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Jungkook caminaba hacia la casa de su mejor amiga, Kim Jennie. Una buena hechicera que en ocasiones le mostraba diferentes objetos de otras dimensiones.
En el recorrido del camino muchos la saludaban, y ella respondía de buena manera, a pesar de su naturaleza es una chica amable.
Unos minutos faltaron para que llegará a su destino, justo en la puerta de la acogedora cabaña se encontraba Min Yoongi; un caballero de la corte real que también era su amigo.
-¡Jennie, ya llegué! -Exclama en un tono alto, recibiendo una mirada de regaño.
-Jungkook, no grites. Recuerda que eso es de mala educación. -reprendió al menor, quién se apeno un poco, agachando la mirada.
-Lo siento. -se disculpa, inclinándose.
Justo en ese momento Jennie salía por el grito; -Hola Kook, pasa, pasa. -se hace a un lado y deja ingresar a los dos invitados.
Los tres entraron y charlaron un rato.
Yoongi, al tener pendientes reales, se tuvo que despedir antes e irse, dejando a los dos jóvenes solos.
-Ahora que ha se fue...-murmura Kook, fijando sus orbes oscuros en la puerta.- Dime que tienes hoy para mí. -su cola con punta se menea con emoción.
-Te mostraré algo que estoy segura que te encantará. -dice la Castaña, levantándose, siendo observada por el azabache curioso.
Jennie fue a buscar los objetos que utilizaría para mostrar su magia, mientras tanto Jungkook recorría la cábala de la cabaña.
Ya sabía de memoria donde iba cada objeto, pero Jennie siempre ponía algún detalle nuevo, y el día de hoy era una espejo grande; sus esquinas adornadas de hermosas flores.
Jungkook es un chico en el cuerpo de una chica, por lo cual no tiene un pronombre fijo, ella o él, cualquiera. Es hermosa, portador de un cuerpo con exquisitas curvas cubierta por un ligero conjunto de lencería negro, y en su blanquecino cuello una gargantilla con pequeñas incrustaciones que daban imagen de ser púas. En su espalda descansaban sus alas con un indicio igual al de un murciélago.
Además de tener una cola en la espalda baja, su punta en forma de corazón, se le ve peligrosa pero es una suavidad.
-Tú eres muy hermosa, Kook. -repentinamente habla, llamando la atención del menor.- No dejes que nadie diga lo contrario. -las lindas mejillas del azabache se tornaron rositas, su sonrojo por lo dicho.- Mira lo que tengo aquí.
En sus manos se encontraba lo que parecía ser una bola de cristal transparente, la Castaña la colocó en el centro de una mesa para luego acercar sus manos y empezar a hacer movimientos con su manos, murmurando palabras y a los segundos aparece la imagen de un joven con un disfraz aparecía dentro de la bola.
Jungkook se había acercado, curioso. Y cuando ve al chico a través de esa esfera, quedó encantado; -Es lindo...-dice enfocado en las acciones del joven, volteandose hacia Jennie.- ¿Quien es? -inquiere ansioso.
