Mi Cielo se Derrumba (Jungkook & Tú)

Capítulo 5

Te despertaste con el subir y bajar de su pecho y notaste que habías colocado una pierna sobre la suya en algún momento de la noche. Ladeando la cabeza para mirarle, no pudiste evitar sonreír ante la paz que reflejaban sus facciones. No había dolor, ni insolencia, ni sonrisillas; solo había una calma que no conseguías ver a menudo en él. Dejaste que tu mirada se detuviera en su boca, en el lunar que tenía justo debajo, y te viste superada por las ganas de darle un beso justo ahí. Capturaste su labio inferior entre los tuyos, moviéndolos contra él con suavidad hasta que empezó a despertarse y te devolvió el beso.

Jungkook te envolvió entre sus brazos lentamente y te colocó sobre él por completo, soltando gemidos suaves entre beso y beso. Sentiste su polla palpitar contra tus muslos, ya dura como una piedra, y jadeaste cuando subió una mano para pasar los dedos entre tu cabello. Le oíste susurrar tu nombre y sentiste cómo sonreías contra su boca, necesitando echarte para atrás un momento para evitar que vuestros dientes chocaran.

Abrió los ojos ante la pérdida de contacto de tus labios y examinó tu cara, buscando respuestas. No sabrías decir si encontró lo que buscaba y tampoco tuviste tiempo para preguntar; ya te había vuelto a pegar a él para profundizar el beso, apretando su agarre en tu culo y en tu pelo para esconder la forma en la que sus manos temblaban.

Te cambiaste de postura sobre él para poder deslizar la mano por su pecho y su estómago hasta llegar a su polla, agarrándola con firmeza. Moviste la mano arriba y abajo unas cuantas veces con lentitud. Finalmente, rompiste el beso para observar la forma en la que echaba la cabeza para atrás, los ojos cerrados con fuerza por el placer, y te recorrió un escalofrío cuando oíste el gemido grave que le salió y vibró en su pecho. Posaste los labios sobre la comisura de los suyos y bajaste en un camino de besos hacia su mandíbula, pasando a su cuello y subiendo la lengua hasta su oreja antes de sentarte sobre él y echarte hacia atrás. Paseaste la punta de su polla contra tu culo y moviste las caderas contra él, pero en el momento en el que te levantaste un poco para posicionarte sobre su miembro, sus manos volaros hasta tu cintura y te sujetó.

Jungkook os dio la vuelta hasta que quedaste tumbada boca arriba, lo que provocó que soltaras un grito de sorpresa y pusieras cara de confusión. Lo sentiste suspirar contra tu cuello, aunque fue casi un gruñido, mientras sus dedos te apretaban los costados.

—Lo siento —dijiste, incapaz de esconder la punzada de rechazo que denotaba tu voz—. Solo quería hacerte sentir bien.

A Jungkook le dio un vuelco al corazón por la expresión de decepción de tu cara, sabiendo que no podía decirte por qué había parado de verdad. Te mordió la oreja, lo suficientemente fuerte para hacerte soltar un chillido y hacer que sonriera, manteniendo el tono suave y provocador.

—Oh, ¿creías que había terminado? Tranquila, dejaré que seas mi chica buena otra vez. —Se rió cuando pusiste los ojos en blanco y sostuvo la mano contra una de tus mejillas antes de continuar—: Hicimos muchas guarradas ayer. Vamos a ducharnos primero. —Apretó la lengua contra la mejilla e inclinó la cabeza hacia un lado—. Además, no creo que se me mantenga dura mucho tiempo con ese aliento mañanero que tienes.

Jungkook se levantó de la cama y salió corriendo de la habitación antes de que pudieras quitártelo de encima tú misma, dejándote soltando maldiciones e insultos tras él.

Le podías oír riéndose desde el otro lado del pasillo mientras como una exhalación ibas hasta donde estaba. La forma en la que le empujaste hacia un lado y echaste pasta de forma agresiva en el cepillo de dientes solo hizo que se riera más. Te observó mientras te lavabas los dientes con energía, mientras le mirabas fijamente todo el rato, y puso una amplia sonrisa.

—Vas a desgastarte el esmalte si sigues cepillándotelos así, Sunshine. O te vas a atragantar con la saliva —comentó, enarcando una ceja. Después, inclinó la cabeza hacia un lado—. Huh —dejó escapar suavemente, haciéndote que entrecerraras los ojos con sospecha.