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Pov, Zoro

Los nervios me traían de las puntas, eso había sido una locura.
No tardé en esperarlo en las duchas claramente escondido, mi ritmo cardíaco era acelerado pero no dejaba de querer reirme ante la cara de ese maldito cocinero...
¿Era imposible? Ni una mierda. Me molestaba demasiado que pongan pretextos para evitar darse cuenta de lo obvio
Mis pensamientos se detuvieron al sentir los brazos de cierta persona en mi cuello, tratando de ahorcarme.

S: Maldito hijo de puta, te encontré. —Se lo veía bastante molesto al sentir su agarre con fuerza— Pagarás por esto —Levantó su pierna dispuesto a darme una patada, pero lo frené con un...simple..beso—

—Sanji no tardó mucho en reaccionar y me empujó contra la pared, pegando de un golpe seco su mano contra los azulejos, mirándome con una mezcla grande de confusión y enojo— S: Escúchame bien, maldito... —Su respiración se agitaba y su rostro tomó el color carmesí— Tú no me gustas, así que deja de confundir las cosas y la situación ¿Entiendes? ¡Me gustan las mujeres, no los hombres! —Afirmó en un grito con furia, su boca decía muchas cosas, pero sus ojos...sus ojos me decían lo contrario...—

¿Te gustan las mujeres, ah? —Pregunté entrando en tension, incrementando mi enojo también. Odiaba que quisiera seguir haciéndose el idiota y mucho más odiaba...que me tomaran el pelo.— Entonces explícame por qué no me detuviste cuando te besé en la torre de vigilancia —De pronto, dejó de hablar... Solo respiraba agitado y veía las venas de sus brazos marcarse por eso— ¡Dime por qué no me golpeaste cuando te besé! —Grité en su cara buscando una explicación, si tanto afirmaba sus gustos, que me diera respuestas suficientes para creerle esa mentira. —

S: ¡Bajé la guardia! —Volvió a excusarse desviando la mirada mientras ahora temblaba sobre mí— Bajé la guardia... No quiero que sea posible que me gusten los hombres... —Murmuró apretando su mandíbula, haciendo de sus manos, puños—

—Me hervía la sangre... me daba mucho enojo que siga queriendo cubrir el sol con un maldito dedo... Me enojaba que no se diera cuenta de las cosas cuando las tenía en frente. Que a él sí le gustaba... que se sentía atraído por mí y que sí quería besarme... me enojaba mucho que siguiera intentando hacerse el ciego y el sordo, pero... ¿Qué iba a poder decirle yo? Soy la persona a quien menos escucharía en su vida, peleaba conmigo ni bien tuviese la oportunidad y no dejaba de tratarme como una basura. Apreté mis dientes y no dudé en darle un golpe en la mejilla, tirándolo al suelo—

Si eso quieres seguir creyendo, está bien —Dije ahora algo mojado por el agua que Sanji habia empujado sobre mí al golpear la pared— No quiero volver a escucharte o verte molesto si hago algo por mi propia cuenta ¿Me oyes? Si tan seguro estás de que solo te guatan las chicas, no vuelvas a acercarte a mí. —Le hablé con seriedad y guardé muy adentro el dolor que me causó escucharlo y verlo así. Ese no era él, Sanji podía ser muchas cosas, pero nunca un maldito mentiroso. —

—Sanji se sorprendió de mis palabras y la forma en la que lo miré, se quedó en silencio tirado en el suelo con el labio partido. Vi por el rabillo de mi ojo que quiso levantarse y decirme algo, pero prefirió callar... Esa fue la única prueba que necesité para darme cuenta que él hablaba enserio—

—Solté una risa sin gracia y patee el agua que estaba rodeando mi bota— Z: Sigue con tu mentira de porquería, yo me largo —No quise estar más tiempo ahí, con él... No quería seguir sintiendo dolor por una tonta equivocación de mi parte, así que me fui. Sali de las duchas y me dirigí fugazmente a la cocina por tres botellas de Sake, salí pateando la puerta y subí hacia la torre de control encerrandome ahí hasta el anochecer, ya no quería verlo.—

Fin de Zoro's Pov

Narrador pov

La noche llegó con sensaciones raras, mayormente entre la melancolía, el enojo, la decepción y la tristeza. Ésta vez, Zoro era quien rechazaba la comida de Sanji, quien días después, se mostraba arrepentido por la situación y buscaba alguna forma de hablar con él, cosa imposible, ya que Zoro actuaba agresivo y cortante cada que se le acercaba por cualquier motivo.

Cuchillos y EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora