𝘌𝘭 𝘳𝘦𝘱𝘢𝘳𝘵𝘪𝘥𝘰𝘳 [𝘠𝘦𝘰𝘯𝘨𝘺𝘶] OS

3. *⋰

Era su tercer día consecutivo de su celo y como pasaba el tiempo, eran peores las oleadas de calor que pasaba Beomgyu.
— ¡Oh joder! — exclamó el castaño cuando explotó contra las colchas limpias de su cama. Su frente estaba empapada de sudor y sus labios rojos por tanto morderlos —.

Contando con este orgasmo, era el quinto del tercer día, había descubierto nuevas posiciones en las que podía sentir mucho placer con solo tocarse con sus dedos, pero no era suficiente, no, su lobo y él deseaban demasiado que lo empotraran contra la cama y lo follaran sin compasión.

Pero no podía, su madre lo mantenía encerrado, solo lo lo dejaba salir para que tomara sus supresores y poderlo bañar, al igual para comer.

De hecho ahora mismo su madre Seungmin no estaba en casa, había salido a comprar provisiones para los últimos días de celo de su hijo, dejándolo solo sin supervisión de algún omega.

Tras reponerse de su orgasmo, el omega se puso de pie como pudo, sus piernas estaban como gelatina, pero tenía hambre, llevaba unas horas sin comer bien, aparte que necesitaba energía, con cuidado se puso de pie y se colocó sus pantis, dejando su torso blanquecino expuesto y su zona íntima cubierta por esa tela amarillosa.
Bajo con cuidado las escaleras y fue hacia la cocina, agradecía que ahora mismo tuviera un poco de conciencia y que su lobo estuviera dormido reponiendo energía, o si no ahora mismo sería una locura haber salido de la habitación.

Preparó con dedicación un sándwich, con un poco de carne y en un vaso de pochacco sirvió un poco de jugo de fresas.
Después de comer aquel sandwich, Beomgyu le mandó unos cuantos mensajes a su amigo y chatearon un poco antes de que otra oleada de calor lo hiciera doblarse por la excitación y el dolor.

Había platicado con Taehyun que el día de hoy, por ahí de media hora le llegaría a su casa los paquetes que le había ordenado, así que le pidió que con cuidado los recibiera.
Pero no pensó que llegarían tan pronto y mucho menos en el preciso momento en que le llegará una intensa oleada de calor.

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— Ya llegué a el barrio de los adinerados — informó Yeonjun atraves de un audio hacia su jefe, Jungwon —.
El lugar era grande, era como si fuera una mini ciudad dentro de una ciudad, las casas eran elegantes y costosas.

Por un momento Yeonjun se sintió inferior y su lobito bajó sus orejas, este no era lugar para alguien como él, ni trabajando cincuenta años conseguiría tener una casa así de grandes como la de este barrio.

Era humillante....

Soltando un suspiro, apagó el motor del coche de la empresa y se bajó de este para comenzar a buscar el mentado lugar.

Caminó casi toda la cuadra principal cuando llegó a la casa, era grande, de dos pisos, minimalista y elegante, tomando fuerzas de voluntad, tocó el timbre del portón y este se abrió.

— Vaya, hasta aquí hay más tecnología que en mi colonia — murmuró Yeonjun adentrándose en la casa, tenía un lindo patio, en el centro de este había una fuente en forma de lobo y a los alrededores unas plantas que desconocía sus nombres —.

Todo lo miraba con asombro hasta que por fin llegó a la puerta del lugar, por alguna extraña razón, su lobo alfa comenzó a rasgar su interior con desesperación y movía su colita de un lado a otro emocionado.
Frunció su ceño y decidió ignorar a su animal y tocó el timbre de la mansión. Pasaron alrededor de unos cinco minutos en dónde insistió tocando la puerta, ya estaba apunto de retirarse cuando la puerta fue abierta.