Nunca me había parado a pensar las mil caras que una misma palabra, en distintos contextos, puede tener. Ahora me daba cuenta de una que había tenido en las narices toda mi vida: “silencio”.
Cuando era pequeña tenía por costumbre ir a contemplar las miles de resplandecientes constelaciones con mi padre cuando la noche se tornaba estrellada. Recuerdo tumbarme sobre la hierba y observar con admiración la noche, que nos envolvía, que me hacía sentir lo más cerca del cielo que había estado, cobijada entre las suaves nubes. Entonces una capa de silencio nos rodeaba. Un escudo que nos aíslaba del exterior.
También recuerdo aquel día cuando mi padre dijo sus últimas palabras, y yo, dividida entre la idea de recordarlas y la del hecho de que no podía recordar algo que no debía haber sido pronunciado, me había convertido en mil afilados pedazos de cristal.
El no debía haber dicho sus últimas palabras. Debería haber dicho tan solo unas más. El debería haberme dado las buenas noches y los buenos días a la mañana siguiente, no una despedida. Esas palabras no debían haber sido pronunciadas, así que... ¿Debería yo recordarlas?
Mi hermano mayor me encontró tirada en el suelo de mi cuarto ese día. Me abrazó y no necesitó ahuyentar al silencio para que entendiera que él me apoyaba, que no me dejaría caer pero, sobre todo, que me entendía. Esa noche el silencio mismo se había transformado en una vía de comunicación que no creía capaz de existir. En un pilar que no necesitaba echar a la tristeza de mi para demostrarme que saldría adelante. Porque ella nunca había sido una intrusa. Porque una lágrima nunca había sido un signo de debilidad, sino una herramienta tan natural como respirar y tan humana como querer, como enamorarse.
Y es que cuando mi corazón escogió a ese otro chico, aquel que me demostró como dos almas pueden entrelazarse y crear un vínculo más fuerte que el diamante, fui testigo de cómo unas simples miradas habían podido gritar sin hacer ningún ruido, dibujando estrellas en nuestro universo. Creando constelaciones de historias y promesas, de sentimientos y temores, de realidad y de un nosotros....
Supongo que los dos sabíamos que significaba ese silencio cuando aquel nosotros se deshizo entre nuestros miedos y expectativas, tan solo dejando un rastro de promesas rotas.
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🌌𝑬𝒔𝒄𝒓𝒊𝒕𝒐𝒔 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒅𝒆 𝒍𝒖𝒏𝒂🌌
Poesía𝑷𝒐𝒓𝒒𝒖𝒆, 𝒎𝒊𝒆𝒏𝒕𝒓𝒂𝒔 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒛 𝒅𝒆𝒍 𝒔𝒐𝒍 𝒊𝒍𝒖𝒎𝒊𝒏𝒂 𝒔𝒐𝒍𝒐 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔 𝒗𝒆𝒏, 𝒍𝒂 𝒍𝒖𝒏𝒂 𝒅𝒆𝒔𝒕𝒂𝒑𝒂 𝒍𝒐 𝒒𝒖𝒆 𝒆𝒍 𝒄𝒐𝒓𝒂𝒛𝒐́𝒏 𝒊𝒏𝒕𝒆𝒏𝒕𝒂 𝒐𝒄𝒖𝒍𝒕𝒂𝒓... ☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎☁︎ 𝐸𝑠𝑡𝑎 𝑒𝑠 𝑢𝑛�...