☔⁴: Del otro lado🌧️

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Selene

Desde pequeña he podido ver el alma de las personas fallecidas que no han encontrado el descanso eterno. Para poder superar mis miedos, me concentré en buscar una manera de ayudarles a cruzar el puente y reencarnar nuevamente en el mundo humano. Empecé por interactuar con ellos. Podía hablarles, por supuesto, pero el contacto físico era imposible. Después descubrí que conversar con ellos les facilitaba el trascender, siempre y cuando lograra aliviar sus penas. Tuve casos que fueron mucho más complejos pero ninguno que me pusiera en riesgo. Pero ese no es el punto. El verdadero dilema es el señor Max.

¿Si es un fantasma como pudo tocarme?

— No lo sé. —fue lo que él me dijo.

— Es raro, usualmente los fantasmas no pueden entrar en contacto con los seres vivos.

— Cuando desperté estaba al lado de mi cadáver. Me invadió la más profunda de las penas, pero a la vez, mi alma se llenó de una furia que clamaba por venganza. Solo deseo que se haga justicia.

— Por eso estás aquí.

Es lo mismo que sentía yo al principio. Quería destruir a todos los militares y al gobierno por lo que le hicieron a mi familia. Pero después descubrí que todo fue una artimaña de un ente desconocido que busca mi destrucción. Vengué a mi familia eliminando al yoūkai que los atacó y después, solo quedó el vacío. Nada más que eso. Para Max es diferente. Él presenció la muerte de su hijo, de aquellas mujeres y sus hijos, y también murió. Si todo lo que me ha dicho es cierto, cuando yo distraiga a los monstruos ellos aprovecharán la oportunidad para hacerse de todo lo posible y me dejarán morir. Así es como han sobrevivido todo este tiempo. A costa de la vida de cientos de personas que fueron abandonadas en esta cúpula infernal.

Es imperdonable.

— Déjamelo a mí. Ya sé que es lo que debo hacer. Pero antes necesito un favor.

Max sonrió agradecido antes de desaparecer. Hasta ahora solo había interactuado con almas en pena, supongo que lo que hace a Max diferente del resto, son sus sentimientos.

Tengo muchas ganas de ducharme pero aquí no hay agua. Soltando un suspiro lleno de frustración me pasé unas toallitas húmedas por el cuerpo. Fue buena idea incluirlas en el equipaje. Después me cambié de ropa, estaba hecha un desastre. Lo que estoy a punto de hacer puede que me convierta en una persona despreciable, pero no peor que ellos.

— Buenas. —saludé a uno de los guardias que recién aparecía para custodiar mi habitación. Seguro que lo hacen con todos los nuevos—. ¿Tienes alguna radio?

— ¿Para qué? —me preguntó cortante.

— Mi padre me enseñó que la comunicación es importante. —respira. Vamos. Tu puedes—. Mira idiota. ¿Tengo que preguntarle a tu jefe si todos sus subordinados tienden a ignorar las órdenes? Necesito dos radios para ajustarlos a una frecuencia especial que va a confundir a los monstruos. ¡Ahora mueve ese culo y trae lo que te acabo de pedir!

El guardia me miró con mala cara pero enseguida desapareció por el pasillo y después de unos minutos regresó.

— Aquí tiene.

— Bien. —cerré la puerta sin miramientos y puse en marcha mi verdadero plan.

La comunicación es importante ¿verdad?

Por ahora ignoraré voluntariamente la nueva personalidad que adopté para poder sobrevivir.

Un conducto de ventilación. Justo lo que necesitaba.

— Es la hora de comer. —anunció el guardia.

Ajusté la frecuencia de las radios. Una la dejé en mi habitación y la otra la traje conmigo al comedor. Todos se reúnen aquí, así que es el lugar perfecto para dejarla.

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