CAPÍTULO DOCE

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El trayecto hasta la escuela fue bastante tenso y yo me sentía bastante incómoda en mi lugar, estaba pegada a la puerta tratando de mantener la mayor distancia posible de padre.

Me relajé un poco al ver que estábamos casi en la entrada de la escuela y mis pulmones soltaron todo el aire que tenían, al fin sentía que podía respirar bien.

El auto se detiene, como normalmente, frente a la entrada principal y yo me apresuro en salir, casi huyendo de la tensa situación. Agarro fuertemente mi bolso abrazándolo a mi pecho y abro la puerta pero la voz suave y ronca de mi padre me detiene en mi lugar.

–Astra –me llama, siento como mi respiración vuelve a ser irregular y empiezo a inquietarme–. Feliz cumpleaños.

–Gracias– respondo rápidamente saliendo del coche y cerrando la puerta evitando alargar la conversación.

Camino, casi trotando, acelerando mis pasos para entrar al edificio.

A mitad de mi camino hacia el patio me encuentro con Kim, ella parece no notar mi expresión de miedo que se borra en cuanto siento como sus brazos me rodean en un fuerte abrazo.

–Feliz cumpleaños Titi.

Tardo un poco en corresponder a su abrazo y siento como mis ojos empiezan a arder, me siento aliviada y no puedo evitar que las lágrimas empiecen a salir, respondo al gesto con más fuerza mientras mi cuerpo se empieza a sacudir y mi rostro queda empapado en lágrimas. Me niego a soltarla y ella no hace intento de alejarse.

Cuando logro calmarme un poco me separo de ella y noto la mirada de Kim en mi hombro que al parecer, por el fuerte abrazo, empezó a sangrar otra vez. Kim no es tonta y entiende cómo me hice estas heridas y ahora es ella la empieza a llorar. y como ella está llorando yo vuelvo a llorar.

–Lo siento tanto Titi.

–No lo hagas, no es tu culpa.

–Tampoco tuya, deja de llorar.

–No estoy llorando, tú estás llorando.

–Ambas son unas lloronas– aparece Ethan, que también parecía que iba a llorar.

Y nos envuelve a ambas en un fuerte abrazo. Abrazo que deshago al instante porque mi hombro sangraba y empezaba a arder.

–¡Perdón! pero ¿Por qué lloran?-- se apresura a decir Ethan.

–No pasa nada. –Contesté yo.

–¡Sí qué pasa! Titi no puedes ir por ahí en ese estado.

–Astra, estás pálida ¿Cómo te hiciste todas estas heridas? ¿quieres que nos vayamos? –. Me ofrece Ethan. Kim es la única que sabe lo que pasa en mi familia.

–No, no me puedo ir. Tenemos clases – le dije mientras me alejaba un poco de ellos, estaba empezando a marearme. Quizás se deba a que no comí nada desde ayer.

Miré a Kim para pedirle un poco de ayuda.

–Ethan ¿Puedes ir a comprar algo para que pueda comer? Ayer solo comí el desayuno. –Kim me mira aún más preocupada.

–Si, por supuesto. volveré enseguida. –Trate darle el dinero que me dio mamá esta mañana pero Ethan se negaba a recibirlo. –Es tu cumpleaños. Deja que lo pague. – Le agradecí y dejé que se vaya.

–Ven Titi, hay que arreglar eso. –Kim me tomó de la mano y empezó a guiarme hasta el baño para ayudarme a limpiar mi hombro.

Me senté en un cubículo. Kim me dijo que me quitara la ropa, cerró la puerta y se fue a buscar una sudadera que pudiera usar. Intenté desvestirme pero cada vez que movía mi cuerpo sentía que el hombro me quemaba así que decido esperar a Kim para que me ayude.

POR MI Y PARA TÍDonde viven las historias. Descúbrelo ahora