☔1:La chica que viajó en el tiempo🌧️

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En la aldea de Loto nunca sucedía nada interesante, la sacerdotisa Saki y el monje Buro, eran felices con eso. Desde que se les fue encomendada la misión de aguardar la llegada de la última deidad de la tierra tuvieron que enfrentarse a innumerables peligros.

Pero al nunca aparecer la susodicha no solo ellos dejaron de esperarla, los yoūkai también perdieron el interés. Desde entonces les fue imposible volver a comunicarse con los dioses. Guardando la fé en sus corazones, continuaron protegiendo la aldea con sus vidas, pero transcurrieron los años en paz… sin muertes ni más guerras.

Todo indicaba que seguiría siendo así hasta que cierta noche, una luz inundó el árbol sagrado, un enorme roble que tenía más de dos mil años.

— ¡Gran Sacerdotisa! Tenemos problemas. —uno de los guardias entró presuroso por la puerta con los nervios a flor de piel.

— Es tu turno. —carcajeó Buro haciendo su próxima jugada en el tablero—. Esas no son maneras de entrar, muchacho.

— Disculpe señor. No sabía que se encontraba aquí.

— ¿Qué sucede? —preguntó Saki al notar el temor en su mirada.

— Es el árbol sagrado… está brillando y dicen que vieron a alguien inconsciente cerca de él.

— Es una lástima que esta maravillosa noche se culmine con tu victoria. —Buro dejó caer la última ficha y se puso de pie mirando la luna que se reflejaba en el agua de la fuente—. Pongámonos en marcha.

Los hombres más fuertes de la aldea decidieron acompañarlos por si se trataba de un espíritu maligno que intentaba engañarlos.

Tras innumerables experiencias aprendieron a desconfiar de todo.
Pero en esta ocasión no tuvieron que dudarlo demasiado. Los Kodama danzaban alrededor de una joven cubierta de sangre que yacía inconsciente en el suelo.

— Sacerdotisa Saki ¿Qué son esas criaturas? —preguntó el hombre que lideraba al grupo. Alzando una mano le indicó a los demás que prepararan las armas.

— Oh. Pueden verlos. Que interesante. —comentó el monje acariciando su barba con aire pensativo—. Debe de ser por la muchacha.

— ¡Bajen las armas! Esos son Kodama, espíritus del bosque.

Toshiba obedeció las órdenes y junto a sus compañeros se quedó observando a las pequeñas criaturas semitransparentes que parecían flotar en el aire.

— Hay una razón por la cual nadie puede acercarse al roble. Los Kodama que viven en él lo protegen. Gracias a eso los humanos no han podido echarle mano para sus banalidades.

— Monje Buro, un lugar donde vivir no puede ser una banalidad.

— Bah. —bufó el anciano—. Los jóvenes de hoy en día no respetan la sabiduría de sus mayores.

— ¡Por todo lo sagrado! No es el momento para hablar de cosas sin sentido. —por inercia todos retrocedieron—. Los Kodama son espíritus extremadamente fuertes y poderosos, dada su larga vida, y comunicación con el mundo y fuerzas más allá del entendimiento. Estos Kodama tienen más de dos mil años. No podemos vencerlos. Un paso en falso y nos volveremos parte de su jardín. —advirtió señalando las flores que crecían a los alrededores del roble.

— Cuando Saki muestre sus respetos hagan una reverencia. Tenemos que salvar a esa niña. —ordenó Buro con prontitud.

— Aquello que ilumina. —murmuró Saki—. Es aquello que proteje. Haz el bien y cuida el mañana. Entonces tendrás honor.

Cuando todos levantaron la mirada los Kodama ya no estaban y la joven soltó un profundo suspiro. Cómo si acabara de recuperar el aliento.

— Toshiba, sostenga a la chica con cuidado. Puede que sea la persona que hemos estado esperando.

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⏰ Última actualización: Aug 05 ⏰

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