c a p í t u l o 4

251 23 1
                                    

Observé como leía y tecleaba con emoción.

No le di importancia, seguro era una de sus put.. Lindas amigas que lo quieren demasiado. *sarcasmo*

Seguí jugando, no podía abandonar a mi pou, debía cuidarlo y alimentarlo.

-Ya sé qué haremos.

-¿Qué? -pregunté, sin voltearle a ver.

-¡Iremos a una fiesta!.

-¿Qué? ¡No!.

Ir de fiesta con este chico implicaba soportar sus idioteces al embriagarse. Además, estaría sola, él siempre se consigue a un chica y después de eso no sé nada de su existencia.

-¿Por qué no?.

-¿Tienes el descaro de preguntar eso?.

-No sé de qué hablas. -Nash fingió demencia, cruzándose de brazos y negando.

-¿Quieres que te cuente tooooodo?.

-¡Ya! Prometo que esta vez no te abandonaré.

-Eso dijiste la última vez, ¿y recuerdas con quién volví a casa? Si, con mamá, a la cual no había pedido permiso para ir porque cierta persona me dijo que no era necesario y que estaríamos de vuelta antes que ella. -dije, acusadoramente.

-Oh, vamos, ¿cuándo olvidarás eso?.

Nash blanqueó los ojos.

-¡Jamás! Estuve castigada por un mes entero. -me quejé.

El de ojos azules suspiró pesado, para después mirarme haciendo esa típica cara de cachorro, con la que conseguía todo de mi.

¡Era imposible negarse a esos lindos ojos azules observándote y a ese par de labios curveados en un puchero! ¡IMPOSIBLE!
{...}

Y como dije, fue imposible negarme a ese tonto inmaduro. Debo dejar de caer en sus trucos.

Había conseguido el permiso de mamá para ir, ahora me estaba arreglando.

Nash dijo que pasaría por mi a las 9:00 pm, y eran las 8:25.

Recién salí de la ducha, y comencé a vestirme.

No quería ir producida, tenía demasiada pereza para ello, así que tomé unos jeans de pretina alta, un crop top color blanco y unos tacones del mismo color.

Viéndome bien, creo que si estaba algo arreglada, aunque no como seguro las chicas irían.

Cepillé mi cabello, dejándolo suelto. Me "maquillé", pues sólo uso mascara de pestañas y algo de labial.

Ya eran las 8:50 pm, Nash no debía tardar.

Tomé mi móvil y bajé.

-¿A dónde vas tan horrible?.

Rodé los ojos.

-A no te importa.

Sonreí falsamente, tomé un cojín del sofá y se lo tiré a Crawf.

-¡Ayy! ¿Pero por qué la violencia?.

-Calla, nenita.

Justo cuando mi trasero tocó el sofá, el timbre sonó.

Me puse de pie.

-¡Tú abres! -dijo Crawford.

-¿Qué crees que haré, bobo? -dije en tono obvio.

Abrí la puerta y pude sentir como escurría la baba de mi boca.

¡Miento! Es broma.

Pero Nash se veía jodidamente bien.

¿por qué intentarlo? » Nash Grier (suspendida)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora