Capítulo 09.

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Cuarto mes de embarazo.

Después de que Jungkook y Jimin estuvieran todo el día ocupados en sus oficinas trabajando en lo que les correspondía a ambos, salían casi arrastrando sus pies por las puertas.

Uno por lo fastidioso que podía llegar a ser tratar la administración total de toda la mafia Jeon, cubrir los espacios y encontrar a las personas que han estado haciéndole perder dinero para darles fin a sus días.

Y el otro por el hambre que le atacaban junto con los antojos de unos ricos y esponjosos panecillos rellenos de crema.

Al cerrar sus oficinas, se dieron la vuelta y se encontraron de frente, pues se encontraban al lado del otro.

—¿Cómo te fue con la administración? —preguntó Jimin con su mano descansando en su vientre que comenzaba a asomar.

—Medianamente bien, alguien se está volviendo a pasar de listo —dijo molesto, para luego sonreír hacia el menor—. ¿Cómo estuvo tu trabajo hoy?

—Bastante bien, aunque el hambre me distrajo de la mitad de la conferencia de diseñadores —admitió mientras sus mejillas se ruborizaban de la vergüenza.

Últimamente estaba comiendo demasiado y su hambre aumentaba más al igual que sus antojos, y aunque era normal, sentía que era demasiado.

—¿Te gustaría ir a un restaurante conmigo?

Un restaurante, sonaba bien, nunca habían salido más que a las citas prenatales mensuales y a comprar ropa.

—Me encantaría.

✧✦✧

Habían llegado a un restaurante que era familiar, algo que hizo sentir tranquilo y cómodo al doncel, pues se imaginaba algo costoso como cuando fueron a comer en el Jin y el Nie después de que Jungkook y ellos cerraran un trato de territorios, lo cual fue demasiado lujoso.

Después de estar comiendo tranquilamente mientras hablaban con un poco más de detalle sobre lo que hicieron en el día, se dieron cuenta de algo.

Parecían una salida de pareja, sobre todo por el doncel embarazado y Jungkook que era tan atento.

¡Todo el restaurante les veía con ternura!

—¿Qué te gustaría de postre? —preguntó Jeon dedicándole una mirada dulce a la vez que avergonzada.

Jimin se sonrojó ligeramente, para ocultar un poco su rostro en la carta de los postres.

—Um, bueno... —pasó su mirada detalladamente por todos los postres.

No estaban los pastelillos rellenos de crema por los cuales babeaba.

Un poco triste por ello, decidió elegir otro postre.

—Una rebanada de pastel de limón está bien.

Jungkook asintió, llamando a la encargada de atenderlos de nuevo.

Y nuevamente, entre una conversación donde decían cualquier cosa y aún así se sentían tan cómodos en su pequeña burbuja, terminaron finalmente con el postre.

Y retirándose del restaurante comenzaron a ir en dirección diferente a la mansión.

—¿Una panadería? —Jimin miraba por la ventana del auto la vitrina llena de panes dulces.

—Aquí hacen los mejores panecillos rellenos de crema del mundo.

Jimin sintió su corazón vibrar.

Le estaba comenzando a conocer tan bien.

✧✦✧

Finalmente llegaron a la mansión Jeon.

Al entrar, fueron rápidamente recibidos por los dos hombres que siempre custodiaban la puerta.

—Jefe, ha llegado una invitación de bodas —dijo entregándola a Jungkook, quien la tomó.

—Mm, bien.

Y así, ambos entraron, dándose cuenta Jungkook que era dirigida a Jimin.

—Es para ti.

Jimin la tomó y la miró por unos segundos, para luego sonreír.

—Es la invitación de bodas de mi hermano Seokjin —dijo con el bello sobre en mano.

—Oh, ¿con quién se casa? —preguntó curioso el mafioso mientras se quitaba su saco.

—Con Namjoon, es su novio de años, y se comprometieron desde hace dos años —explicó mirando los detalles en la invitación, sin duda que Jinnie se lucía con sus decoraciones.

—¿Min Namjoon? —preguntó sorprendido.

—Si, Min Nam-

Entonces recordó.

Min Yoongi.

Min Namjoon.

...

¿¡Qué!?

¿¡Todo este tiempo su hermano había estado con un mafioso al igual que su hermano!?

—Cada vez entiendo menos, ninguno me dijo nada —murmuró para hacerse bolita en el sofá. Rápidamente sus ojos comenzaron a lagrimear. Culpa de las hormonas.

¿En qué momento terminaron los tres siendo parejas de mafiosos?

Bueno, sus hermanos siendo parejas de mafiosos, él solo llevaba el hijo de uno en su vientre y vivía con él.

Si, solo eso.

Si sus padres estuvieran aún, se llevarían unos buenos golpes los tres.

Mientras tanto, los fuertes brazos de Jungkook pasaron con cuidado por su cintura, tratando de calmar las emociones del chico.

Y gracias a eso, Jimin se distrajo al sentir su cintura ser envuelta.

—No llores —susurró a su oído, comenzando a acariciar su vientre y darle besitos en las mejillas.

—Son las hormonas —murmuró acomodándose en el abrazo mientras secaba sus lágrimas.

Diría que quería alejarse pero sería una gran mentira.

Sentía mariposas en su estómago al ser tratado tan cariñosamente, y le gustaba sentirse así.

embarazado del jefe de la mafia  ᡴꪫ  kookminDonde viven las historias. Descúbrelo ahora