lastimaba el echo de volver a dejar a su pequeña ancla sola, pero sabía que él estaría bien, porque estaba consciente de que no se había despedido dejándole nada, se despidió dejándole un sueño, un sueño que sabía que Luffy cumpliría, la próxima ves que ambos se vieran, brindarían juntos y "Anchor" le devolvería su sombrero.

Lastimosamente, ese día jamás llegaría y la promesa que hicieron no se cumpliría.

Habían pasado 7 años desde aquella despedida y ahora Shanks se había convertido en todo un pirata de renombre.
Aunque todo aquel que lo conociera, tenía que escuchar largas conversaciones con el tema principal de su adorado hijo.

Cualquiera que conozca a Akagami No Shanks tenía obligatoriamente que conocer a Monkey D. Luffy, el hijo del Yonkou.

Ahora el pelirrojo junto con su tripulación estaban navegando por el West Blue, en el momento que vieron un barco de la Marina acercarse, todos se pusieron en pociones defensivas y ofensivas, esperando el primer ataque del buque, pero eso jamás llegó y solo recibieron una llamada por el Den Den Mushi, la cual contestó el capitán.

–Habla Akagami No Shanks.
–Somos la flota HQ.3, fuimos enviados a buscarlos por Monkey D. Garp–el pelirrojo se quedó en silencio durante unos segundos.
–Páseme con Garp.
–El no está en este momento, venimos por ustedes para llevarlos a donde se encuentra ahora el Vice Almirante, la isla Dawn del East Blue.
–¿Por que quiere que yo y mi tripulación vayamos para haya?
–Ah...no sabemos mucho que está pasando, nuestra única información es algún suceso grave que le pasó al nieto de nuestro mayor, que de alguna forma también los relaciona a ustedes.

Shanks colgó e inmediatamente fue a donde su navegante–Building, dirígenos al East Blue.
–¿Que? ¿Pero por que? ¿Que fue lo que te dijeron esos Marines?
–Algo le pasó a mi hijo así que más te vale dirigir el barco hacia la isla Dawn.

Pasaron 3 semanas y por fin llegaron a su destino, estaba claro que en el camino se había planteado la posibilidad de que sea una trampa, pero conocía a Garp y no era tan cobarde para ocupar a su nieto de carnada, si alguien tan orgulloso como lo era el Héroe De La Marina, llamara a un pirata para reunirse, algo increíblemente malo estaba pasando.

Algunos de los más nuevos integrantes trataron de hacer recapacitar a su capitán, pero entendieron que cuando se trataba de Luffy, no había nada que ellos pudieran hacer y aquellos que conocían al pequeño, supieron que ni siquiera el mismo gobierno mundial podía detenerlo de ir.