[Capítulo 1]

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Esta madrugada se le fue imposible conciliar el sueño. Después de todo, pensar que su prometido estaba en constante peligro no la dejaba dormir plácidamente. Sin embargo, esta vez, el presentimiento de que algo malo iba a pasar le causaba reacciones en la piel.

Solo tuvo estos brotes dos veces en su vida; Cuando su madre falleció y el día que Kyojuro le pidió su mano.

Se puso de pie, con ardor en cada esquina de su cuerpo y caminó con cuidado hasta la mesita donde tenía hojas de papel y tinta. Tal vez expresar su sentir entre trazos y colores la lograría calmar eventualmente.

Detestaba tener una piel tan frágil y que, por mínima emoción se pusiera roja por completo. El sol era su peor enemigo y podría considerarse una fiera de la noche, solo le faltaba comer humanos.

Tener albinismo era una maldición, estaba segura de ello. No sólo sus ojos tintineantes, también su piel de porcelana.

Muchos halagaban su apariencia, como si fuera una muñeca, no obstante, era todo lo contrario.

El chillar de un cuervo la sacó de sus pensamientos abruptamente.

-¡KAWK! ¡KAWK! ¡KYOJURO RENGOKU HA MUERTO EN BATALLA! ¡KAWK!

El pincel con tinta negra explotó contra el papel, dejando una mancha que se esparció hacia fuera de los límites. Su yukata también fue agredida, dejando que una gran mancha sobre su regazo se estirara a lo largo de la tela blanca.

El sol se asomaba apenas por la ventana, pero para ella se había apagado completamente. Había desaparecido, la luz que la acompañaba sin lastimarle se había esfumado.

No tardó en sentir un ardor intenso en su rostro y pronto, expandirse en todo su cuerpo como agujas. Sus ojos húmedos, crisados y temblorosos se perdían entre la agonía.

No podía ser cierto, Kyojuro le prometió regresar, le juró que luego de esa misión vivirían juntos y se cuidarían mutuamente para la eternidad. Que él la abrazaría con su calor y acompañaría, que sería el sol que la iluminaría sin lastimarla.

La noticia fue llegada a todos. Kyojuro había muerto.

No obstante, eso fue la mentira hacia los cazadores y familia, porque la familia Ubuyashiki y los tres acompañantes de Rengoku en dicha misión, sabían que él había desaparecido en plena lucha.

La Luna Superior Tres se lo había llevado.

Las condolencias por parte del pueblo fueron llegando una por una hacia la residencia de la Hanabira, recibiendo comida, compañía y consuelo por parte de las mujeres ancianas y jóvenes de allí

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Las condolencias por parte del pueblo fueron llegando una por una hacia la residencia de la Hanabira, recibiendo comida, compañía y consuelo por parte de las mujeres ancianas y jóvenes de allí. A pesar de esto, el hogar que solía ser acogedor y agradable, se había convertido en un sitio melancólico y descuidado.

Las dos sirvientas que cuidaban de ____ se preocupaban por su señora, tratando de mantener el hogar con la misma calidez de antes, pero aun así, los sollozos de la mujer durante las noches les partía el corazón. Por más que tratarán, ____ no salía de su cuarto, no quería ir a ver su jardín de flores ni tampoco admirar su árbol de glicinas. Había dejado sus estudios medicinales de lado, sus cuadros a medio hacer abandonados y ni siquiera emitía palabra alguna.

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