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Cuando estaban ya sobrevolando lejos de Antigua, Aegon se levantó de su asiento, dirigiéndose a la cabina del avión para pedir por un botiquín de primeros auxilios. La vista del alfa con cortes y golpes, además de su tobillo lastimado tenía a los instintos de Aegon gritando por atenderlo y cuidarlo.

—Limpiaré tus cortes. —Dijo el omega sin esperar una respuesta, abriendo el botiquín y mojando un algodón con alcohol para pasarlo lo más delicadamente posible por el rostro hermoso del Velaryon.

Jace no se quejó en ningún momento, así como tampoco se dijeron ni una palabra, permaneciendo en un silencio cómodo. El omega estaba concentrado en lo que hacía, no queriendo lastimar más al contrario. Habían muchas preguntas aún en su cabeza, explicaciones que creía que eran extremadamente necesarias, pero le daría tiempo al alfa para descansar. Ya tendrían tiempo luego para charlar, cuando llegaran donde sea que fueran.

—Debes descansar. —Aegon habló bajo, guardando lo que había usado para desinfectar los cortes. Se proponía a levantarse a devolver el botiquín cuando sintió que Jace lo jalaba para que quedara sentado en su regazo, de espaldas a él.

—Quédate así un momento. —Pidió Jacaerys, el cual lo abrazaba mientras aspiraba su aroma a manzana y canela.

Aegon no dijo nada, solo se quedó ahí sentado sobre las piernas de su alfa. El aroma de Jace aún no regresaba y eso era algo que tenía al omega interior de Aegon ansioso porque deseaba que el aroma a pinos lo envolviese. Necesitaba ese aroma que lo hacía sentir en casa.

—Sé que aún tienes muchas preguntas. Te prometo que cuando lleguemos a Pentos te responderé todo lo que quieras. —La voz del alfa sonaba adormilada y cansada.

—¿Pentos?

—Sí. Aún quedan varias horas de vuelo. Deberíamos tomar una siesta mientras. —Las palabras de Jace sonaban cada vez más suaves, señal que estaba quedándose dormido con Aegon sobre su regazo.

El omega hizo el intento de levantarse, ya que la posición en la que estaban no era la más cómoda para dormir, además que el pie de Jace estaba lastimado y definitivamente su peso extra no ayudaría con la lesión. Así que con mucho cuidado deshizo el agarre que Jace tenía en su cintura para luego ponerse en pie. Tomó asiento a la par del alfa y luego cerró sus ojos, cayendo en un profundo sueño también.

Ambos jóvenes fueron despertados por el copiloto, avisándoles que estaban por aterrizar, que debían abrochar sus cinturones. El aterrizaje fue sencillo en una pista privada a las afueras de Pentos. Jace bajó del avión siendo ayudado por Aegon, ya que no podía apoyar su peso en su tobillo lastimado, dificultándole el caminar bien. Los dos betas que los habían llevado hasta ahí comenzaron a bajar el equipaje que Aegon ni sabía que habían llevado y lo subieron a un auto estacionado no muy lejos de ellos.

—¿Sabes manejar? —Preguntó Jace caminando lento hasta el auto. Aegon asintió. —Bien, porque con mi tobillo lastimado no puedo conducir, así que serás tú quien nos lleve. Yo te guiaré.

Cuando todo el equipaje fue puesto en el carro y habiéndoles dado las gracias a los betas, Aegon subió a Jace al asiento del copiloto para luego él sentarse detrás del volante y manejar donde sea que Jace lo dirigiera. No fue un tramo demasiado largo, probablemente una hora o menos conduciendo por una carretera paralela a la playa de aquel sitio.

—Es ahí. —Informó Jace, señalando una casa de playa enorme y muy bonita, alejada del resto de casas del mismo estilo.

Aegon ingresó por el camino privado de la propiedad, estacionando el auto justo frente a la puerta principal, admirando la belleza de aquella casa. El omega descendió del auto maravillándose con sus alrededores, olvidando por unos momentos que el Velaryon necesitaba ayuda para bajar.

The Wreck Of Our Hearts... {Jacaegon}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora