4to. Libro de la saga "Destino"
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Oliver comienza su vida como Omega, teniendo no sólo a Luan a su lado, lo que provoca constantes situaciones dónde Oliver deberá tomar decisiones que puede cambiar por completo su destino.
Oliver est...
Después de la llamada de Dievs, no dormí en ningún momento. Una sensación de incompetencia e inutilidad llenaba mi mente.
También está la culpa y tristeza. ¿Cómo pude olvidar una fecha tan importante? ¿Por qué hice a Oliver a un lado cuando trataba de ayudar?
—Que idiota.— golpeo mi frente y decido levantarme de aquel sofá donde estuve sentado toda la noche.
Voy hasta la habitación y logro percibir algo que no había notado en estos días. El único aroma impregnado en la habitación es el de Oliver, el mío no está. No hay ningún rastro de que un Alfa viva aquí.
Ni siquiera en el nido de Oliver.
Respiro profundo, me acuesto en el montón de mantas y agarro una almohada. La sujeto con fuerza y entierro mi nariz en la tela. Mis ojos se llenan de lágrimas y me maldigo mentalmente.
Oliver debe haberse sentido muy solo.
¿Por qué me doy cuenta de mis errores ahora? Debí de estar al pendiente. Yo fui quien insistió en vivir juntos e hice todo mal, Oliver no querrá volver.
Me levanto de golpe y tiro la almohada contra la pared. ¿Qué me sucede? ¿Qué pensamientos son esos? Traeré a Oliver de nuevo, el regresará aquí y me aseguraré de que no vuelva a sentirse inseguro.
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Después de estar toda la noche despierto, mi cuerpo se siente pesado.
Salgo de la habitación y bajo por las escaleras. Mi celo aún no llega por completo, por lo que no hay problema en andar un poco.
—¿Qué sucede?— pregunto al ver a Mika correr de un lado a otro.
Voy hasta donde está sentado mamá y veo la mesa llena de telas y otros materiales.
—Participará en una obra de teatro y le estoy midiendo el traje.— explica, agarra un par de alas azules y llama a mi hermano.
Mika tiene en sus manos un avión de juguetes y recorre toda la casa. Cuando escucha que lo llaman, se acerca y mamá le pone las alas.
—Será una obra sobre diferentes aves, a Mika le toco uno de plumaje azul y blanco.
—¡Sí! Seré un pájaro y podré volar.
—¿Cuando será la obra?
—Mañana.— mamá comienza a guardar las cosas. —No podrás ir, pero haré un vídeo para que lo veas. Por cierto, ve a desayunar.
