Dahlia Sallow era probablemente la chica más seria de todo Hogwarts,
y eso que estaba Regulus Black, que por cierto, era su mejor amigo. Estos
dos Slyherin junto a sus amigos, creían ciegamente las creencias de la
sangre y todo lo que conllevaba. Do...
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"So many swear words... it's cool"
Al día siguiente, Dahlia tenía la cabeza hecha un lío por lo de anoche, más la resaca. Todo era una tortura.
Se aguantaba la cabeza con los ojos cerrados, sin ser capaz de desayunar nada. Regulus y Dorothea se miraron, ya que ella no les contó nada, pero sabían que algo pasaba.
—Habla. —ordenó el pelinegro mientras comía de sus cereales—
—Sí, te vimos hablar con James, no parecía que lo ibas a matar, y no os hacéis bromas desde hace días. —siguió la otra rubia, pero esta con el pelo corto mientras comía sus tostadas—
—Cuando hablamos, estaba todo bien, hasta que vi a Lily hablar con otro chico y empecé a taparlo para que James no lo viera.
Ambos pararon de comer.
—Perdón, he entendido que tu, la persona que más odia a James Potter, lo tapó para que no viera como Lily coqueteaba con otro.
—Fue exactamente lo que hice... —dijo y luego soltó un quejido de molestia mientras se tapaba la cara— No sé porqué lo hice.
—Estabas borracha...
—No, aún no lo estaba. Por Salazar, odio mi vida.
—Tampoco se va a acabar el mundo por esto, Dahl. —la chica la intentó animar—
Ella se destapó la cara de golpe recordando aquel apodo.
—Lia.
—Vale, ahora me he perdido completamente. —dijo el pelinegro prestándole toda la atención del mundo para conseguir entender a su mejor amiga—
—Lia. Me llamó Lia. Usó un apodo que nadie ha usado conmigo. Lia.
—Es bonito. —la Hufflepuff se encogió de hombros—
—¡No lo es! ¡No tiene permitido usar ningún apodo conmigo y mucho menos inventarse uno!
—¿Porque no se lo dijiste?
—Estaba en shock. No sabía qué decir.
—¿Tu? —el pequeño de los Black frunció el ceño— ¿Quién eres y que has hecho con Dahl?
—Muy gracioso. —contestó irritada— Mejor dejemos el tema. —suspiró y finalmente empezó a desayunar—
Ese día a pesar de todos, tenían clase. La mayoría de alumnos a partir de quinto año —y algunos de cuarto— tenían resaca. Hacían lo posible para que no se notara, pero no lo conseguían.
Dahlia fue hacia su penúltima clase, que por su desgracia le tocaba con los de Gryffindor. Al entrar, vió a los merodeadores hablar y ya se quería ir corriendo.
—¡Dahlia! —cuando escuchó su nombre, buscó al responsable, y frunció el ceño al ver a Lily, pero aun así fue hacia ella—
Estaba con Marlene, Mary y Dorcas. No era amiga de Lily, pero sí que se saludaban, lo raro era que nunca la llamó para que fuera hacia ellas.
