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Pov, Sanji

Subi las escaleras con un nudo en la garganta y otro en el corazón. ¿Realmente me gustará ese estúpido espadachín? No tenía otro pensamiento que no fuera ese, ya que... admitía secretamente ponerme un poco de los nervios cuando estaba cerca de él, pero para distraerme, usaba ese nerviosismo para tranformarlo en enojo y pelear con él. Pero ahora, la situación era completamente diferente a las otras...ahora...él no quería tenerme cerca bajo ninguna circunstancia.

Me aterraba demasiado el hecho de que me gustase alguien de mi mismo sexo... Quiero decir, nunca se me pasó por la cabeza que iba a enamorarme de un hombre. Alguien como...yo
Al terminar los últimos escalones las manos me temblaron al dirigirlas al picaporte.. ¿Estaba seguro de esto? Había una alta probabilidad de que resulte peor y quizás, conmigo herido. Hice una mueca y decidí mandarlo todo a la mierda...

Decidí intentarlo...

Pov, Zoro

La situación de recién fue la peor mierda de la noche...
De todas las cosas que me pudieron haber pasado... ¿Justo con él debía cruzarme? Menuda suerte hija de puta.
Habia terminado dos botellas de Sake y ya todo me daba vueltas, me sentía molesto, afligido, enojado y triste. Sinceramente no esperaba que Sanji reaccionara así y mucho menos esperaba que yo reaccionara de esa forma.

Mi cabeza se basaba en él, todo el tiempo. Pensaba todo el rato que debía cambiar las cosas y dejar mi orgullo de lado, pero otra parte de mi se negaba a bajar la guardia de nuevo y quedar como un maldito ridículo otra vez. Quizás él tenga razón...quizás...yo me equivoqué.
Abrí la tercera y última botella de Sake mientras hacía muecas raras con mi boca, tomé los primeros tres tragos como si fuese agua, teniendo como efecto, la vista más borrosa que antes y una sensación extraña en mi cuerpo, mejor conocida como ebriedad.
Le quise dar el cuarto trago pero la puerta se abrió de repente, mis ojos a penas pudieron enfocar la situación y lo primero que vi...fue a él.

Sanji estaba parado frente a mi, agitado y colorado, su cuerpo temblando y sus puños cerrados ¿Qué hacía él aqui...? Él no debería estar aquí.

No tardé en levantarme de mi lugar e intentar pararme derecho, lo miraba serio y con mala cara, abrí la boca para hablar, pero él se me adelantó.

S: Me gustas —Fue lo primero que oí.... Me quedé en blanco y quise decir algo...lo que sea... pero mi garganta se cerró en un fuerte nudo silencioso. ¿Había dicho que yo...le gustaba...? Crei haber escuchado mal y frunci el ceño haciendo una mueca de confusión absoluta. —

—Los labios del rubio temblaron y tuvo que mirar para otro lado después de decir eso, apretó los puños y dio un paso al frente— S: Me gustas, maldito hijo de puta. Lamento haber hecho toda esta mierda sin sentido y haberlo empeorado todo  ¿De acuerdo? Tengo miedo.. —Se quedó callado solo unos segundos para luego llevarse una mano al rostro y reírse— Dios mío, si te soy sincero, estoy cagadisimo de miedo, maldición... —Murmuró sonriendo con un tono carmesí pintado en las mejillas— Lo lamento, creo que es la primera impresión fue una basura... ¿Podrías...dejar que lo intente otra vez? —Me preguntó al final de su confesión subiendo su mirada hasta donde estaban mis ojos—

—Me quedé mudo, en silencio y quieto... ¿Qué carajo estaba pasando hoy...? Abrí mi boca para hablar pero...solo escuchaba los fuertes latidos de mi corazón.. ¿Ésto era una broma? Si lo era, no tenia ninguna gracia.
Caminé a pasos lentos hacia él quedando frente a frente, hice una mueca con mis labios y lo miré a los ojos dispuesto a hablar...—

Z: ¿Estás mintiéndome? —Pregunté sin ganas de jugar a ese juego estúpido, no iba a malgastar mi tiempo si solo de un juego se trataba..— Si esto es parte de otra de tus estupidas bromas, juro que voy a darle de comer a los malditos peces con los restos de tu cuerpo, bastardo —Gruñi de mala manera poniéndome firme. No iba a permitir que juegue conmigo como se le diera la gana.—

—Sanji no retrocedió y me fijó la mirada, apretando los puños a sus costados para luego fruncir el ceño con molestia— S: Imbécil, estoy diciéndote que estoy enamorado de ti ¿E-eres sordo o te haces? —Preguntó enfurecido el rubio, todo indicaba que el rubio idiota de cejas rizadas que le gustaba quería dejarlo en ridículo.—

Pov Narrador

—Zoro se quedó en silencio, analizando a su compañero, quien aparentaba decir verdades algo incoherentes pero... ¿Realmente le gustaba? ¿No estaba confundido? ¿No era solo otra de sus...bromas? Solo un par de segundos pasaron hasta que Zoro decidió arriesgarse...Decidió creer.

Los labios de el más alto se encontraron con los del rubio y la sensación fue tan extraña, que le gustó al instante. Soltó la botella que llevaba en la mano y posó sus manos delicadamente sobre su rostro para profundizar aquel primer beso.

Sanji, quien se llevó la sorpresa más grande de su vida, se quedó descolocado en su lugar, atónito por lo que acababa de pasar... por la reacción de Zoro y por...la situación en la que parecía tener bastante suerte.

No tardó demasiado en devolverle el beso y salir de ese confuso trance lleno de sentimientos, dejó sus manos sobre su pecho y cerrando los ojos con cierto rubor encima se acercó más a su cuerpo para poder sentir mejor su...calor. No fue suficiente para ninguno, ya que segundos después se juntaron en uno solo uniendo sus labios repetidas veces, como muestra irrefutable de que ambos eran dulcemente quemados por la misma emoción y el mismo sentimiento, demostrando al destino y a la vida misma que ese era su camino... Por más difícil o incluso imposible que fuera... el amor ganó en esta ardua batalla.

Ahora mismo, ambos estaban pegados el uno con el otro, comiéndose a bocados con el fervor que florecía por su piel, haciéndolos prisioneros de los sentimientos que ambos ya tenían, haciéndolos explotar en su máximo esplendor. Sanji volvía a estar contra una esquina del lugar, acorralado por el cuerpo entero de Zoro, quien no perdía una sola oportunidad en tocar cada milímetro de su piel, intentando recordar por siempre su calidez, su textura, su suavidad... como si quisiera inmortalizar el recuerdo de su cuerpo en las ocasiones que lo fuese a extrañar.

Sanji nunca se quedaba atrás...Y menos, en circunstancias como estas. Sus manos, tan delicadas y bien cuidadas, navegaban por sus hombros, su torso, sus brazos y su espalda ancha y buen formada, acariciando cada músculo que sentía a través de su agudo tacto. Sus sensaciones se perdían entre lo que él le hacía y cómo lo hacía, se perdían entre sus besos, la sensación de sus labios pegados a los suyos, sus manos tan cerca de su cuerpo...y ese latido desenfrenado que ellos compartían.

Quizás algún que otro gruñido escapaba de sus bocas, pero rápidamente eran silenciados por más besos, más fuertes, más rápidos, más profundos... Todo tomó otro rumbo cuando una curiosa y áspera mano se coló sobre por dentro de la camisa de Sanji, toda desabotonada y desarreglada, no tardando en recibir la atención total del rubio.

S: E-espera...Zoro... —Se detuvo Sanji, pudiendo a duras penas salir del beso tan hipnotizante de Zoro, quién tampoco quería soltarlo—

Z: ¿Qué sucede? —Preguntó el de cabellos verdes, con el corazón latiendo a mil y algún que otro jadeo escapandose de su boca—

—El rubio no sabía qué decir... ¿Por qué se había detenido? Aunque no lo admitiera en voz alta, estaba disfrutando más de lo que debía aquella situación. Y es que... ¿Cómo no disfrutar aquello? Por fin, luego de tantas noches desvelado en su cama cuestionando sus propios sentimientos y sus propias emociones...por fin... se anima a intentar probar suerte...Ganándose toda la jodida lotería en una misma persona.

Inconscientemente sabía por qué se había detenido... aunque su corazon lo amaba con una locura desenfrenada, su mente lo torturaba constantemente... ¿Por qué...? Bueno...era una pregunta sencilla de explicar...
Sanji era vírgen. Si bien había dado su primer beso antes, nunca se ánimo a ir más allá con alguna de sus parejas anteriores. Entonces le daba cierto pavor intentarlo con alguien de su mismo sexo, mas no sin embargo, notaba y sentía a Zoro plenamente ido hacia él y solamente hacia él.
¿Será ésta su oportunidad para demostrar el verdadero amor que le tenía a ese idiota con cabello de arbusto?—

Cuchillos y EspadasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora