Capítulo 21: recuperación.

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"¿Cómo se sigue?" Me lo pregunté tanto al momento de mirar a Tom a los ojos y saber que jamás crearía una niña con esos rasgos. "¿Cómo puedo atarlo de esa forma?" Me pregunté en el instante en que su mirada me dijo que estaba todo bien, en el que sus palabras me indicaron que no le preocupaba que no pudiera tener hijos. "¿Cómo puede mentirme de esta forma?" Me pregunté un tiempo después, cuando entendí finalmente que esa tarde, él había venido a dejarme. Solo que esa tarde, en sus brazos, no lo noté.

Me aferré a Tom todo lo que pude, pero al otro día, tuve que ir a clases. Caían sobre mí todos y cada uno de los planes que había diseñado para mi futuro. Caía sobre mí el dolor, la angustia de saber que no estaba embarazada y que jamás lo estaría. Porque no podía tener hijos, y era una realidad irrevocable. 

Thomas parecía más atento que nunca a mi, a lo que necesitaba. Me cuidaba más que a un cristal. Shay también había notado que algo estaba mal, pero no parecía atreverse a preguntar, y no lo hizo en todo el día. Atendí a la clase como si no hubiera recibido ninguna noticia conmovedora, como si todo estuviera bien. Como si yo estuviera bien. Y al final de la clase, mentí a mi amiga, diciéndole que me quedaría un tiempo más en la biblioteca, que necesitaba pensar y estudiar para el examen final de una materia que no cursábamos juntas. Entonces, cuando ella se marchó, recibí el mensaje de Tom. 

Necesitaba que Shay no supiera a dónde me dirigía. Necesitaba un poco de adrenalina. Necesitaba recuperarme de lo que acababan de decirme, pero necesitaba hacerlo en privado. Sin opiniones, ni malas caras por mis llantos. 

─No tienes que llevarme a casa, puedo esperar a que Shay se vaya y luego tomar el siguiente autobús. ─ propuse a mi preocupado novio, que me recibía en la oficina privada de siempre. 

─Y tú no tienes que fingir que estás bien. No conmigo. Sé que ésto te afecta, y si no lo supiera, podría verlo. Así que dime exactamente lo que necesitas y te ayudaré a-

─Necesito que dejes de tratarme como si estuviera enferma. Entiendo que quieres cuidarme, pero... ¿podemos por favor olvidar que todo esto ha pasado y... no lo sé, seguir adelante? ─ pregunté. En realidad, nada podía menos que olvidarlo, pero quizás el que mi novio no me lo recordara todo el tiempo, podía ayudarme. La mirada que Tom me dedicó luego de hablar, me dejó en claro que no sería la última vez que hablaríamos al respecto. Sin embargo, simplemente me tomó de la mano, y me preguntó si me quería marchar. 

Una vez en su departamento, hicimos de todo, menos conversar. 

...

─Estoy completamente enamorado de ti─ me juró en su cama. Tom acariciaba mi espalda, acomodaba mis cabellos a su gusto mientras yo dormitaba en su pecho. Sus palabras susurradas jugaron con mi mente, jugaron con mis sentimientos, y me hicieron abrir los ojos. Él los cerró y luego desvió la mirada. ─ Creí que dormías. 

─Y yo creí que me lo decías porque sabías que te oía. ─ sonreí. 

─Puedo decírtelo de nuevo, pero cuando no tengo la certeza de si me escuchas... siento que puedo decir cualquier cosa que nazca de mi corazón. 

─¿Así que siempre me dices cosas hermosas cuando me duermo? 

─Suelo hacerlo. ─ confesó él. Y me juré que escucharía la próxima vez que él me hablara. 

Lo besé, como lo había hecho antes, y luego él acarició mi espalda mientras hacía que se me escape una sonrisa. Lo amé, con locura y desesperación, lo adoré. Nuestras respiraciones agitadas hicieron que la habitación deje de estar llena de sollozos e inseguridades, y comience a llenarse de jadeos y susurros. Era mi forma favorita de pasar mi tiempo con él. Sobre todo cuando la noche era nuestra, y era eterna. 

─¿Eres real? ─ le pregunté esa mañana. El tiempo seguía pasando, y teníamos que irnos si queríamos pretender que llegábamos en momentos diferentes de la mañana. Sin embargo, él me sostenía en sus brazos, y yo acariciaba su rostro de la misma forma en que un rayo de luz nos acariciaba a ambos. La fría mañana se posicionó sobre nosotros, y yo solo deseaba que él quisiera faltar a su trabajo para quedarse conmigo. En momentos así, deseaba arriesgarlo todo, y poder besarlo en cualquier parte de la ciudad. 

─¿Cómo? ─ preguntó él, saliendo de mi cuello para mirarme a los ojos. Siempre había pensado que sus ojos azules eran increíblemente atractivos. Ahora seguía creyéndolo, porque los había visto preocupados, felices, emocionados y pasionales. Porque había visto sus pupilas dilatadas de exitación al verme, porque las había estudiado, y podía identificar perfectamente el tono de celeste que había en ellos. Porque me había enamorado tan pero tan fuerte, que sentía que si esos ojos no me miraban podría llegar a morirme. 

─No lo sé.. tengo que confirmarlo. Tal vez mi mente te inventó. ─ susurré sobre sus labios. 

─¿Esto te parece real? ─ preguntó mientras rozaba los suyos con los míos. 

─Mhm ─ solté mientras aún lo besaba. 

─¿Y esto? ─ preguntó mientras su mano acariciaba mi cintura. 

─Está bien, creo que sí eres real. 

─No me molestaría seguir confirmándotelo. ─ sonreí en respuesta a su picardía. 

─Creo que si me lo sigues confirmando llegaremos tarde, y no quiero llegar tarde, temo que mi profesor perjudique mis notas. 

─¿Sabes? Cuando dices "tu profesor", es bastante literal. ─ mencionó él, finalmente se incorporó en la cama, y mi mirada confusa lo llevó a explicar. ─ Soy... bastante tuyo ─ dijo, como si nada. Como si no provocara en mi corazón un montón de sensaciones inexplicables. 

Y en ese momento, no me importó nada. Ni los horarios, ni mis problemas. Porque solamente necesitaba complacer el anhelo de hacerlo mío. 

Lo cual fue exactamente lo que hice. 

Bad idea, right? | Tom HiddlestonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora